Una nueva oportunidad de fortalecer las relaciones entre Panamá y Canadá
- 23/12/2025 00:00
El nombramiento del embajador Ricardo Alemán en Canadá me hizo recordar la apertura de embajadas en Panamá y en Ottawa hace ya 30 años. Cuando asumí el cargo de vicecanciller en 1994 una de mis prioridades fue abrir embajadas en ambas ciudades, negligencia incomprensible puesto que ya teníamos 33 años desde el establecimiento de relaciones diplomáticas en 1961. Pensaba: ¿cómo era posible que Panamá estuviese tan desconectado políticamente de un país del tamaño y la importancia de Canadá, mientras que teníamos embajadas en países menos relevantes? Remediamos semejante descuido cuando el presidente Ernesto Pérez Balladares así lo entendió, al igual que el canciller Gabriel Lewis Galindo. Mi propuesta fue aceptada y el año siguiente, en 1995, después de acordarlo con los canadienses, inauguramos sedes diplomáticas en las dos capitales.
Carlos Ozores Typaldos abrió la Embajada de Panamá en Ottawa, mientras que la diplomática de carrera, Louise Léger, lo hizo en nuestra capital. Además, el nombramiento del embajador Ozores, excanciller panameño con una larga trayectoria en el Ministerio de Relaciones Exteriores, fue un fuerte mensaje de voluntad política y amistad del gobierno de Panamá al de Canadá.
Desde entonces dichas relaciones no han hecho más que prosperar en los ámbitos políticos, económicos y culturales. Sin duda se reforzarán cuando el embajador Ricardo Alemán, abogado con experiencia diplomática porque fue embajador en México, las lleve a un estadio superior, también con la colaboración de la embajadora canadiense en Panamá, Patricia Atkinson.
Nuestro embajador contará con el respaldo del presidente José Raúl Mulino, el mandatario que nos ha puesto nuevamente en el mapa del mundo gracias a su extraordinaria actividad internacional en América, Europa y Asia, especialmente por los 18 viajes al extranjero en 17 meses de su administración.
Debo recalcar la importancia capital de los encuentros entre el jefe de Estado de Panamá y sus homólogos de todas partes -la diplomacia personalizada hoy fundamental-, habida cuenta de que nuestro país depende en gran parte del exterior para su prosperidad y su seguridad, hecho ignorado aún hasta por gente educada. Ojalá que el presidente Mulino y el primer ministro Carney puedan reunirse pronto, tanto en Ottawa como en Panamá.
El gobierno canadiense confirma que Canadá y Panamá comparten prioridades comunes y colaboran en foros multilaterales en numerosos asuntos como los derechos humanos hasta de minorías vulnerables, las comunidades indígenas, la democracia, el estado de derecho, la seguridad, la mitigación del cambio climático, la migración irregular y el comercio. Mediante la Asociación de Asistencia Técnica, Canadá ha fomentado el desarrollo de políticas mineras respetuosas del medio ambiente en Panamá, cuestión de gran interés de un país minero con experiencias invaluables, y de Panamá que tiene un enorme potencial casi desaprovechado y hasta demonizado por extremistas.
La entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio entre Canadá y Panamá en abril de 2013 propició un aumento del 575 % en el comercio bilateral entre los dos países durante la última década, que supera ahora $500 millones anuales. El Canal de Panamá presta un servicio inestimable a Canadá, usuario número 12 con 4,9 millones de toneladas largas al año según origen y destino de la carga, y favorece el tránsito de buques entre sus dos costas distantes, del Atlántico y del Pacífico.
Los intercambios educativos entre Panamá y Canadá deberían ampliarse significativamente, al aprovechar el excelente sistema educativo canadiense, sus universidades e institutos técnicos, donde los alumnos podrían además aprender inglés y francés. Los estudiantes panameños pueden presentar sus candidaturas al Programa para Líderes Emergentes en las Américas administrado por el Ministerio de Asuntos Globales de Canadá. La presencia de artistas, escritores y músicos panameños en Canadá y viceversa y el intercambio de exposiciones y obras de arte enriquece la escena cultural y fortalece los lazos de amistad y de cooperación entre ambos países.
Resaltamos la asistencia técnica que Canadá estará brindando a través de consultores expertos en cuatro proyectos presentados en 2025 por el Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano, la Autoridad Nacional de Aduanas y el Ministerio de Comercio e Industrias.
Durante el duro régimen militar del general Noriega y la crisis político-económica consecuente más de 2 mil profesionales panameños emigraron a Canadá bajo un gobierno que los acogió con renuencia e impuso en 1988 la visa obligatoria -procedimiento largo, engorroso, disuasivo-, pero la mayoría regresó a Panamá cuando se restableció la democracia en 1990. La supresión de la visa para viajar a Canadá desde 2023 favorece singularmente las visitas de turistas y empresarios panameños y potencia nuestras relaciones políticas.
Panamá es un destino para turistas canadienses, principalmente de Ontario, Quebec y de Alberta, que vienen al trópico durante el frío invierno. Costa Rica recibió en 2024 más de 272 mil turistas canadienses mientras que Panamá sólo cerca de 50 mil -muchos en el aeropuerto de Río Hato-, cifra que podría multiplicarse con una verdadera promoción y mejor acogida con seguridad, buen servicio personal, transporte público y limpieza territorial. Queremos más turismo con más competencia aérea y frecuencia de vuelos entre ambos países, especialmente con Toronto, Montreal y Calgary.
Por razones personales viajo a Ottawa a menudo desde hace veinte años y puedo constatar la vitalidad de ese país gigantesco, original, diferente y multicultural, mejor aliado político, y su papel creciente en un mundo más multipolar. Con muy buenos embajadores en las antípodas del continente, en Argentina (Juan Luis Correa desde 2024) y en Canadá (ahora Ricardo Alemán), Panamá asciende un escalón más en su presencia internacional.