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- 02/11/2013 01:00
PANAMÁ. La pérdida de un ser querido implica una tragedia irreparable, la cual nunca puede llegar a superarse del todo, pues no hay nada que llene el vacío que deja al partir de este mundo. No volveremos a ver a esa persona con la que compartimos momentos bellos, graciosos, incluso amargos, lo que representa un shock para los seres queridos que le sobreviven, describe el psicólogo Fernándo Gómez y la médico psiquiatra Malaika Fagette.
Para poder superar la pérdida irreparable de los seres amados estos dos expertos dan algunos consejos que ayudarán al doliente a seguir adelante y a aceptar algo que, aunque inesperado, tiene que pasar en algún momento.
ACEPTAR EL SUCESO
Sobreponerse a un fallecimiento y aceptarlo, ayuda mucho conocer las razones que motivaron la muerte de la persona. Entender cómo murió ayuda a aceptar que la desaparición física en efecto ha ocurrido y que el ser querido ya no está con nosotros.
LA DESPEDIDA
Despedirse del fallecido, al menos de manera simbólica, este paso es fundamental. Una vez que el afligido acepta el fallecimiento, podrá seguir con las demás faces el proceso. Muchas personas prefieren pensar que el pariente no murió y que volverá al cabo de unos días, ya que el sentimiento de saber que la persona pasa a ser difunto es abrumador y prefieren no pensar en ello. Esto se denomina ‘negación’ e impide continuar el proceso.
La pérdida supone una noticia desagradable e inesperada, ya que muy pocos son los que tiene la oportunidad de preparase o que conocen que su tiempo está por terminar y, aún así, saber que tu pariente va a fallecer por una enfermedad terminal no es aliciente al profundo dolor que genera verlos partir. Para otros, ya sea por su religión o creencia, la desaparición física supone un paso, una trascendencia a otro plano, que dista mucho de aquella concepción común y triste.
Algunas culturas, incluso la celebran como la obtención de una meta por parte de su ser querido. Pero, pese a que el fallecimiento es algo que no se puede evitar, que tarde o temprano pasará, ‘lo que más afecta es tener que seguir adelante sin la compañía y el cariño de ese ser que falleció’.
HABLAR
Decir lo que sienten también es esencial. Si hay ira, sentimientos de culpa o una tristeza muy profunda, hay que hablar de esto con un amigo, familiar, consejero espiritual o buscar ayuda profesional.
CAMBIOS QUE VENDRÁN
Comprender los cambios que se darán en la vida de aquellos que convivieron con ese individuo,esto determinará cómo se organizará ahora la familia o su grupo cercano, y es una de las tareas más importantes. Las personas deben entender que sus vidas continuarán, primero con el apoyo de todos sus conocidos (si es necesario) y después de forma independiente. También hay que cuidar de la salud alimentándose de forma sana y realizar actividad física.
VACÍOS
Establecer nuevas rutinas donde queden vacíos y comprender que este espacio que deja la muerte no puede llegar a superarse del todo, es algo que le acompañará el resto de su vida y cada persona atravesará por un proceso de duelo diferente. No se pueden realizar escalas estándares o procesos rígidos para sobrellevarlo.
Llegado el momento, la persona deberá recuperar lentamente su rutina acostumbrada, afrontando el día a día y retomando sus responsabilidades.
Sabemos que no es fácil despedir a una persona amada, pero no debemos dejar que la tristeza nos venza y caer en depresión.