Al que madruga, Dios lo ayuda

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  • 28/12/2025 00:00

La mayoría de las personas arrancan el año con al menos una resolución. Por lo general, la gente pide ser feliz, mejorar la salud física o conseguir un buen empleo. Pero estas buenas intenciones son demasiado amplias para tener éxito. Para tener éxito hay que definir objetivos más específicos. Por ejemplo, para alguien como yo que está en medio de escribir un libro, una buena resolución sería simplemente redactar un mínimo de 100 palabras al día, un objetivo muy modesto pero alcanzable, y que eventualmente se suma a los capítulos terminados y, en definitiva, un libro completo. Es decir, el progreso incremental es una excelente manera de abordar problemas complejos.

Y así debería ser a la hora de construir una vida. Intentar establecer una meta muy definida que se pueda alcanzar de manera realista y que se encamine hacia esas resoluciones más grandes y difusas. Y para eso, propongo un compromiso particular, muy alcanzable, que ayudará a ser más feliz y mejorar su salud y eficacia. Este año, empiece a levantarse antes del amanecer.

Levantarse antes que salga el sol suena ascético; de hecho, el hábito es característico de muchas tradiciones monásticas a lo largo de la historia. Seguramente desde el siglo IV, y posiblemente antes, los monjes cristianos observaban la parte de la liturgia llamada maitines, que se celebraba entre las 3 de la mañana y el amanecer. También en la religión hindú se anima a los seguidores a experimentar el brāhma muhūrta, que en sánscrito significa “el tiempo del creador” y se refiere al momento que ocurre exactamente una hora y 36 minutos antes del amanecer. Para disciplinar el cuerpo y la mente, y enmarcar el día en adoración a lo divino, se piensa, este es el momento apropiado para levantarse.

La neurociencia moderna indica que, por muy difícil que pueda parecer la práctica para las personas que no están acostumbradas a ella, esta puede ser la manera correcta de comenzar el día para lograr un desempeño humano óptimo. Investigadores han descubierto que los madrugadores tienen mejor desempeño físico y mental durante la mañana, superando a los que se levantan más tarde.

Por supuesto, levantarse antes del amanecer es complicado. Si no fuera así, no necesitarías una resolución. Para casi todas las personas, el cuerpo se resiste a levantarse de la cama, y pasar abruptamente del sueño a la vigilia puede parecer una interrupción violenta. También puede existir una disposición genética a querer quedarse despiertos hasta tarde y levantarse tarde.

Debido a que levantarse temprano es un desafío, se podría suponer que uno de los costos de hacerlo sería sentirse menos feliz. La investigación dice lo contrario. Las personas que se levantan temprano disfrutan de un estado de ánimo más positivo a lo largo del día en comparación con las que se levantan tarde. Incluso después de controlar problemas como la depresión y el neuroticismo que se asocian con los trastornos del sueño, las personas que se quedan despiertas hasta tarde y se levantan tarde tienden a tener peores hábitos de regulación emocional que las que se levantan temprano; eso, a su vez, puede conducir a niveles más altos de estado de ánimo negativo.

Entonces, manos a las obras y a levantarse temprano. Para eso, aquí van algunas consideraciones a tener en cuenta:

1. La mañana empieza desde la noche anterior. Levantarse temprano es en realidad la segunda parte de dos hábitos: la primera es acostarse lo suficientemente temprano como para dormir lo suficiente. Probablemente este parezca el hábito más fácil de mantener, pero para muchas personas no lo es.

2. Aumentar el costo de no levantarse. Una de las razones por las que a las personas les cuesta levantarse temprano es porque no están obligados a hacerlo. Por ejemplo, si consigue un amigo de ejercicio y acepta reunirse en el gimnasio a primera hora, es mucho más probable que se levante de la cama temprano.

3. Haga que el despertar temprano sea divino. Muchas tradiciones religiosas dedican estos momentos de tranquilidad y claridad mental para experimentar cosas trascendentes. Pase ese precioso tiempo sin dispositivos, con su atención libre de demandas cotidianas y distracciones triviales, para que pueda explorar pensamientos profundos sobre las grandes preguntas de la vida.

Para que levantarse antes del amanecer sea su rutina habitual, es necesario establecer la práctica como un hábito. Como cuestión neurocientífica, este es un comportamiento gobernado por los ganglios basales del cerebro. Eso significa que debe repetirse lo suficiente como para que se vuelva automático, no una elección diaria consciente. ¿Cuánto tiempo llevará establecerlo? Los expertos que estudian la formación de hábitos han descubierto que esto varía mucho de un individuo a otro: para lograr un 95 por ciento de automaticidad se necesitan entre 18 y 254 días.

Para los amantes de la mañana, esto significa que una rutina antes del amanecer comenzará a convertirse en una verdadera parte de su vida a finales de enero; para los noctámbulos, podría tardar hasta septiembre. Créanme vale la pena: el brāhma muhūrta es ahora el mejor momento de mi día.