¿Qué países invertirán en reducir el cambio climático postpandemia?

Actualizado
  • 25/11/2020 00:00
Creado
  • 25/11/2020 00:00
Debido a la crisis económica que ha dejado la covid-19 en el mundo, para muchas naciones enfrentar este fenómeno ambiental no está dentro de sus planes inmediatos. Sin embargo, para la Unión Europea es una de las prioridades puesto que destinará un total de 1,8 billones de euros ($2,14 billones) para reconstruir toda Europa luego de los efectos del virus
Aunque dentro de los planes de restauración el cambio climático no es una prioridad para muchos países de bajos recursos, sí lo es para la Unión Europea.

Han pasado ocho meses desde que la pandemia por la covid-19 alteró la calma internacional. Pese a que los casos siguen aumentando, el mundo entero une esfuerzos para recuperarse del golpe económico que ha dejado este virus mortal. Aunque dentro de esos planes de restauración el cambio climático no es una prioridad para muchos países de bajos recursos, sí lo es para la Unión Europea (UE), puesto que destinará un total de 1,8 billones de euros ($2,14 billones) para reconstruir toda Europa al finalizar la pandemia.

De ese fondo total, el 30% se destinará a la lucha contra el cambio climático, el mayor porcentaje del presupuesto europeo jamás asignado para este fin. El paquete también presta especial atención a la protección de la biodiversidad, estableció un acuerdo entre el Parlamento Europeo y los países que componen el Consejo de la UE.

No es para menos, porque frenar el cambio climático siempre ha sido una de las prioridades de la UE. Para ello, desde hace algunos años viene promoviendo medidas con objetivos muy estrictos –para mejorar la adaptación a las consecuencias que está teniendo este fenómeno medioambiental en el planeta– con el fin de convertir a Europa en una economía sostenible, gracias a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Según un estudio del diario británico The Guardian, Francia y Alemania han destinado 30,000 y 50,000 millones de euros ($35,6 y $59,4), respectivamente, para el gasto medioambiental.

Por otro lado, en los últimos puestos del estudio aparece China como una de las potencias económicas que menos invertirá en fines ambientales. Solo el 0,3% de su plan de recuperación económica estará destinada a este ámbito. En Estados Unidos, antes de las elecciones solo se planeaba invertir alrededor de $26 mil millones, un poco más del 1% de su presupuesto, publica el diario El Espectador.

En ese sentido, ¿qué está haciendo Panamá?

Ante este panorama, el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) viene trabajando en varias direcciones para enfrentar esta crisis que en los últimos 25 años ha causado pérdidas de vidas e impactos económicos, actualizando las obligaciones adquiridas como país en ese tema, detalla la institución en su portal oficial.

Para Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, “estamos enfrentando un mal público global: la pandemia de la covid-19, pero el próximo es la crisis climática”.

De acuerdo con Ligia Castro, directora nacional de cambio climático de MiAmbiente, Panamá se encuentra en una de las regiones con mayor biodiversidad del mundo y cuenta con una abundancia en recursos naturales como el agua, suelos, bosques y mares.

Según el plan estratégico del gobierno actual, se estima que el costo anual actual por eventos climáticos recurrentes oscila entre los $125 millones y $150 millones, es decir, entre 0,36% a 0,42% del producto interno bruto, y esto puede tener efectos significativos sobre el crecimiento de Panamá a largo plazo.

Frente a estas cifras, Castro asegura que el país avanza firmemente en una estrategia de actualización de los compromisos climáticos que se entregarán en diciembre próximo a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

Se trata de un conjunto de acciones donde el componente de adaptación y resiliencia jugará un papel primordial en la consecución de un plan de acción climática en el año 2021 que, sin duda, tendrá un enfoque de lograr eficiencia y gestión de riesgo en nuestras áreas vulnerables y de producción para nuestra seguridad alimentaria y económica, señala la institución.

Milciades Concepción, ministro de Ambiente, subraya que Panamá no escapa de esa realidad y que el tema se agrava ahora en un escenario complicado a causa de la covid-19. “Vivimos en tiempos históricos y tenemos la responsabilidad de liderar una transformación de los métodos de producción y gestión ambiental en todo el país, y así cimentar las bases de una economía sostenible, inclusiva, baja en emisiones y resiliente al cambio climático”, reconoce Concepción.

Por su parte, Alida Spadafora, defensora de un ambiente sano y sostenible, admite que a Panamá todavía le falta mucho para incluir el tema ambiental dentro del crecimiento del país y más ahora en esta pandemia que ha probado que en gran parte el problema de estos virus –que son tan letales para la salud de los seres humanos–, es que representan una amenaza para la humanidad. “Este no será el primero ni el último virus que azota nuestros países. Estudios han demostrado que esto se debe a que el ser humano ha invadido las áreas naturales y por supuesto la vida silvestre, la cual está cada vez más cercana al ser humano, provocando así una zoonosis, esa transferencia de estos virus de los animales hacia las personas o viceversa”, comenta Spadafora.

