Carta de un venezolano
- 06/05/2025 01:00
Es bien sabido que he tenido una especial relación con los venezolanos. Siendo muy joven acudí a Caracas a un curso del Instituto de Formación Demócrata Cristiano (IFEC), que patrocinaba la Fundación Konrad Adenauer. Posteriormente, durante la lucha por la democratización en Panamá, cuatro presidentes venezolanos, Rafael Caldera, Jaime Lusinchi, Luis Herrera Campins y Carlos Andrés Pérez fueron muy valiosos en apoyar la lucha libertadora de los panameños, pudiéndome relacionar con todos ellos, dado los cargos que tuve en la dirección del Partido Demócrata Cristiano.
Esa relación se profundizó con las posiciones que tuve para defender la democracia en Venezuela cuando ejercí la representación de Panamá en la Organización de Estados Americanos (OEA) que terminó con mi destitución como embajador tras cuestionar públicamente las violaciones a la Constitución y a los derechos humanos en ese país. Esa relación me ha hecho muy cercano a la comunidad venezolana que llegó a Panamá en busca de mejores días y que han visto en mí un permanente aliado. Es por eso que hoy comparto, con cierta preocupación, el mensaje que me envía este empresario venezolano, con más de diez años aquí, que decide irse preocupado porque no ve futuro en Panamá.
El amigo me dice: “le escribo porque ha sido un gran amigo por la libertad y lucha por Venezuela. Se le agradece de corazón. Por este medio le informo que en unos meses me iré de Panamá, esta hermosa tierra que desde el 2014 me abrigó por completo. Adoro a su país, así como usted al mío. Lamentablemente, ya desde hace rato puedo decir que Panamá va por un camino muy mal, lleno de corrupción y con una delincuencia en avance. Muchos de los jóvenes de hoy en día están caminando a una vía incorrecta. El desempleo ha crecido muy rápido y las ventas han disminuido en un 40%, lo cual para un pequeño empresario como yo es totalmente insostenible. Ya ni para cancelar la planilla me va alcanzando”.
Sigue el amigo: “¿Para qué le envío estos mensajes? Para que usted, que sé que es de buena fe, siga luchando por Panamá. No deje que se arruine por completo un país tan bello como Panamá, así como quedó en total ruina mi Venezuela querida. Levante la voz en nombre de todos los panameños de bien. Dios lo bendiga por siempre”.
Así como el amigo que escribe, escucho muchos relatos de venezolanos que, pensando que llegaban a un paraíso en Panamá, huyendo del infierno en que Chávez y Maduro convirtieron la tierra de Bolívar, se están yendo, algunos regresando al infierno que dejaron otros, a otros países diferentes a Estados Unidos, que desafortunada e inexplicablemente se ha vuelto la némesis de todo lo que huela a venezolano. Se van preocupados de lo que ven en Panamá.
Y es que la corrupción desarrollada en nuestro país asusta a cualquiera. Es como una mala hierba que se desarrolla en toda la pirámide social de Panamá. Desde los más altos niveles hasta el corregimiento más pequeño del país, como el de Salud en el distrito de Chagres en Colón (donde el expresidente Cortizo tiene su finca), cuyo representante recibió de los fondos de descentralización más de $6 millones, gastados mediante 36 órdenes de compra, refrendados por el impoluto contralor Gerardo Solís en el tiempo récord de 10 días, incluyendo sábado y domingo. Fue tanto lo que recibieron que si se lo reparten a cada habitante de allí quedarían $2.400 por persona. Peor aún, Salud sigue siendo uno de los corregimientos más pobres del país sin ninguna obra que enseñar con todo lo recibido. ¿Qué país puede aguantar tanto despilfarro y robo? ¿Cuántos otros corregimientos estarán igual o peor que Salud en cuanto lo malgastado sin controles?
Veo difícil que Panamá se vuelva como Venezuela. Pero, recordemos, igual pensaban los venezolanos. Decían que jamás serían como Cuba porque tenían una democracia sólida. Eso creían, al igual creemos nosotros. ¿Será tan cierto que tenemos una democracia tan sólida que sea incólume a que nos pase algo como Venezuela? ¿Serán nuestros niveles de corrupción o el desarrollo por doquier del narcotráfico y el lavado de dinero garantías que no podrán hacer tambalear las enclenques estructuras democráticas que tenemos?
Así como el amigo venezolano que se va preocupando, siento igual al ver lo poco que les importa a los gobernantes y a los que dominan el espectro económico del país, al fin y al cabo, lo que más tendrían que perder, tal como ocurrió en Venezuela.