Meduca: sin transparencia institucional no se tiene legitimidad ni autoridad moral
- 15/06/2025 00:00
La opacidad promueve normalizar la corrupción y destruye los valores de la sociedad La opacidad del Ministerio de Educación no es un asunto menor ni un simple problema de gestión: contribuye a normalizar la ausencia de transparencia, y con ella, la corrupción.
Cuando una institución que debe educar a las presentes y futuras generaciones actúa sin rendir cuentas, enseña con el ejemplo que esconder, manipular o callar es aceptable.
Esa conducta no solo debilita la confianza pública, sino que destruye la legitimidad moral necesaria para liderar un verdadero proceso de transformación educativa.
En toda nación, el Ministerio de Educación debe ser la columna vertebral ética del país, un modelo que inspire a través del ejemplo. Pero cuando el propio ministerio oculta, evade o simula, pierde su esencia, y con ella, su legitimidad. Porque sin transparencia, no hay credibilidad. Sin rendición de cuentas, no hay autoridad moral. Y sin autoridad moral, no puede haber transformación educativa posible.
Simulación institucional reciente Durante décadas, el pueblo panameño ha sido perjudicado por decisiones tomadas sin evaluación, sin consulta, y sin explicación. Es importante resaltar algunos ejemplos recientes de simulación institucional por parte del Meduca, que evidencian una gestión alejada de la transparencia y la coherencia necesarias para liderar una verdadera transformación educativa.
Se anunció capacitación para el uso de la libreta digital que nunca ha funcionado, al igual la plataforma ESTER, actualmente están desactivadas por fallas técnicas. Ambas incitativas han representado un gasto público de más $30 millones, costosas, inservibles y abandonadas desde el inicio sin rendición de cuentas. A esto se suma la entrega de libros, realizada sin informar al públicamente su contenido ni los costos asociados. Finalmente, se firmó un contrato para instalar la internet en escuelas sin aclarar que esta medida fue consecuencia de la suspensión por altos funcionarios del gobierno — de la compra de laptops — promovida intensamente por el propio Meduca, a pesar de que las escuelas carecen conectividad e incluso de energía eléctrica.
Ante los hechos expuestos, recomendamos al Meduca organizar una serie de ruedas de prensa y webinars públicos dos veces por semana, como mecanismo para ofrecer explicaciones claras y detalladas sobre esta situación, aclarar dudas y permitir que los participantes realicen preguntas en tiempo real.
La ciudadanía tiene derecho a comprender cómo se están gestionando los recursos públicos en educación, especialmente cuando los resultados no corresponden con la magnitud de las inversiones realizadas.
La transparencia no es una opción, es una obligación.
Algunas de las consecuencias de la opacidad institucional Cuando un Ministerio de Educación no rinde cuentas:
1.) Los docentes pierden confianza en quienes los dirigen.
2.) Los estudiantes reciben un mensaje nocivo: que el engaño es aceptable y que la verdad puede postergarse.
3.) Las comunidades se desilusionan, se distancian y dejan de participar.
4.) El sistema educativo se estanca en una cultura de improvisación y desconfianza.
Y lo más grave: se corrompe el sentido pedagógico de lo público. Porque quien educa sin rendir cuentas, corrompe. Eso es perjudicar al pueblo. Es fallarle a la niñez, a la juventud, a los docentes y a la nación. Es degradar el derecho a una educación con sentido, calidad y honestidad.
La transparencia no es un trámite: es una forma de educar Transparencia no significa publicar documentos confusos o responder solo cuando hay presión. Significa actuar con claridad desde el principio, abrir procesos, invitar a participar, corregir cuando se falla, y mostrar resultados con honestidad.
Una institución transparente no es perfecta, pero es creíble. Y sin credibilidad, ningún modelo educativo puede prosperar.
Predicar con el ejemplo: el único camino educativo legítimo El Meduca no puede exigir a docentes y estudiantes lo que no practica.
No puede pedir valores si actúa desde la opacidad.
No puede invocar el compromiso nacional si no se somete al escrutinio público.
La educación no es solo contenidos. Es coherencia. Es integridad. Es ejemplo.
‘Webinars’ gratis para a construir una nueva cultura institucional Como parte de nuestro compromiso con la transparencia y la transformación educativa, anunciamos el inicio de una serie de webinars gratuitos al más alto nivel, dirigidos a las autoridades educativas, docentes, estudiantes, funcionarios públicos y ciudadanía en general.
Estos encuentros tienen como objetivos fortalecer una cultura institucional basada en la rendición de cuentas, la ética pública y la buena gestión con un enfoque pedagógico y práctico:
1.) El valor de la transparencia como eje educativo.
2.) Cómo construir confianza institucional.
3.) Herramientas para aplicar una gestión ética, trazable y abierta al escrutinio ciudadano.
Invitamos a todas las autoridades educativas y público en general a participar y sumar. Porque aprender a ser transparentes es la base para generar confianza, fortalecer la ética y construir una sociedad más justa, y también es educar.
El pueblo ha sido perjudicado no solo por la ineficiencia, sino y — sobre todo — la falta de verdad. Y esa herida solo se cura con transparencia real y rendición de cuentas sostenida.
