La falta de salud como propel de escritura

El hijo de un médico nació enfermo. Marcel Proust vino al mundo en el contexto de la guerra franco-prusiana y la Comuna parisina, un per...

El hijo de un médico nació enfermo. Marcel Proust vino al mundo en el contexto de la guerra franco-prusiana y la Comuna parisina, un periódo que suponía hambrunas y desórdenes sociales. Su padre, Adrien Proust, era un renombrado médico epidemiólogo y su madre, es recordada por historiadores como una mujer cultivada, bella e inteligente.

A días de haber nacido, el padre de Marcel temía que su primogénito no sobreviviera porque se mostraba muy débil. Cuando cumplió nueve años, el joven Proust empezó a sufrir de asma bronquial, un padecimiento considerado como una expresión de neurosis en aquellos tiempos.

De niño era bastante apegado a su madre, haciendo referencia en sus escritos a una obsesiva necesidad de tener que recibir de ella un beso de buenas noches, y su angustia si no lo obtenía. De hecho, fue capaz de inventar enfermedades solo para recibir su atención.

El asma siempre estuvo con él. Intentó combatirla con cafeína, dietas lácteas, jarabe de éter, morfina; barbitúricos como veronal y trionval, cloral, adrenalina, euvalpina, alcohol en forma de cerveza —que mandaba a traer del Hotel Ritz de París—, inhalando estramonio, fumando tabaco e incluso marihuana. Nada se la quitó. Ni si quiera ir a pasar los veranos en lugares costeros, como lo hacía en un hotel al lado del Mar, en Balbec.

Proust permanentemente abusaba de estas sustancias, ocasionando un desbalance en su horario de sueño. Despertaba a las 9 de la noche y desayunaba dos horas después. Su enfermedad empeoraba en horarios nocturnos, y esto también le impediría dormir tranquilo.

Más adelante, Babinski le introduce el concepto de memoria emocional o involuntaria, lo cual fue fundamental al momento de sentarse a escribir ‘En busca del tiempo perdido’. El conocimiento que había adquirido desarrolló la trama de su obra. En esta, utiliza conocimientos de medicina, sobre todo de neurología, para retratar al detalle los diferentes estratos sociales de su época.

En 1903 su padre fallece, dos años después le toca a su madre. Es allí cuando Proust opta por el claustro. Dejó las fiestas que organizaba cuando joven y se encerró en casa a escribir, muchas veces postrado en cama debido a la complicación de su enfermedad. Años más tarde, una pulmonía derrota al escritor francés.

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