La revolución olvidada

Actualizado
  • 14/11/2010 01:00
Creado
  • 14/11/2010 01:00
Este año se cumple una década de soberanía sobre lo que fue la llamada Zona del Canal, área antiguamente administrada por los Estados Un...

Este año se cumple una década de soberanía sobre lo que fue la llamada Zona del Canal, área antiguamente administrada por los Estados Unidos. Y un año más, ciento siete, de ser fundada la república panameña, es decir, de habernos separado de Colombia (con la ayuda/intervención/protección/ocupación, por cierto, del Gran vecino) y doscientos años (unos años más o quizás unos años menos) de independizarse el continente americano de España, sin olvidar, por cierto, a Haití, que se independizó de Francia en 1804.

Cuando nos hablaban en la escuela de los precursores de la independencia americana, siempre nos mencionaban a la revolución francesa y a la norteamericana, pero saltaban, como decimos en Panamá, ‘olímpicamente’, sobre la revolución haitiana.

Hay que tan solo leer las pocas referencias de Mariano Arosemena sobre la revolución haitiana para darse cuenta, sin embargo, lo que significó esa conmoción para la región. Jamás en la escuela escuché el nombre de Toussaint L`0uverture.

¿Y qué hubiera sido de Simón Bolivar sin el apoyo de Pétion? En la escuela no se nos enseñó el significado histórico de la revolución haitina, la primera república negra del hemisferio occidental, que abolió la infamia de la esclavitud.

Podría decirse que la República Haitiana, por otra parte, fue resultado de un largo proceso de resistencias, luchas, negociaciones y derrotas de los negros en América, después de los Palanques, sistemas autárquicos de vida y gobernanza que se conocieron en Brasil, Colombia, Jamaica y Panamá, cuyo ejemplo lo tenemos en Bayano.

En efecto, este año se ofrece la posibibilidad de re-plantearnos la histora del continente y, particularmente, de nuestro país.

No hace mucho hemos sido testigos de un acalorado debate que, lamentablemente, desapareció. No obstante, creo que para que podamos salir de ese atolladero es necesario que entendamos que la pregunta no es si la República de Panamá fue inventada por Wall Street o si fue un golpe de astucia del primer Roosevelt. Ni mucho menos si fue gestionada o vendida por la "oligarquía".

Creo que, como muy bien dicen los españoles, ‘por allí no van los tiros’, a pesar que me alegraré si, algún día, llega a comprenderse cómo sucedió "realmente" ese carambolage. La pregunta, me parece, es qué tipo de República queremos hoy.

Y creo que podemos coincidir con que queremos una república democrática, participativa, dinámica, abierta para todos los panameños, indendientemente de su raza, sexo, religión y origen de clase, ¿no es cierto? Entonces, por qué no comenzamos a debatir lo que ha impedido a que llegemos a este punto.

Es tiempo que nos cuestionemos los silencios de nuestra historia americana, por ejemplo, Haití, el significado y la herencia de la ex-Zona del Canal, el racismo y la exclusión de género que se ha vivido y se vive en Panamá, sobre la persistencia de los autoritarismos y de la intolerancia que amenazan a nuestra democracia, en fin, aquí no salto ‘olímpicamente’ sobre el gesto de felicitar a los ganadores del Miró de este año y, especialmente, a la profesora Patricia Pizzurno por su ensayo ‘Memorias e imaginarios de identidad y raza en Panamá, Siglos XIX y XX’. Como dicen los españoles, ‘por allí van los tiros’.

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