Pilar Quintana: 'En las librerías se exhiben más libros de hombres; el mundo sigue siendo desigual'

La escritora colombiana, ganadora del premio Alfaguara 2021, cuestiona la inequidad en el universo literario. Huye de las etiquetas y conversa además sobre su nuevo libro 'Los abismos', en el que vuelve a retratar los claroscuros de la maternidad
La escritora colombiana Pilar Quintana

A Pilar Quintana (Cali, 1971) la escritura la ha acompañado siempre. Un día se cansó del bullicio de la ciudad y se mudó a plena selva del Pacífico colombiano, donde construyó una casa rústica e hizo Una habitación propia al estilo Virginia Woolf. Allí se gestaron ideas que la hicieron parir obras que la han hecho posicionarse en el universo literario. Acaba de ganar el premio Alfaguara 2021 por Los abismos que llega después de su novela La perra (2017).

Pilar, en su reciente obra galardonada, viene a resquebrajar esa burbuja idealizada y de cuentos de hadas sobre la maternidad. Viene a retratar a una generación de mujeres asfixiadas por preguntas, por rutinas y por el machismo que en los años 80 no tenían muchas salidas. Viene a ponerle nombre a los tabúes de antes, de ahora y de siempre. Viene a inundarnos de las luces de Cali. Viene a mostrarnos sentimientos de su infancia en la voz de Claudia, su niña protagonista. Viene a invitarnos a reflexionar a través de la ficción.

En el caminar literario, Pilar aún no entiende cómo en estos tiempos la literatura firmada y protagonizada por mujeres se sigue recibiendo entre el público como novela de género. Tampoco entiende cómo todavía las autoras tienen que explicar que van a todo público. “Si hay literatura femenina, ¿cuál es la masculina?”, chasquea.

Pilar ha sido toda su vida una sobreviviente, nunca sumisa. Una creadora honesta y aguda con mirada lúcida y frontal. Ser quien es le ha representado un costo muy alto. Escribir como lo hace, también.

Con 'Los abismos' (Alfaguara) la escritora ha conquistado el premio Alfaguara de novela 2021.

Conversamos con ella vía Zoom, en la víspera de la Feria Internacional del Libro que será del 19 al 22 de agosto de 2021, en la cual participará. Conversamos sobre este año convulso para su país, acerca de la palabra escrita, de su propia maternidad, de esto y lo otro con una franqueza válida de contar.

Claudia, protagonista de 'Los abismos'. Una niña que trata de comprender la relación conflictiva entre sus padres, sin perder su infancia... ¿Cuánto de Pilar hay en ella?

Mira Ivette, yo soy una escritora de ficción, pero creo que con este libro me han preguntado muchísimas veces que si es un libro de no ficción, que si está basado en vida, porque esa Claudia parece muy cercana a mí. Es de Cali, es una niña de mi generación tiene unos papás, no sé si como los míos porque mi familia estaba configurada muy diferente, pero podrían haber sido mis papás. Pero es un libro de ficción. Y es raro porque en La perra no me preguntaban si yo era Damaris o que si yo me parecía, porque había bastante distancia entre el personaje. Pero en cierta medida, este es un libro más personal, porque hay menos distancia entre el personaje y yo. El personaje es igual de ficción a como es Damaris de La perra, pero es un personaje que tiene mis mismas circunstancias vitales, de origen, e historia. Es muy, muy cercano. Los eventos y los personajes son de ficción. Pero hay algo muy, muy importante y es que las emociones de esa niña se parecen a las mías. Y ahí están puestos mis miedos infantiles.

En tu libro, Claudia cuenta cómo su madre, mucho más joven que su padre, intenta ocultar la depresión. Toma whisky en pijama, lee revistas. Algo no tan inusual en los 80. Pero, ¿cómo es una madre como la de Claudia en estos tiempos?

Han cambiado las cosas, pero muchas cosas solo han cambiado en un grado y no completamente. En la generación de mi mamá, las mujeres –no todas– iban a la universidad, eran pocas. Y aún cuando las mujeres fueran a la universidad, y tuvieran una carrera, su deber principal era casarse y tener hijos. Las mujeres que eran muy ambiciosas en su trabajo no eran bien vistas, el deber era estar con los hijos. Era una generación de mujeres que tenía pocas salidas y estaban un poco atrapadas. Había mujeres que se sentían muy atrapadas y buscaban puntos de fuga, y algunos de esos puntos de fuga eran unas mujeres que estaban paradas en el borde y coqueteaban con la idea de su propia muerte. Había mujeres que saltaban o las tiraban o se caían, porque estaban permanente en ese borde. Y esas mujeres que estaban en ese borde, en cierto sentido, la palabra no es idealizada pero sí tenían algo de glamuroso. En las revistas, esa figura de la mujer con un whisky en la mano, esa figura de la mujer que tomaba pastillas o que fumaba desesperadamente era visto de forma sexy, pero no mirábamos que quizás estaba deprimida, que quizá se estaba automedicando con drogas y alcohol y cigarrillo. Quizás era una mujer insatisfecha en su papel. En el libro trato de desmitificar eso y mostrar la cara verdadera de ese estar en el mundo. Creo que hoy sigue siendo tabú la enfermedad mental y la depresión, pero cada vez hablamos más del tema y lo ponemos sobre la mesa.

