Elusiva felicidad

Actualizado
  • 28/01/2009 01:00
Creado
  • 28/01/2009 01:00
L a extraordinaria novela “Chesil Beach” de Ian McEwan explora el drama de la pérdida del amor, de cómo puede cambiar el curso de una vi...

L a extraordinaria novela “Chesil Beach” de Ian McEwan explora el drama de la pérdida del amor, de cómo puede cambiar el curso de una vida por un gesto o una palabra nunca dicha.

Edward Mayhew y Florence Ponting pasan una terrible noche de bodas, en Chesil Beach en el año 1962. La luna de miel, que trascurre en un apartado hotelito, termina en frustración y vergüenza. La inexperiencia producto de una crianza represiva traumatiza y arruina sus vidas. Experimentan un rotundo fracaso al momento de intentar consumar la boda, debido a la opresión de una sociedad que todo lo quiere controlar, dónde los factores morales, económicos y de clase invaden el territorio de la intimidad.

Florence, violinista, soñaba con hacer una carrera como concertista, tener un hogar feliz, una vida perfecta junto a Eduardo, el estudiante de historia que conoció por casualidad y de quien se enamoró. Provenía de una familia de clase media alta refinada, acostumbrada a lujos. Florence siente repugnancia por cualquier manifestación sensual.

Edward desea hacer el amor con su esposa, más no cuenta con experiencia necesaria. Ambos eran vírgenes. Sueña en silencio con el placer interrumpido que sería la vida en común. Este estudiante de historia, proveniente de una familia de clase media baja, creció en la campiña inglesa. Se había enamorado de la tímida y sensitiva Florence.

Se casaron pensando que esta unión les traería la felicidad, confianza y libertad de llenar sus destinos, un buen futuro: “Era todavía la época en que ser joven era un obstáculo social, un signo de insignificancia, un estado algo vergonzoso cuya curación iniciaba el matrimonio”.

La castidad prenupcial hacía del casamiento un deber artificial y sexualmente frustrante. El mundo se regía por un sistema operado por adultos reprimidos. El infantilismo de la pareja que se ama tanto como se teme, reduce el paisaje moral a la expresión mínima, refleja la edad de una inocencia caduca y agria.

“Chesil Beach” es el análisis narrativo de una historia de amor dañada. Escuchamos el ritmo pausado del mar, la marea, el estallido sobre las rocas, el golpeteo de los pensamientos estremeciendo el trágico devenir, las palabras equivocadas.

Al final de sus vidas, terminan solos. Ella un exitosa concertista, él, un sesentón solitario. “Ahora, por supuesto, veía que la propuesta retraída de Florence era totalmente intrascendente. Lo único que ella había necesitado era la certeza de que él la amaba y que no había prisa porque tenían toda la vida por delante”, escribe el autor de esta trágica historia de amor, que carece de un final feliz.

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