Leonardo Padura: ‘Escribir se ha convertido en mi forma de vivir’

Actualizado
  • 23/05/2024 00:00
Creado
  • 22/05/2024 19:09
El escritor cubano conversó junto con Jorge Eduardo Ritter y Juan David Morgan sobre sus obras y sus vivencias, así como lo que significa la literatura para él

El salón de la Academia Panameña de la Lengua (APL) se quedó pequeño ante la cantidad de público que asistió a la tertulia del evento literario Centroamérica Cuenta, que tuvo como principal protagonista al escritor cubano Leonardo Padura en una conversación moderada por el académico Jorge Eduardo Ritter y el escritor Juan David Morgan. El público –con la mirada atenta y que se manifestó enérgico con sus ovaciones al invitado– fue testigo de una charla en la que el autor de historias como La transparencia del tiempo, Máscaras, y Como polvo en el viento, entre otras, disertó sobre su proceso creativo y las vivencias que acumuló a lo largo de los años de su carrera literaria.

Padura no se sentía extraño cuando pisó las instalaciones de la APL ya que recordó cuando fue nombrado académico de la institución en agosto de 2016, lo que consideró un gran honor.

La charla versó mayoritariamente sobre su proceso creativo y sus obras destacadas como El hombre que amaba a los perros (2009), en la que cuenta la confluencia entre dos historias: la de un aspirante a escritor llamado Iván, quien rememora a un hombre que en 1977 paseaba con dos galgos rusos en una de las playas de La Habana y la del asesinato del líder soviético León Trotsky en México cometido a manos del espía soviético de origen español Ramón Mercader. Ese misterioso hombre que conoce Iván en la playa habanera cuenta las confidencias necesarias para entender las vidas de Trotsky y Mercader y, sobre todo, cómo estas personas cruzaron sus vidas en un suceso que los marcó de forma trágica.

Tras 15 años de haber publicado el texto, Padura recordó que el proceso de escritura fue difícil y cuestionó por qué su obra no se tradujo al ruso si bien pudo ser traducida a otros 20 idiomas. “Tan solo eso dice algo de lo que pasa por allá y por lo que dice la novela”, manifestó.

Asimismo, expuso que cuando se hace una novela el autor eventualmente descubre que suceden cosas que ni él mismo se hubiese imaginado que sucederían a medida que se va hilando la historia. La historia, según Padura, surge de lo que consideró como la perversión de la gran utopía igualitaria, una utopía que acompaña a la sociedad desde los inicios de la civilización occidental y que se trata de poner en práctica con la Revolución de octubre de 1917, que marca el nacimiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

“Muy pronto ese proceso se fue convirtiendo en una perversión con un personaje como Iósif Stalin, quien es absolutamente nefasto. Esto ocurrió mientras se trataba de materializar la posibilidad de una sociedad de los iguales, donde la gente vivía con un máximo de libertad, de democracia y de equidad, en un proyecto que todos nosotros aprobaríamos”, dijo.

Para buscar información, se fue a la Biblioteca Central de la Universidad de La Habana y encontró dos libros sobre Trotsky. Uno de ellos se denominaba Trotsky, el traidor y otro Trotsky, el falso profeta. Ambos publicados por la Academia de las Ciencias de la URSS. “Imagínense, la visión de Trotsky que podría haber allí, pero yo sabía que había muchas cosas alrededor de la figura de Trotsky a pesar de que no se sabía mucho en Cuba, donde había una ‘ignorancia programada’ respecto a él. Yo fui una vez, el 20 de octubre de 1989, a la casa de Trotsky en México, y cuando entré, sentí que ahí me pasaba algo. ¿Quién sabría decir que 15 días después se caería el muro de Berlín y el bloque socialista? Eso es lo curioso de todo esto”, agregó.

Mientras se encontraba en Estambul con motivo del I Encuentro de Literatura Iberoamericana, Padura también visitó la localidad turca de Büyükada, en la que Trotsky pasó el exilio en la antigua Constantinopla entre los años 1929 y 1933. Cuando vio la casa en la que habitó, se sintió decepcionado ya que en nada se asemejaba a la vivienda en la que el revolucionario se refugió durante algún tiempo.

El proceso creativo

En relación a su proceso creativo, Padura –quien vive en La Habana– dijo que si bien puede tolerar el bullicio desorganizado de la calle para poder sentarse a escribir, no tolera cuando sus vecinos ponen la música del dúo argentino Pimpinela los domingos por la mañana, porque siente que eso le desconcentra bastante. “¡Me joden la mañana porque me cuesta trabajo escribir escuchando música!”, manifestó entre carcajadas de los presentes.

En tanto, Padura explicó la importancia de la música en la formación de la identidad latinoamericana y caribeña.

