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La dieta como mecanismo de desinflamación

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  • 07/09/2025 03:49

Mucha gente sufre durante años de dolores lumbares y de cuello. Se dosifican con altas dosis de analgésicos pero, como ocurre con tantas personas que tienen dolor crónico, el dolor sigue siendo intenso e interfiere significativamente en sus vidas, dejándolos incapaces de trabajar. Incluso algunos padecen de otros males como obesidad, presión arterial alta y problemas digestivos. Ni hablar de las dificultades con la pérdida de memoria y problemas para concentrarse en las tareas diarias. Como es de esperar, teniendo en cuenta los niveles de dolor y otros síntomas, también están ansiosos, deprimidos y no pueden dormir.

Bueno, para aquellos con este cuadro trágico, tenemos buenas noticias. Y es que desde tiempos inmemoriales existe un enfoque para el dolor crónico, y es la dieta. El problema es que la nutrición rara vez está en el radar de las personas que sufren problemas ni de los médicos o profesionales de la salud que debieran atender estos temas. La comida afecta el nivel de inflamación en el cuerpo y juega un papel clave en el dolor crónico.

Cuando la inflamación es temporal, es saludable y útil. Si tenemos una infección, nos quemamos con un sartén caliente o golpeamos un dedo, la inflamación ayuda a sanar el tejido corporal al liberar una corriente de mensajeros químicos para eliminar o reparar las células dañadas. El problema es cuando la inflamación se mantiene y estos químicos se liberan continuamente en un nivel bajo durante mucho tiempo. Y allí entonces provienen las enfermedades crónicas relacionadas con el estilo de vida, como diabetes tipo 2, hipertensión y muchas otras más.

La dieta estándar occidental es una receta perfecta para la inflamación porque contiene una gran cantidad de alimentos altamente procesados, cargados de grasas no saludables, sal y jarabe de maíz de alta frutosa.

La comida altamente procesada produce una gran cantidad de toxinas en el cuerpo y estos necesitan ser absorbidos por moléculas llamadas antioxidantes (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3236599/). Cuando hay demasiadas toxinas, no hay suficientes antioxidantes para todos, y esto conduce a un estado de estrés oxidativo, que conduce a la inflamación.

Igualmente, los altos niveles de edulcorantes en los alimentos procesados provocan resistencia a la insulina. En un cuerpo sano, la insulina ayuda a convertir el azúcar en reservas de energía, pero cuando tiene niveles de azúcar excesivamente altos y la insulina anda por las nubes, entonces las células dejan de responder a la insulina y los niveles de azúcar permanecen altos, lo que hace que el cuerpo bombee aún más insulina y al final se produzca una terrible inflamación.

Muchos expertos han tratado de entender cuáles son los alimentos perfectos para reducir este estado de inflamación, y la evidencia apunta hacia una dieta rica en frutas y vegetales. En un meta análisis se analizaron 43 estudios en los que a los pacientes con dolor crónico se les prescribió una dieta de alimentos integrales (https://academic.oup.com/painmedicine/article/22/3/694/5986636?login=true), y al final se conoció con total certeza que son los alimentos integrales, altos en aceites esenciales, enzimas, minerales, pigmentos activos, omega-3 y antioxidantes, los mejores para aliviar y prevenir la inflamación.

Por eso, existe al menos una buena razón por la que seguir la dieta Mediterránea podría reducir los niveles de dolor. Primeramente, la dieta baja en azúcares procesados produce mucha menos glucosa en el cuerpo. Como lo señalamos anteriormente, los niveles altos de azúcar en la sangre dan como resultado demasiada insulina y provoca inflamación. Pero los niveles altos de azúcar en la sangre también afectan la forma en que funcionan las proteínas.

Específicamente, la glucosa se une a las moléculas de la proteína (en un proceso llamado glicación), lo que daña la proteína y altera su función prevista. La acumulación de estas proteínas dañadas produce inflamación y daña tejidos ricos en colágeno como cartílagos, tendones, huesos y ligamentos, así como nervios, lo que puede provocar dolor crónico.

Si usted experimenta dolor crónico, es posible que desee intentar cambiar su dieta. Lo mejor es que hable primero con su médico; si están de acuerdo en que es una opción adecuada para usted, podría ser un buen comienzo el enfocarse en cocinar con ingredientes integrales y reducir la cantidad de alimentos procesados y bebidas endulzadas que consume. Si desea dar un siguiente paso y probar un enfoque más completo, entonces un buen recurso es experimentar con ayunos intermitentes de 8 y hasta 16 horas al día.

En el universo de posibilidades, los ayunos intermitentes representan una manera rápida de vincularse con nuestra realidad evolutiva y además de reconectarnos con nuestras costumbres y tradiciones ancestrales, muy necesarias en estos tiempos donde abundan las enfermedades crónicas y tienen como común denominador a la inflamación.