El sombrero pinta'o prepara su nominación

Actualizado
  • 11/11/2016 01:00
Creado
  • 11/11/2016 01:00
Los procesos y técnicas artesanales para su elaboración se han documentado para solicitar su inclusión en la lista de Patrimonio Cultural

En la Dirección Nacional de Artesanías hay inscritos más de 400 artesanos de sombrero. Estos maestros que han preservado las técnicas del ‘Sombrero Pinta'o' viven principalmente en Coclé (especialmente en Penonomé, La Pintada y Antón), pero también en Herrera, Los Santos y Veraguas.

En un pequeño poblado pasando La Pintada reside Aurelina Morales con su esposo Didacio Quirós, ambos expertos en el tejido de la prenda típica. Sobre la única calle que atraviesa Santa Cruz todos los vecinos reconocen su nombre. Varios de ellos también tejen sombreros.

El hogar de Morales se levanta sobre una elevación de tierra fértil, bajo la sombra de un almendro. A sus espaldas se despliega una finca en la que crece desde la palma de pixbae hasta el café. Las plantaciones de bellota (Carludovica palmata) que tiene cumplen un doble propósito: sostener la tierra de las laderas y proveer uno de los materiales básicos para la elaboración del sombrero.

En el espacio de su taller, más amplio que el de su hogar, un recorte del periódico El Siglo de 2007 describe a Quirós como ‘El genio del tejido en Coclé'. Del matrimonio ahora ella es la más activa y quien participó en octubre pasado en el VI Festival del Sombrero Pintao.

MATERIA PRIMA

Cinco distintas plantas aportan el material para este sombrero tejido. Los cogollos tiernos de la bellota se rasgan con una aguja, se lavan, se cocinan y se secan al aire libre. Con estas ‘pajitas' se tejen las trenzas o crinejas.

Del junco (Cyperus holoschoenus de las capiráceas) y la chonta (Astrocaryum tandleyanu) se obtienen otras fibras más. Estas se cocinan con hojas de chisná (Arrabidaea chica), que las tiñen de un color rojizo. Al ser sumergidas en lodo de ciénaga, adquieren el color negro y son utilizadas para los tejidos de pintas y talcos negros del sombrero.

Hoy en día se aprecian también sombreros con pintas en azul, verde o rojo. Aunque algunos tintes proceden de productos naturales, Morales confiesa que para tonalidades como el azul han descubierto que se puede obtener del papel crespón. Durante el proceso de cocción, cuando la pajita ha adoptado el color, se le agrega una cucharadita de sal para que no se destiña.

Estas son innovaciones propias de los artesanos, dice Emma Gómez, Coordinadora General Encargada del Proyecto Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) de Panamá del Ministerio de Comercio e Industrias. Aunque tradicionalmente el Sombrero Pinta'o es aquel que lleva tejidos oscuros intercalados en su plantilla, copa y ala.

Otra planta que se utiliza es la pita (Furcraea cabuya). De ella que se obtiene un hilo fino con el que se unen las trenzas tejidas en los sombreros más finos. Durante el proceso se cose hebra por hebra. Para los sombreros más ordinarios, los ‘capachitos', se extrae el hilo de una especie a la que llaman cabuya.

‘Antes todo el mundo compraba capacho', dice Morales. ‘Costaba un dólar el sombrero de cinco o seis vueltas'.

CALIDAD Y COSTO

Según Gómez, el costo del sombrero depende de tres elementos: la fineza del tejido, los tipos de talcos y el número de vueltas de crinejas (de siete a veintidós vueltas). El precio puede variar entre veinte y arriba de seiscientos dólares.

‘Un sombrero fino, de veinte vueltas, me toma tres meses', comenta Morales. ‘Lleva mucho trabajo y uno considera que aún es muy mal pagado'.

ESPECIALIZACIONES

Como con la pollera, los involucrados en la producción de esta artesanía se están empezando a especializar.

