Cambio climático: los humedales y el agro

  • 05/02/2021 00:00
Enfrentar el cambio climático requiere de innovación y tecnología, y de la implementación de medidas de adaptación y mitigación que permitan recuperar el equilibrio que se necesita para aumentar la productividad del agro y para garantizar la existencia de los ecosistemas
Si el ecosistema sufre impactos en su equilibrio, pueden afectarse los subsistemas albergados en los humedales, como los cardúmenes de peces nativos o migrantes del humedal.

En una reciente entrevista, Mayté González, experta en humedales, señaló que estos son ecosistemas cuya biodiversidad tiene un importante papel que desempeñar en la mitigación del cambio climático y en la capacidad que los seres humanos tengan para adaptarse a este.

Este señalamiento permite reflexionar sobre las afectaciones que sufren estos ecosistemas por la influencia del cambio climático.

¿Qué se entiende por cambio climático?

Para entender este concepto el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia se aboca a la definición dada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), que plantea el concepto como un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial, y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables.

Un humedal es una zona de tierra, generalmente plana, cuya superficie se inunda de forma permanente o intermitente.
¿Y qué pasa cuando el clima varía?

Antes que nada, para entender si varía es importante conocer qué es el clima.

Según el diccionario de la Real Academia Española, el clima es el conjunto de condiciones atmosféricas que caracterizan una región. En el caso de Panamá, al clima lo definen las condiciones que se dan en la atmósfera sobre la cantidad y frecuencia de lluvias, la humedad, la temperatura y los vientos, entre otras variables.

A modo de ejemplo, escojamos la variable de la lluvia. Si nos enfocamos en un periodo determinado, es decir, cinco años o diez años, y luego nos preguntamos cuánto ha llovido (milímetros de lluvia) y cuándo ha llovido (en qué meses llovió) en ese periodo, ya sea por meses o por años y, luego comparamos las cantidades de lluvia entre meses o años, estaríamos encontrando la respuesta a cuánto ha variado el clima en relación a la precipitación en ese tiempo.

Cuando observamos la variación de la lluvia en una década, podemos concluir sobre cuánto varió la lluvia en milímetros entre el año pasado y este año o cuánto varió la lluvia entre las décadas de 1970 y 1980 o podemos concluir que llueve más o llueve menos en el mes de febrero o en el mes de octubre.

Cuando varía la cantidad de lluvia en una década o disminuyen los meses en los que llueve en una región, podemos decir que el cambio climático ha afectado la cantidad de agua o frecuencia de las lluvias en un lugar.

¿Y cómo afecta el cambio climático los ecosistemas?

Los ecosistemas dependen de las características del clima para subsistir, para coexistir en equilibrio.

Cuando la variación de las lluvias hace que una región se vuelva más lluviosa o más seca, los ecosistemas sufren alteraciones en, como lo indica la palabra, los sistemas ecológicos de los que dependen, tanto para nutrirse como para reproducirse.

Así, la fauna de los ecosistemas puede verse influenciada de manera negativa por la falta de lluvia que provoca dificultad en obtener alimentos o en el aumento de las lluvias que provoca cambios en los sitios que por generaciones han utilizado para refugiarse o migrar.

Si el ecosistema sufre impactos en su equilibrio, pueden afectarse los subsistemas albergados en los humedales, como los cardúmenes de peces nativos o migrantes del humedal.

Afectaciones locales del cambio climático: el agro

El tema del cambio climático es holístico. Además de los humedales, el cambio climático afecta otros sistemas o sectores. El sector del agro es uno de los que recibe impactos en su productividad debido al cambio climático.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en su Informe sobre 'Retos del sector agrícola de Panamá' (2018), indica que el aporte del sector agropecuario representa el 3% del producto interno bruto (PBI).

Este sector, a diferencia del comportamiento global de la economía, se ha caracterizado por tener un bajo nivel de competitividad debido a la baja productividad, al reducido acceso a mercados, a la poca tecnificación y al alto nivel de fragmentación de la tierra, entre otros factores asociados.

La baja productividad está asociada a la poca tecnificación y esta tecnificación depende del acceso a fuentes sostenibles de riego, al igual que a la implementación de tecnología de última generación, como la utilización de sistemas asistidos de riego e inteligencia artificial.

Si las fuentes de riego varían en cantidad de agua disponible y en cuándo este agua está disponible, podemos decir que el cambio climático aumenta la incertidumbre en la productividad del sector agrícola.

Adaptación

Ante los cambios en la variación del clima (lluvia) es imprescindible que nos adaptemos a los nuevos escenarios del clima.

El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático de México (Inecc) define adaptación como las iniciativas y medidas encaminadas a reducir la vulnerabilidad de los sistemas naturales y humanos ante los efectos reales o esperados de un cambio climático.

Este instituto se apoya en la definición dada por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que además indican que hay diferentes tipos de adaptación: preventiva y reactiva, privada y pública, y autónoma y planificada.

Según Mayté González, se reconoce que la adaptación es un proceso de aprendizaje que requiere ser interdisciplinario, multidimensional y transversal, tomando en cuenta el conocimiento local y el papel de los individuos y las organizaciones de la sociedad civil.

Cuando entendemos en qué y dónde se da el cambio en el equilibrio de nuestras actividades o ecosistemas, podemos generar una respuesta preventiva y planificada para que estos impactos nos afecten menos.

Mitigación

Además de adaptarnos, podemos mitigar el impacto del cambio climático en los ecosistemas o en los sectores de los que depende el ser humano para subsistir.

La mitigación se refiere a cómo moderar, aplacar o disminuir los impactos debidos al cambio climático. En el caso del agro esto se puede lograr al aplicar la agricultura climáticamente inteligente (CSA, siglas en inglés), que constituye un enfoque que ayuda a orientar las acciones necesarias para transformar y reorientar los sistemas agrícolas a fin de apoyar de forma eficaz el desarrollo y garantizar la seguridad alimentaria en el contexto de un clima cambiante.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la agricultura climáticamente inteligente (CSA) persigue tres objetivos principales: el aumento sostenible de la productividad y los ingresos agrícolas; la adaptación y la creación de resiliencia ante el cambio climático, y la reducción y/o absorción de gases de efecto invernadero, en la medida de lo posible.

Al igual que en el agro, las medidas de mitigación para dar respuesta preventiva y planificada al impacto del cambio climático en ecosistemas como los humedales están basadas en aplicar medidas prácticas que minimicen o reduzcan in situ estos impactos. La Convención Ramsar sobre los Humedales cita como ejemplos de mitigación la administración y/o control de la actividad propuesta, la restauración o rehabilitación de los lugares.

Desafíos

Enfrentar el cambio climático requiere de innovación y tecnología, y de la implementación de medidas de adaptación y mitigación que permitan recuperar el equilibrio que se necesita para aumentar la productividad del agro y para garantizar la existencia de los ecosistemas, como los humedales, de los que somos dependientes para subsistir.

DE CARA A LA PROBLEMÁTICA

Tomar acciones con prontitud puede reducir el impacto del cambio climático

Además de adaptarnos, podemos mitigar el impacto del cambio climático en los ecosistemas o en los sectores de los que depende el ser humano.

En el caso del agro, esto se puede lograr al aplicar la agricultura 'climáticamente' inteligente.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la agricultura 'climáticamente' inteligente persigue tres objetivos principales: el aumento sostenible de la productividad y los ingresos agrícolas; la adaptación y la creación de resiliencia ante el cambio climático, y la reducción y/o absorción de gases de efecto invernadero, en la medida de lo posible.

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