Una iniciativa nutricionalmente jocosa
- 17/08/2025 00:00
Lograr que Coca-Cola utilice azúcar de caña en lugar de jarabe de maíz y que los fabricantes de helados dejen de usar colorantes sintéticos son los últimos logros anunciados por las autoridades del gobierno estadounidense como parte de su esfuerzo por reformar el suministro de alimentos de su país. Pero los expertos en nutrición afirman que, a pesar de la retórica de los impulsores de Make America Healthy Again (MAHA), este tipo de cambios no cambiarán la situación en lo que respecta a la salud de la población.
Ya sea que Coca-Cola utilice azúcar de caña o jarabe de maíz de alta fructosa, seguirá siendo prácticamente un producto con mucha azúcar y la misma cantidad de calorías. Eso significa que las gaseosas seguirán presentando los mismos riesgos en lo que respecta a enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.
Realmente no habrá ninguna diferencia. Y por eso es frustrante ver cómo el enorme capital político del movimiento MAHA se gasta en acciones infructuosas como el reemplazo del jarabe de maíz por el azúcar de caña, que tienen pocas posibilidades de reducir enfermedades crónicas relacionadas con la dieta, como la obesidad y la diabetes tipo 2. Las bebidas azucaradas artificialmente no se convertirán en opciones saludables solo porque están endulzadas con una en vez de la otra.
Estos cambios en la formulación son iniciativas del secretario de salud Robert F. Kennedy Jr., que bien ha identificado con precisión el alto consumo de alimentos ultraprocesados por parte de los consumidores como un factor que contribuye a las altas tasas de enfermedades crónicas del país. El problema radica en su enfoque y querer hacer ver que la eliminación de ingredientes individuales como el jarabe de maíz de alta fructosa, los colorantes sintéticos y los aceites de semillas del suministro de alimentos es una solución efectiva.
Muchos expertos en nutrición y salud pública expresamos nuestra preocupación por los posibles efectos metabólicos del jarabe de maíz de alta fructosa a principios de la década de 2000, lo cual rápidamente cobró fuerza en los principales medios de comunicación. Sin embargo, más de una docena de ensayos clínicos posteriores demostraron que el jarabe de maíz de alta fructosa no difiere del azúcar de caña o de remolacha en cuanto a marcadores metabólicos como el peso y los niveles de glucosa en sangre. La Asociación Médica Estadounidense (AMA) emitió una declaración similar en 2023, señalando que los consumidores deberían limitar el consumo de azúcares añadidos de todo tipo en sus dietas.
En cuanto a la eliminación del jarabe de maíz de las botellas de Coca Cola, la realidad es que no estarían mejorando la salud, aunque creyeran que sí. De igual manera, eliminar los colorantes artificiales del helado no tendrá ningún impacto en la salud. La mayoría de los helados que se venden en los supermercados sigue siendo ultraprocesado. El helado es un capricho, un antojo; y nadie en su sano juicio debe pretender que sea un alimento saludable. Por eso, hacer politiquería con este tema corre el riesgo de que las sodas o los helados parezcan alimentos saludables si ahora se etiquetan como “con azúcar de caña” y “sin colorantes artificiales”, respectivamente.
Estamos de acuerdo que los fabricantes intenten reformular sus productos para hacerlos más saludables, pero existen maneras en que se podrían reformular los alimentos ultraprocesados y mejorar la salud pública. Por ejemplo, reduciendo los niveles de sodio. El consumo de sodio es un 50% más de la cantidad diaria recomendada, un exceso relacionado con padecimientos como hipertensión y enfermedades cardiovasculares. Esto tendría un gran impacto. El problema es que cuando los fabricantes reducen drásticamente el sodio en sus productos, las ventas tienden a disminuir, por lo que lograr que realicen dicho cambio voluntariamente es muy difícil.
Las etiquetas de advertencia en alimentos ultraprocesados con alto contenido de sodio, azúcar añadido y grasas saturadas también tendrían un impacto demostrable en la salud de los consumidores. Sin embargo, hasta ahora, Kennedy no se ha enfocado en políticas, sino en hacer ciertos comentarios y declaraciones, todas de índole publicitaria, y la industria le está jugando el jueguito. La realidad es que la industria sabe que todo esto es política mediática y que al final nada de esto tendrá sentido práctico para mejorar la salud pública.
Los próximos meses serán cruciales para ver si Kennedy y sus partidarios de MAHA ampliarán sus esfuerzos para cambiar la forma en que los estadounidenses comen. Las directrices dietéticas 2025 se publicarán antes de fin de año y, por la información que se ventila, la leche entera, el queso y el yogur serán las recomendaciones más importantes de las grasas saturadas. Igualmente, se espera un segundo informe de MAHA centrado en recomendaciones políticas para los próximos días. Cuando se publique, veremos de qué se trata y si buscan cambios regulatorios reales en los alimentos ultraprocesados o si simplemente siguen jugando con la salud pública.