Verano de nuevas experiencias

Actualizado
  • 25/01/2017 01:00
Creado
  • 25/01/2017 01:00
Los cursos de verano son una alternativa para que los niños expandan sus conocimientos

Con las vacaciones de verano de los niños a medio camino, algunos padres han recurrido a los cursos o campamentos de verano para mantener a sus hijos entretenidos.

Es importante que se reflexione sobre el por qué y para qué se inscribe a un niño en un curso de verano, dice la psicóloga Ana Elisa Villalaz. ‘Qué necesita mi hijo en este momento y aprovechar el tiempo para que no solo sea que alguien lo cuide, sino que pueda desarrollar habilidades'.

Villalaz reconoce que hay muchos padres que no tienen con quien dejar a sus hijos ahora que están de vacaciones.

Cuando los niños están en la escuela, pasan la mayor parte del día allí. Al salir, puede que vayan a una guardería, a terapia o los cuide un familiar.

Es así que los cursos de verano se convierten en una apoyo y al mismo tiempo, ayuden a estimular al niño en diferentes áreas, que tal vez no exploren durante el año escolar.

CRECIMIENTO PERSONAL

En verano hay que apostar por un aprendizaje más informal, basado en emociones positivas y experiencias significativas, señala Sara Ortega Tapia, neuropsicóloga de la Fundación Cantabria Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (CADAH), en España.

El verano permite emplear recursos y metodologías más experienciales y lúdicas evitando el formato de fichas tradicional basado en lápiz y papel, aprovechando la flexibilidad horaria y la disposición de tiempo al aire libre, escribe la neuropsicóloga en un blog de la fundación.

Hay diferentes tipos de cursos y campamentos, algunos son para el desarrollo personal, la creatividad y la autoestima. Otros son al aire libre, en los que juegan en equipos.

Sin importar cual escoja, indica Villalaz, todos son herramientas para que los niños tengan experiencias distintas a las que tienen en la escuela y al mismo tiempo, los padres pueden estar tranquilos porque saben que sus hijos son atendidos.

Los pequeños aprenden que hay más actividades por hacer que no son académicas necesariamente, pero que generan una expansión del pensamiento.

‘Cuando uno se expone a una variedad de experiencias es más nutritivo, porque internamente ocurren más interconexiones neuronales, se activan más neurotransmisores', comenta la psicóloga.

Los cursos también le enseñan a los niños que la vida no es estática o rutinaria y los sacan de su zona de confort. ‘La vida está llena de cambios y se debe tener la apertura para adaptarse'.

En el curso de verano ellos tienen que lidiar con nuevos niños, tienen que seguir instrucciones de otros maestros, el entorno es distinto, así como el horario e incluso la vestimenta es diferente.

‘Todo ese proceso ayuda a estar en constante cambio e implica estar algo incómodo papara poder hacer amigos nuevos e interactuar con personas que no conocía. Todo eso es crecimiento para el niño', apunta Villalaz.

Por su parte, Ortega Tapia menciona que las actividades deportivas son también una forma de reforzar las habilidades organizativas y sociales. Además de potenciar el proceso de socialización, ayudan a mejorar aspectos cognitivos y comportamentales como la atención, el autocontrol y la planificación.

Los cursos y campamentos de verano ayudan a que los chicos encaren su nuevo año escolar con mejor disposición.

A LA MEDIDA

Es importante ver que el niño no esté recargado de actividades. Todos los niños requieren de descanso, distracción, jugar y crear juegos nuevos, y hasta tiempo para aburrirse.

Hay que buscar un balance para no exigir demasiado y luego le provoque estrés y cansancio antes de entrar a la escuela.

Por ello, Villalaz recomienda que los padres tengan claro que no es oportuno inscribir al niño a un curso solo para que no moleste o para que se cansé y se acueste temprano.

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