“La música tiene un espacio cultural muy importante, y siempre digo que uno incluso puede escribir la historia de la cultura cubana sin otros artistas como los pintores y los escultores, pero no se puede escribir sin los músicos. La música es la columna vertebral de la cultura cubana así como de la panameña y si uno explora la historia de la música cubana, uno va a encontrar la historia de las demás manifestaciones artísticas y el mestizaje cultural. El negro africano que venía en esos barcos de la trata de esclavos llegaba desnudo y solo traía dos cosas que tenía en su cabeza: el sentido de la música y la cosmovisión, que se manifiesta en la religión. Estos dos elementos han sido un aporte fundamental a la cultura caribeña. Nosotros somos parte de ese universo mágico del que escribió Gabo y que todos nosotros, de alguna manera, sin ser testigos del realismo mágico, hemos utilizado en algún momento porque es parte de nuestra realidad. Las maneras de ver el universo están relacionadas con la música”, expresó.

Por otro lado, Padura mencionó que sus novelas policiacas son ‘falsas novelas policiacas’ y sus novelas históricas son ‘falsas novelas históricas’. “Con toda intención, me he propuesto no respetar una determinada manera de elaborar las situaciones clásicas que se dan en la construcción de este tipo de literatura. Uno tiene que conocer estos cánones para entonces decidir respetarlos o no. No se puede hacer desde la ignorancia, y yo utilizo recursos de la novela histórica para escribir novelas que tienen que ver con los relatos ajenos”, dijo.

La libertad individual del ser humano es otro de los tópicos sobre los que escribe Padura. Prueba de ello es la novela Herejes (2013) en la que su protagonista intenta ejercer ese ideal que es comparable, según Padura, con Rembrandt al retratar a su manera a la alta sociedad.

Su amistad con Rubén Blades

El escritor recordó cuando entrevistó por primera vez al cantautor Rubén Blades –quien es uno de los invitados a Centroamérica Cuenta– mientras el artista realizaba un concierto en la capital asturiana de Gijón, en España. Una figura que recuerda con cariño y con grandes elogios hacia su persona.

“Si no conoces a Rubén, entonces no conoces el género musical de la salsa ya que Rubén atravesó por varias etapas de oro con sus discos Siembra (1978), que lo hizo con Willie Colón, y Buscando América (1984), que cumplirá 40 años y que forman parte de los clásicos de la música latinoamericana de todos los tiempos”, expresó.

Es entonces cuando Padura recuerda esa cita periodística de 1989 en tierras ibéricas en el que, desvergonzado, le pidió una entrevista a Blades mientras comía en la mesa tras terminar un recital que realizó en conjunto con su banda Seis del Solar. El cantautor le responde que no podría atenderle en los próximos días, pero que habría un halo de oportunidad si Padura lo acompañaba después de la comida a comprarse un par de zapatos en una de las tiendas que se encontraba por el centro de la ciudad. Así, en el camino hacia la tienda, logró la entrevista ‘apresurada y esquemática’ con Blades, que acabaría siendo parte de la primera edición de un repertorio de entrevistas realizadas a músicos destacados del género de la salsa como Wilfrido Vargas y Johnny Pacheco denominado Los rostros de la salsa.

Los años pasan y Blades y Padura vuelven a reconectar. El artista quería hablar con Padura sobre un proyecto cinematográfico que tenía entre manos. Un amigo cercano a Blades le manifestó la fascinación que tenía este último por su novela El hombre que amaba a los perros (2009), y quería hablar con él.

“Ahí empieza una relación con Rubén que ha tenido dos puntos culminantes: el primero, es que me permitió que 20 años después le hiciera una segunda entrevista para la reedición de Los rostros de la salsa en la que abordamos qué había pasado con el fenómeno de la salsa y, el segundo, es que recientemente, hace como cuatro o cinco meses estuve acá en Panamá porque hay un grupo de artistas urbanos que van a realizar murales dedicados a cada uno de los temas musicales del disco Buscando América en siete ciudades latinoamericanas como ‘Decisiones’ o ‘Todos vuelven’. Ese proyecto va a ir acompañado de un material audiovisual y me pidieron que le hiciera una entrevista de diez horas a Rubén para acompañar esa parte audiovisual. Tengo que decir que ese día, Rubén estaba muy iluminado y me habló de la necesidad que hay de crear esa identidad latinoamericana que nos define”, relató.

Los accidentes de la vida

Padura antes quería ser jugador de béisbol y dijo que eso es lo que más le hubiese gustado ejercer. Después de las idas y venidas que le brindó la vida respecto a sus aspiraciones profesionales, él asegura que nadie sabe el destino que le espera hasta que se encuentra con el destino o no se encuentra con él. Su destino era encontrar su vocación en la Facultad de Letras de la Universidad de La Habana en la que encontró la vocación de escribir, y a su esposa Lucía López Coll.

A pesar de la censura impuesta por la prensa oficial cubana, Padura está consciente que ese es el precio a pagar por su pluma crítica. La mayor recompensa, dice, es el aprecio que le manifiestan los lectores cubanos y de todas partes del mundo que se le acercan para querer conversar con él sobre sus libros a donde quiera que va. “Escribir se ha convertido en mi forma de vivir”, remató.

Leonardo Padura
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Con toda intención, me he propuesto no respetar una determinada manera de elaborar las situaciones clásicas que se dan en la construcción de este tipo de literatura [la novela histórica]”
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