Yahaira Osiris:

Yahaira Osiris: ‘Quiero visibilizar a todas las mujeres de la industria musical’

La gestora cultural panameña tiene más de 20 años impulsando a las mujeres y disidencias en la música. No solo a las cantantes, sino a todas las involucradas. Conversa con este medio de sus experiencias.

Cada vez que Yahaira Osiris visita las instalaciones de La Estrella de Panamá es porque trae a algún artista. También nos ha visitado para hablar del Encuentro de Mujeres en la Industria Musical Latinoamericana: MIM Latam Mujer, Música y Territorio, que se celebra cada año desde 2020.

Esta vez la invitamos para hablar sobre ella. Resulta que es la mente maestra detrás del MIM Latam. Es cofundadora y organizadora del CAMM Centroamérica Mercado Musical. Directora de la Fundación Atrapando Sueños, tiene una agencia de marketing musical, acumula más de 20 años en la industria musical como mánager, representante de artistas, promotora, publicista y locutora.

Además de sus proyectos profesionales, conversamos sobre su historia y sus raíces del barrio Santa Ana. Del origen del MIM Latam, del espacio y lugar que tienen las mujeres en la industria y de lo que falta por hacer.

¿Qué es el MIM Latam?

Es un proyecto artístico y cultural enfocado en visibilizar a las mujeres dentro de la música. Esta industria tiene una gran cadena de valor. Es un proyecto que nace de Panamá para Latinoamérica y que nos ha llevado incluso a Iberoamérica. Hemos tenido gran relevancia en Europa de manera indirecta.

Es un proyecto que es bebé todavía, apenas va a cumplir cinco años. La primera edición fue de manera virtual, en pandemia, porque tuvimos la oportunidad de ganar un Ibermúsica con el Ministerio de Cultura. Eso nos abrió las puertas y nos permitió crear una plataforma como lo que hoy es el MIM Latam.

Cada año traen ejecutivas de Sony Music, Warner Music y otras casas productoras, pero, cuéntale al público qué otras actividades hacen.

El encuentro dura cinco días y se realiza en Ciudad de Panamá. Convocamos a más de 15 países, entre profesionales y artistas de cada uno de estos lugares, quienes conviven directamente con las profesionales y artistas de la música de Panamá. Tratamos de traer perfiles muy destacados porque, más allá de visibilizar a las mujeres, uno de nuestros principales objetivos es inspirar a otras chicas: niñas, adolescentes y, por supuesto, a las profesionales que ya están trabajando en la industria musical.

Nuestro programa está centrado en la formación. Ofrecemos talleres, charlas, conferencias y conversatorios. También creamos espacios específicos para el networking. Además, cada noche durante el encuentro contamos con tarimas artísticas donde se presentan artistas tanto de Latinoamérica como de Panamá.

Ya contamos con varios casos de éxito, colaboraciones y artistas que incluso se han mudado de país gracias al MIM. También tenemos datos que demuestran los resultados alcanzados a través de intercambios culturales entre festivales y mercados. Además, traemos expositoras y directoras de diferentes sellos discográficos internacionales y plataformas que pueden, de una u otra manera, captar artistas.

Me comentabas que no solamente las mujeres en la música son las cantantes, también hay compositoras, diseñadoras gráficas... Puede que en un equipo de un artista hombre haya mujeres detrás, como el caso de María Laura Castillero, quien recientemente ganó un Grammy como productora musical. ¿Cuál es la importancia de esto?

Dentro del MIM trabajamos; por ejemplo, el tema de la ilustración. Cada año creamos una imagen que representa nuestro encuentro y buscamos que la ilustradora esté conectada no solo con el arte y la cultura, sino con la música y con nuestro activismo, porque la visibilidad también pasa por ahí.

Todo esto no se limita únicamente a la cantante o a la compositora, como bien mencionabas. Nosotras buscamos visibilizar a toda la cadena de valor: la mánager, la productora, la diseñadora gráfica, la encargada de relaciones públicas, las profesionales en las áreas técnicas, de iluminación, fotografía y video. En realidad, tratamos de representar a todas las mujeres y disidencias que forman parte de la industria musical, porque para nosotras es sumamente relevante poner estos perfiles sobre la mesa.

El año pasado respondías que las mujeres representan el 1% de las premiaciones de los Grammy. Ha pasado un año, ¿ha cambiado algo o todavía falta muchísimo por hacer?

¡Uf! Todavía falta mucho por hacer. El porcentaje sigue siendo bajo. Tal vez ahora no estemos en el 1%, en el caso de las mujeres en los Grammy, pero sí seguimos con cifras muy bajas. En el caso de las mujeres productoras, la carencia es aún mayor. Por eso nosotras hacemos mucho énfasis en la parte técnica, porque allí la presencia femenina es muchísimo menor.

Sí vemos artistas mujeres en los escenarios, que son las que ponen la cara como cantantes o compositoras, pero en la parte técnica ese porcentaje sigue estando entre el 1 % y el 2 %, y en Panamá, imagínate, es todavía menor.

