Iglesia chilena lanza protocolo para tratar denuncias de abusos sexuales
- 26/04/2011 13:56
La Iglesia chilena reveló este martes un protocolo para tratar con agilidad las denuncias de abusos sexuales a menores de religiosos, tras un escándalo por denuncias que involucran a un influyente sacerdote y a la ex madre superiora de una congregación.
Las denuncias, de abusos sexuales cometidos en la década de los 80, fueron desoídas inicialmente por las autoridades eclesiásticas, lo que llevó a la Iglesia chilena a pedir hace dos semanas un público perdón a las víctimas."Queremos hacer cuanto sea necesario, con caridad, pero con justicia, para evitar los males que provienen de las graves faltas que algunos ministros de la Iglesia pueden cometer contra los más pequeños", dijo en conferencia de prensa el obispo Santiago Silva, a nombre de la Conferencia Episcopal de Chile.
"Es total nuestro compromiso de velar incesantemente porque estos gravísimos delitos no se repitan", agregó.El protocolo incluye medidas como recibir no sólo denuncias firmadas por escrito, sino también "noticias" sobre casos de abusos sexuales, además de investigar hechos que hayan prescrito y colaborar con la justicia ordinaria.
Todas las investigaciones deberán también ser enviadas al Vaticano. Asimismo, se creó el Consejo Nacional para la Prevención de Abuso contra Menores.
En febrero, el Vaticano halló culpable de abusos a menores al sacerdote Fernando Karadima, de 80 años, formador de varios obispos y pastor de una parroquia a la que asistía parte de los más influyentes miembros de la sociedad chilena.
Las víctimas, hoy adultas, denunciaron los abusos ante las autoridades eclesiásticas pero éstas no realizaron acciones en su contra.
El sacerdote permanece recluido en un hogar de monjas y es investigado por la justicia.Tras el caso Karadima, se conoció a inicios de año otra denuncia de abusos sexuales a menores cometidos en la década de los 80 que involucra a Sor Paula, la ex madre superiora de la Congregación de las Ursulinas, que administraba dos colegios privados de Santiago.
Su caso también es investigado por la justicia ordinaria, y al igual que con Karadima, las denuncias eran conocidas con anterioridad por Iglesia.