Portobelo celebró su herencia afrocolonial con diablos y congos

El Festival llegó a su edición 14 reafirmando el legado cultural de la provincia de Colón

Portobelo se impregnó de tradición con la celebración del 14.º Festival de Diablos y Congos: Raíces, Tambores y Danzas. Una actividad cultural que reunió a más de 40 comunicadores sociales de distintos medios nacionales, quienes vivieron la experiencia en primera fila.

Tras una gestión conjunta entre el Ministerio de Cultura (MiCultura), el Patronato de Portobelo y la Autoridad de Turismo de Panamá, el festival se llevó a cabo en los alrededores del edificio de la Aduana y el parque de Portobelo. “Atrajo a miles de locales y extranjeros, lo que evidencia el creciente interés en el turismo cultural como motor de desarrollo para la provincia de Colón”, destacó MiCultura.

La ministra María Eugenia Herrera participó junto con el pueblo portobeleño, autoridades locales, artistas y emprendedores en esta celebración que enalteció a la provincia, además de salvaguardar el patrimonio cultural y fomentar las tradiciones y la identidad de la región.

La titular de Cultura hizo hincapié en que “desde el Ministerio de Cultura celebramos con profundo orgullo las festividades de este pueblo, que reflejan la riqueza de sus tradiciones, la identidad de nuestra gente y el compromiso colectivo por mantener viva nuestra herencia afrocolonial.

Agregó que “exaltamos el esfuerzo de los organizadores del festival y del pueblo de Portobelo, que año tras año hacen posible esta manifestación cultural única.

“Reafirmamos nuestro compromiso de continuar trabajando en proyectos de preservación, desarrollo sostenible y fortalecimiento cultural para asegurar que Portobelo siga siendo un referente histórico y cultural para las presentes y futuras generaciones”, añadió Herrera.

Por su parte, la viceministra de Cultura, Arianne Benedetti, destacó: “hemos traído un bus lleno de comunicadores para que vivan esta historia. Salvaguardar el patrimonio cultural es una tarea de todos. Ayúdennos a que el mundo conozca todo lo que Portobelo tiene para ofrecer”.

Asimismo, manifestó que desde el Ministerio de Cultura se están “tomando muy en serio” los evento para la provincia. ¡Colón, créetelo! Hay grandes proyectos para esta provincia”.

El festival incluyó ferias artesanales y gastronómicas, exposiciones de máscaras, pinturas y artesanías, además de una presentación artística en tarima con 19 agrupaciones de diablos y 10 de congos, provenientes de las provincias de Panamá, Veraguas, Bocas del Toro y Colón, así como de las comunidades de Portobelo y Puerto Lindo.

También hubo una exposición pictórica en el Museo de la Memoria Afropanameña en la Real Aduana de Portobelo.

Los diablos de Colón: identidad y herencia

En la provincia de Colón, los diablos son símbolos poderosos de resistencia, espiritualidad e identidad afrocolonial. Cada año, durante las festividades, estos personajes toman las calles con sus trajes coloridos, sus máscaras impresionantes y sus danzas que combinan lo ritual, lo teatral y lo simbólico. Esta tradición, viva desde hace siglos, representa una de las expresiones culturales más emblemáticas de Panamá.

La figura del diablo es parte de un complejo entramado cultural que combina elementos africanos, europeos e indígenas. Surgida durante la época colonial, esta manifestación fue una forma de resistencia de los esclavizados africanos, quienes reinterpretaron las celebraciones católicas desde su cosmovisión.

Según la Unesco, que en 2018 inscribió la “Expresión ritual y festiva de la cultura congo” en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, los diablos representan las fuerzas del mal y la opresión, mientras que los congos encarnan la libertad y la rebeldía. Así, cada representación es una metáfora del enfrentamiento entre esclavitud y libertad, entre dominación y dignidad.

Los diablos se distinguen por su impresionante vestimenta: máscaras talladas a mano con cuernos retorcidos, trajes coloridos cargados de símbolos, cascabeles, látigos y movimientos coreografiados que intimidan o desafían al público. En el caso de los diablos de Portobelo, hay una fuerte teatralidad que los hace inconfundibles: se ríen, saltan, bailan y a veces incluso “poseen” a quienes observan, en una suerte de catarsis colectiva.

Estos elementos visuales no son meramente decorativos. Como explica el antropólogo panameño Reynaldo Rivera, “los diablos en Colón funcionan como guardianes de la memoria; nos recuerdan de dónde venimos y cómo la espiritualidad se entrelaza con la historia de resistencia”.

El congo, la historia contada con tambores

El congo es una manifestación cultural afrocolonial que nació del dolor, pero que se ha transformado en una afirmación poderosa de identidad, orgullo y pertenencia.

El origen del congo se remonta a los tiempos de la esclavitud, cuando los africanos traídos a América por la fuerza utilizaron la música, el canto, la danza y la teatralidad para resistir y reinterpretar la realidad que vivían.

La Unesco declaró la “expresión ritual y festiva de la cultura congo” como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2018. Esta práctica artística nació como una “reacción de los africanos esclavizados ante la opresión, transformada en una celebración de libertad”.

Las representaciones del congo son narrativas dramatizadas que rememoran la vida en libertad en África, el secuestro, el cautiverio, la rebeldía y finalmente la emancipación. Estos episodios se recrean a través de personajes como la reina congo, el rey, el pregonero, los soldados y el diablo, que representa al opresor.

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