Creemos que aún es posible transformar la educación. Pero todo comienza con un gesto esencial: decir la verdad y abrir las puertas.
Esto es patriotismo educativo.
*El autor es consultor internacional en educación
La opacidad del Ministerio de Educación no es un asunto menor ni un simple problema de gestión: contribuye a normalizar la ausencia de transparencia, y con ella, la corrupción.
Cuando una institución que debe educar a las presentes y futuras generaciones actúa sin rendir cuentas, enseña con el ejemplo que esconder, manipular o callar es aceptable.
Esa conducta no solo debilita la confianza pública, sino que destruye la legitimidad moral necesaria para liderar un verdadero proceso de transformación educativa.
En toda nación, el Ministerio de Educación debe ser la columna vertebral ética del país, un modelo que inspire a través del ejemplo. Pero cuando el propio ministerio oculta, evade o simula, pierde su esencia, y con ella, su legitimidad. Porque sin transparencia, no hay credibilidad. Sin rendición de cuentas, no hay autoridad moral. Y sin autoridad moral, no puede haber transformación educativa posible.
Durante décadas, el pueblo panameño ha sido perjudicado por decisiones tomadas sin evaluación, sin consulta, y sin explicación. Es importante resaltar algunos ejemplos recientes de simulación institucional por parte del Meduca, que evidencian una gestión alejada de la transparencia y la coherencia necesarias para liderar una verdadera transformación educativa.
Se anunció capacitación para el uso de la libreta digital que nunca ha funcionado, al igual la plataforma ESTER, actualmente están desactivadas por fallas técnicas. Ambas incitativas han representado un gasto público de más $30 millones, costosas, inservibles y abandonadas desde el inicio sin rendición de cuentas. A esto se suma la entrega de libros, realizada sin informar al públicamente su contenido ni los costos asociados. Finalmente, se firmó un contrato para instalar la internet en escuelas sin aclarar que esta medida fue consecuencia de la suspensión por altos funcionarios del gobierno — de la compra de laptops — promovida intensamente por el propio Meduca, a pesar de que las escuelas carecen conectividad e incluso de energía eléctrica.
Ante los hechos expuestos, recomendamos al Meduca organizar una serie de ruedas de prensa y webinars públicos dos veces por semana, como mecanismo para ofrecer explicaciones claras y detalladas sobre esta situación, aclarar dudas y permitir que los participantes realicen preguntas en tiempo real.
La ciudadanía tiene derecho a comprender cómo se están gestionando los recursos públicos en educación, especialmente cuando los resultados no corresponden con la magnitud de las inversiones realizadas.
La transparencia no es una opción, es una obligación.
Cuando un Ministerio de Educación no rinde cuentas:
1.) Los docentes pierden confianza en quienes los dirigen.
2.) Los estudiantes reciben un mensaje nocivo: que el engaño es aceptable y que la verdad puede postergarse.
3.) Las comunidades se desilusionan, se distancian y dejan de participar.
4.) El sistema educativo se estanca en una cultura de improvisación y desconfianza.
Y lo más grave: se corrompe el sentido pedagógico de lo público. Porque quien educa sin rendir cuentas, corrompe. Eso es perjudicar al pueblo. Es fallarle a la niñez, a la juventud, a los docentes y a la nación. Es degradar el derecho a una educación con sentido, calidad y honestidad.
Transparencia no significa publicar documentos confusos o responder solo cuando hay presión. Significa actuar con claridad desde el principio, abrir procesos, invitar a participar, corregir cuando se falla, y mostrar resultados con honestidad.
Una institución transparente no es perfecta, pero es creíble. Y sin credibilidad, ningún modelo educativo puede prosperar.
El Meduca no puede exigir a docentes y estudiantes lo que no practica.
No puede pedir valores si actúa desde la opacidad.
No puede invocar el compromiso nacional si no se somete al escrutinio público.
La educación no es solo contenidos. Es coherencia. Es integridad. Es ejemplo.
Como parte de nuestro compromiso con la transparencia y la transformación educativa, anunciamos el inicio de una serie de webinars gratuitos al más alto nivel, dirigidos a las autoridades educativas, docentes, estudiantes, funcionarios públicos y ciudadanía en general.
Estos encuentros tienen como objetivos fortalecer una cultura institucional basada en la rendición de cuentas, la ética pública y la buena gestión con un enfoque pedagógico y práctico:
1.) El valor de la transparencia como eje educativo.
2.) Cómo construir confianza institucional.
3.) Herramientas para aplicar una gestión ética, trazable y abierta al escrutinio ciudadano.
Invitamos a todas las autoridades educativas y público en general a participar y sumar. Porque aprender a ser transparentes es la base para generar confianza, fortalecer la ética y construir una sociedad más justa, y también es educar.
El pueblo ha sido perjudicado no solo por la ineficiencia, sino y — sobre todo — la falta de verdad. Y esa herida solo se cura con transparencia real y rendición de cuentas sostenida.
Creemos que aún es posible transformar la educación. Pero todo comienza con un gesto esencial: decir la verdad y abrir las puertas.
Esto es patriotismo educativo.