Pero ¿crees que es porque quizás no existe la conciencia de que como mujer también se puede ser productora? ¿O porque no hay espacio? ¿Qué consideras que está pasando?

Los factores son muchos. Partiendo del hecho de ser mujer, en cualquier profesión enfrentamos una desventaja muy grande. Por ejemplo, si una mujer decide ser madre, debe sacrificar una parte de su carrera. En mi caso, por ejemplo, no soy mamá y he logrado hacer muchas cosas, puedo viajar mucho y moverme sin ese tipo de responsabilidades. Pero conozco muchas mujeres en el camino que han tenido que hacer pausas por esa razón.

Eso es solo un punto. También está la falta de oportunidades, la falta de visibilidad, porque muchas veces, si lo analizamos, la mayoría de las mujeres están detrás de esa figura principal que lidera, pero no ocupan los grandes puestos de dirección dentro de la industria.

Por eso creo que las mujeres que ya estamos en estos espacios tenemos la responsabilidad de visibilizarnos, de contar nuestras historias para inspirar a otras chicas y mostrarles que ellas también pueden dedicarse a estas profesiones.

¿Cómo llegaste a la música?

Vengo de un barrio donde, cuando nací y crecí, jamás me imaginé que podía trabajar para los artistas. Quería estudiar medicina, siempre lo digo. Quería ser doctora, específicamente porque sentía que tenía dos opciones de profesión para sacar a mi familia de la pobreza. Esa era la mentalidad en Santa Ana.

Y sigo siendo del barrio de Santa Ana, lo digo orgullosamente. Soy la cuarta generación de mi familia que ha vivido allí. En ese entonces, jamás me hubiera imaginado que podía trabajar por y para los artistas. Tal vez pensaba que la música era solo para ser cantante o para tocar un instrumento, pero yo no era buena ni para cantar ni para tocar.

La música hubiera sido algo muy lejano para mí si no hubiera sido porque, a los 15 años, jugando, terminé haciendo radio y eso me abrió el panorama. Me permitió conocer lo que hay detrás de la industria desde el punto de vista profesional y, en ese momento, decreté que quería trabajar por y para los artistas. No sabía cómo lo iba a lograr, pero empecé a prepararme y decidí estudiar comunicación social.

Esa historia conecta mucho con el espíritu del MIM, porque siempre trato de buscar referentes que puedan inspirar a niñas, adolescentes y artistas emergentes e independientes. Es importante que sepan que no solo tienen que ser cantantes o músicas, o por último compositoras. Hay muchas otras áreas dentro de la industria musical que también se pueden tomar como profesión y con las que se puede vivir dignamente.

Karol G, Elena Rose... En sus historias coinciden con que sufrieron acoso sexual al principio de sus carreras de parte de mánagers, productores, de personas que las ‘dizque’ apoyaban. ¿Has vivido de cerca casos así?

Wow, qué pregunta más difícil, sobre todo estando en Panamá. Creo que a veces se me haría más fácil hablar de esto cuando estoy fuera. Lamentablemente, sí, sí pasé por diferentes tipos de acoso y abuso, situaciones que ninguna chica, ninguna mujer que forme parte de la industria debería vivir. Parte de la creación del MIM fue resultado de un análisis muy consciente sobre lo que fue mi propia vida dentro de la música, considerando que entré a este mundo cuando tenía apenas 15 años.

A esa edad todavía era prácticamente una niña; pasé de jugar con muñecas a jugar a hacer radio, y a los 18 ya estaba trabajando para una de las disqueras transnacionales en Panamá. Desde ese momento, mi vida giró por completo en torno a trabajar con artistas. Pero, dentro de ese recorrido, también tuve que pasar por muchas situaciones que hoy, al analizarlas, me doy cuenta de que en ese momento tal vez no era del todo consciente de lo que estaba viviendo y lo que estaba permitiendo.

Primero, por ser muy joven. Cuando eres joven y entras a un mundo como este, muchas veces crees que todo lo que está ocurriendo ya está establecido, y al verlo así, lo normalizas. Creo que fue durante la pandemia cuando logré aterrizar realmente todo esto. Venía también de haber vivido en otros países, y eso me ayudó a conectarme con otras colegas que también habían pasado por situaciones muy similares a las que me tocó vivir a mí.

¿Cómo sueñas a las mujeres en la música?

Cómo sueño a las mujeres en la música, también incluiría a las disidencias, creo que sueño con una verdadera igualdad de oportunidades. Eso es lo primero que necesitamos lograr. Pero, cuando hablo de igualdad, me refiero a una igualdad real, no solo a lo que ahora se visibiliza superficialmente bajo el discurso de empoderar a las mujeres, palabras que trato de no usar porque siento que no se trata de ‘empoderarlas’ como si no existieran, sino de reconocer que ya están ahí, que ya existen esas mujeres y disidencias que hacen música y que seguirán existiendo con las futuras generaciones.

Lo que necesitamos es crear desde ya las plataformas y los espacios para ellas, para todas. Eso debe empezar aquí, en Panamá, donde todavía hay mucho trabajo por hacer a nivel local, pero también debe extenderse internacionalmente.

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