Por ejemplo, están quienes venden las plantas —vivas, cortadas o procesadas—, o quienes se han especializado en el tejido de crinejas, pintas o talcos. Otros se dedican a coser y armar el sombrero.

Algunos artesanos aún realizan toda la cadena de producción, pero quienes prefieren ahorrar el tiempo de procesar el material lo compran.

Morales hace un poco de ambas. Confiesa que trabaja los sombreros desde pequeña y conoce todo el proceso, pero cuando recibe pedidos grandes o de apuro prefiere ahorrarse algunos pasos.

‘Si uno compra la bellota para sacar un sombrero bueno, tiene que gastar entre ocho a diez dólares', sostiene. Eso va sumando al costo del producto final.

Como los artesanos, muchas comunidades se están especializando en el tipo de sombrero que producen.

‘Algunas se dedican más al sombrero fino y otras al sencillo porque se vende más. Lo usa todo el mundo', expresa Gómez.

NOMINACIÓN

En marzo de este año, el equipo del MICI solicitó la nominación de los ‘Procesos y técnicas artesanales de las fibras vegetales para el tejido de los talcos, crinejas y pintas del Sombrero Pintao' para ser incluidos en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.

Para poder hacerlo, iniciaron en 2013 un trabajo de documentación de las técnicas artesanales del sombrero, con el apoyo de la Dirección General de Artesanías y la Dirección Provincial de Coclé. También participaron personas de las comunidades en las que se tejen los sombreros, capacitadas por el ministerio.

Durante la investigación se aprendió que la artesanía es originaria del indígena de la región de Toabré (Penonomé). De esto habla en 1888 el Prefecto Aníbal Gutiérrez Viana y así lo detalla Gaspar Rosas Quirós en su libro La educación en Coclé a partir del XIX :

‘Este tejido en crinejas entrelazadas de bellota y junco cosidos con fibra de la pita torcida, nació del arte indígena panameño, de Toabré'

LA EDUCACIÓN EN COCLÉ A PARTIR DEL XIX

‘Este tejido en crinejas entrelazadas de bellota y junco cosidos con fibra de la pita torcida, nació del arte indígena panameño, de Toabré. De esta región ha tomado incremento en otros lugares especialmente en La Pintada, porque caseríos vecinos a la región la difundieron'.

Este libro también destaca la existencia de distintas escuelas de tejer sombrero en Penonomé. La primera en 1847 en la Parroquia de Penonomé. Más adelante, entre 1903 y 1921, se fundaron otras escuelas de sombrerería, en La Pintada, Las Minas, Pajonal y Rincón de las Palmas. Para ello se trajeron maestros ecuatorianos diestros en la fabricación de sombreros con la misma planta que se utilizaba en Coclé.

El texto señala que el ‘tejido de sombreros ecuatorianos que impartieron aquellas escuelas era de una sola pieza y no perduró en Coclé'.

Gómez resalta que distintas autoridades de la provincia, artesanos, agricultores y miembros de la comunidad han firmado las solicitudes para esta nominación que será evaluada en el 2017.

Para ella esto no solo brinda motivación a la comunidad o un estímulo al turismo y la venta artesanal. Una postulación de esta naturaleza, asegura, implica una serie de compromisos que el país debe adquirir a nivel de protección al patrimonio.

DESAFÍOS

Uno de los desafíos a los que se enfrentan los artesanos, por ejemplo, es el encarecimiento de los materiales que utilizan o la dificultad a la hora de encontrarlo. ‘Lo que más les está costando es la chonta. Es una palma muy espinosa por todo el tallo y algunos la tumban para poder cortar el cogollo', dice Gómez.

Gómez explica que el proyecto salvaguardia del PCI no se limita a hacer investigación y crear inventarios.

Se ocupa además de desarrollar propuestas para la revitalización de manifestaciones que puedan estar en peligro, una labor que actualmente lleva a cabo para prevenir la cada vez mayor escasez de chonta.

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