Portada de 'Los abismos', de Pilar Quintana
'A mi abuelo se le brotaron las venas de la garganta y con su voz más gruesa le dijo que lo que hacían las señoritas decentes era casarse y que cuál universidad ni derecho ni qué ocho cuartos', relata Claudia que le dijo su abuelo a su madre. ¿Cuánto machismo cree que aún queda en la sociedad latinoamericana y de qué forma lo has vivido?

Creo que existe el mismo machismo que existía entonces, pero ahora ya hay voces de mujeres que se levantan y no se dejan. Hay sectores de la población que están cambiando, pero a mí me parece que en gran medida la sociedad sigue siendo igual de machista. Ahora se espera que las mujeres salgan a trabajar y que contribuyan en la economía de la casa. Antes su deber natural era mantener la casa y los hijos. Ahora las mujeres, encima de que siguen haciendo eso, tienen que salir a trabajar, están divididas y tienen doble obligación que les ha permitido cierta independencia y cierta libertad.

Cuando publiqué mi primera novela, en 2000, persistía la idea, que creo que ya está dejando de estar ahí, de que una mujer que quería ser escritora tenía que sacrificar la maternidad. Que no se podía ser escritora y mamá al mismo tiempo, que esos dos oficios no eran compatibles. Esto me lo decían todo el tiempo, esto es tremendamente machista. Porque a qué hombre le han dicho: 'Oye, si quieres ser escritor no podés tener hijos'. Nadie le ha dicho eso, porque se presume que si quiere tener hijos va a tener una mujer que los cuidará.

Me dijo Isabel Allende en una entrevista que “a una mujer escritora le cuesta mucho que la publiquen. Cuando un escritor vende mucho, se le atribuye calidad; cuando es una escritora la que vende mucho, seguramente es un truco publicitario'. ¿Has vivido esto?

Es así, lo es. Yo estoy trabajando ahorita en un proyecto del Ministerio de Cultura de Colombia, que se llama 'La biblioteca de escritoras colombianas', y el año pasado hicimos una investigación para llevar a cabo el proyecto y hallamos que sí hay mujeres que publican, pero la proporción en libros de literatura de ficción, cuando entrás a una librería, entre el 70% y 90% de los libros en la mesa de novedades son de hombres. Los premios literarios, en Colombia, entre el 70% y 90% son para hombres. Entre el 70% y 90% que salen publicados por las grandes editoriales y las editoriales independientes son de hombres.

Hay una sola editorial que ha publicado más a mujeres que a hombres, Laguna Libros, una editorial independiente. El mundo sigue siendo muy desigual.

Parece que una novela firmada por un hombre y protagonizada por otro tiene lectores y lectoras, pero parece que al revés no, ¿lo sientes así?

No nos ven igual porque nos ponen etiquetas. Entonces, si somos tan diferentes debería haber premio Nobel de Literatura para mujeres y Nobel para hombres. Si la literatura de los hombres es diferente... así como hay carreras de atletismo para hombres, para mujeres... Si querés poner esa etiqueta y separarla, tendrían que haber dos Nobel y además la literatura de los hombres tendría que llamarse literatura masculina, no literatura a secas.

Te cuento algo: después de publicar Los abismos he tenido unas entrevistas, cada vez menos en este tono, pero hubo una de estas donde dos entrevistadores hombres me dijeron: Evidentemente la novela Los abismos es una novela de género, es una novela femenina. Y yo: 'A ver, pare un momentico, ¿por qué es una novela femenina?' Bueno, y respondieron: 'Las protagonistas son mujeres y el tema es la maternidad. Es un tema femenino', subrayaron.

¡Listo!, dije, Los hermanos Karamázov, cuyos personajes son masculinos y tiene un tema masculino, que es la paternidad, ¿es una novela de género? ¿Es una novela masculina? ¿La clasificás así? Inmediatamente se ríen... porque lo que hacen los hombres sigue aplicándose para toda la humanidad, y lo que hacen las mujeres sigue siendo un subcapítulo en la historia de la literatura, esta idea sigue persistiendo. Cada vez menos, sí, pero ahí está.

¿Cómo ha hecho Pilar para ser una mujer valiente y romper un relato histórico en el que siempre nos han vendido a las mujeres sumisas?

Pues... (suspira) a mí, por ejemplo, me ha dado mucha fuerza [el hecho de] que no tenía alternativa. O era ser como soy o matarme pues, porque no podía vivir mi vida sin ser yo quien era. Decidí ser y hacer lo que verdaderamente soy, así me costara mucho. Y me costó. Mi papá dejó de hablarme 10 años, mi mamá también estuvo brava, hay gente que en mi ciudad nativa me mira con malos ojos, aún cuando soy una escritora que en España y en Latinoamérica están leyendo sobre la ciudad, hay gente que dice: ¡Ay esa escritora tan horrible!.