La especialista en ambiente añade que es importante que se integre en el país el tema del cuidado medioambiental, pero no de palabras, planes y estrategias, sino que sea verdaderamente un factor para la aprobación de proyectos de programas de ordenamiento territorial que luego sean aplicados. “Nosotros los panameños estamos cansados de tantos planes y proyectos que se realizan para efectos del cambio climático en áreas costeras, así como también en Darién, archipiélago de las Perlas, Azuero, Chiriquí, Bocas del Toro, se quedan en papel y planes territoriales, todo se vuelve un relajo al final”, puntualiza.

A su vez, Spadafora menciona que países vecinos como Colombia y Costa Rica están mucho más avanzados en temas ambientales, ya que cuentan con instituciones fuertes que no están politizadas, lo contrario a nuestro país. “Esos países se mueven hacia una economía limpia, cónsona con la necesidad de mitigar el cambio climático”.

“Estamos viendo lo que está pasando en el país por los efectos de los huracanes Eta y ahora Iota, y todos estos desastres pasan porque no ha habido seriedad en hacer planes eficaces, diagnósticos de vulnerabilidad o de riesgo para que las comunidades y el crecimiento de las ciudades no pongan en riesgo las vidas humanas”, asegura Spadafora.

La especialista en ambiente puntualiza que “el poder económico está unido al poder político y es por ello que necesitamos una nueva Constitución. Tanto trabajo de aprobaciones y de análisis para hacer leyes que luego quedan engavetadas. Eso es frustrante para el pueblo panameño, que no puede más con este sistema donde a nadie le interesa nada y los gobiernos hacen lo que quieren”, subraya.

Recuperación verde y saludable

“En estos tiempos difíciles, debemos tener cuidado porque los estándares ambientales se están relajando. No podemos permitirlo. Estamos enfrentando un mal público global: la pandemia de la covid-19, pero el próximo es la crisis climática. Debemos reconstruir mejor y eso significa hacerlo con igualdad y sostenibilidad”, dijo recientemente Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), durante un evento virtual de alto nivel organizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

La funcionaria de las Naciones Unidas fue una de los panelistas principales en la reunión Building a Nature-Positive Economic Recovery, parte de una serie de diálogos para una recuperación verde y saludable (Dialogue Series for a Green and Healthy Recovery) organizados por la OCDE, en la cual se discutió cómo hacer que la recuperación económica postpandemia sea amigable y positiva con la naturaleza, detalla un comunicado de la Cepal.

En la reunión, Bárcena recordó la alta vulnerabilidad que muestra la región frente a los impactos del cambio climático. Explicó que el costo económico estimado del fenómeno, considerando los principales impactos físicos de un alza de temperatura de 2,5° C, varían entre 1% y 5% del PIB regional, y que entre 1970 y 2019 la región sufrió 2,309 desastres, que causaron más de 500,000 muertes y pérdidas que superaron los $437,000 millones. Agregó que hay sectores altamente sensibles, como la agricultura, junto con los desafíos relacionados con el agua, en especial la prevalencia de las sequías y sus efectos en la salud, así como su alto impacto en las áreas costeras.

“Necesitamos una transición agroecológica. La agricultura, la actividad forestal y la pesquera son tres sectores muy importantes para encontrar soluciones basadas en la naturaleza. Por eso proponemos un gran impulso ambiental en donde economía, empleo y sostenibilidad vayan juntos”, enfatizó la secretaria ejecutiva de la Cepal, según describe el comunicado.

Acuerdo de París

En la 21 Conferencia en París de 2015, las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático alcanzaron un acuerdo histórico con el objetivo de combatir el cambio climático y acelerar e intensificar las acciones y las inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono.

El Acuerdo de París agrupa a todas las naciones del mundo, por primera vez en la historia, bajo una causa común: realizar ambiciosos esfuerzos con el objetivo de combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos. Para lograrlo, la Convención Marco incide en que los países en desarrollo tendrán que recibir un mayor apoyo para impulsar su lucha contra el cambio climático. De esta manera define una nueva ruta en los esfuerzos mundiales para frenar el cambio climático.

El principal objetivo del Acuerdo de París es reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, manteniendo el aumento de la temperatura mundial en este siglo por debajo de los 2° C con respecto a los niveles preindustriales y proseguir con los esfuerzos para limitar aún más el aumento de la temperatura a 1,5° C.

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