No es un costo pequeño que la gente con la que creciste, a la que pertenecés, no te vea con buenos ojos, es doloroso. Entonces tenés que pagar ese costo, pero me he sentido apoyada por los movimientos feministas, por el 'Me Too'.

Leí que 'La perra', tu novela anterior, la escribiste en el bloc de notas de un celular mientras amamantabas... ¿cómo se hace esto?

Sabes, la maternidad fue muy importante para mí como mujer y como escritora. Siempre tuve ideas feministas, siempre luché por la igualdad, pero me parecía que el feminismo para qué si habíamos logrado todo lo que queríamos y ya estábamos en igualdad de condiciones. Cuando me convertí en madre, me di cuenta de que no.

Cuando uno se convierte en madre es evidentísimo que el marido de uno está tranquilo y uno está atado al hijo, y que te toca amamantar y trabajar, toda una proeza. Yo hoy me digo: ¡qué heroína fui que escribí una novela en el teléfono porque estaba amamantando! Todas las mujeres que están trabajando y amamantando al mismo tiempo son heroínas y el mundo no lo ha dicho lo suficiente.

Entonces llega la mamá de uno y te dice: 'Qué marido tan colaborador que está lavando los platos'. Y uno trabajando, dando teta, contestando llamadas... y piensa: 'Es normal, ella está haciendo lo que toca'. La experiencia de la maternidad fue fundamental para que yo pudiera escribir tanto La perra como Los abismos. Son novelas que inspiran el otro lado de la maternidad.

La discusión sobre la maternidad, yo la abrí para mí y la pongo en mis libros porque me parece justamente necesario que todos, hombres y mujeres, reflexionemos sobre la maternidad, que dejemos de idealizarla. Y que entendamos que la maternidad es muy difícil.

Y, ¿qué tiene Pilar de su madre y qué de su padre?

(Se detiene a pensar) Es pregunta difícil, porque en muchos sentidos, uno quiere alejarse de los padres y finalmente termina emulándolos. Mi papá era un librepensador y tenía una relación muy estrecha con la literatura; me enseñó a buscar el conocimiento en los libros y a no conformarme nunca con la primera respuesta. A creer en la razón.

Mi mamá y yo somos tan distintas; mi mamá me sirvió mucho de espejo invertido. Ella es una mujer de arreglarse y vivir como lo manda la sociedad. Cuando ella leyó mi primera novela me dijo: 'Es que usted aquí contó lo que no debe contarle a nadie'. Ella me mostró mi propio lugar de escritora. Mi mamá me sirvió para llevarle la contraria, para yo establecerme, y creer en lo que yo soy.

Hablando de tu oficio, ¿qué es la escritura para Pilar Quintana?

La escritura me ha acompañado desde siempre. Una vez mi exmarido, en una discusión me preguntó: '¿Qué es más importante para ti, yo o la escritura?'. Inmediatamente le respondí: 'Evidentemente la escritura, no tenés ni que preguntarlo. Existió antes que vos, y existirá después de vos. Y eso es cierto, la escritura me ha acompañado en todos los momentos de mi vida, desde los siete años hasta hoy.

¿Para ser buen escritor hay que mudarse a la selva?

(ríe) Yo creo que sí, esa selva mía fue la 'habitación propia' Virginia Woolf.

¿Cómo se lleva la escritura con el ego?

Creo que todo es ego. Es exhibicionismo. Yo me acuerdo de Laura Restrepo en Delirio, decía: 'Mira mi alma desnuda...', es eso la escritura.

'La perra' ha sido traducida en varios idiomas, ¿crees que el idioma español es de alcance universal?

No soy experta en literatura universal, pero las dos obras más importantes de la literatura universal son Don Quijote de la Mancha y Cien años de soledad, y están escritas en español .

Entiendo que también 'Crónicas de una muerte anunciada', de Gabriel García Márquez, te impulsó a ser escritora, querías que alguien se obsesionara tanto por una obra tuya así como lo hiciste tú por ese libro...

Gabriel García Márquez es mi abuelo literario.

Y qué me dices de tu país, ¿cómo está ahora mismo Colombia?

Colombia está en un momento muy difícil de su historia, estamos en un momento de rompimiento. La clase política no está sabiendo escuchar el clamor de la gente. La gente está claramente pidiéndole cambios a su gobierno y al Estado. Y el gobierno no ha sabido interpretarlos. Pronto vendrán las elecciones y tengo mucho temor de qué va a pasar...

¿Qué te quita el sueño en torno a tu país?

A mí me preocupa más que siga a la derecha, en vez de a la izquierda. La derecha ha gobernado a Colombia desde siempre y han sido unos gobiernos desastrosos que han ahondado la pobreza. Prefiero los gobiernos liberales de izquierdas, que respeten las libertades individuales, que trabajen por el bienestar de las personas.

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