La danza contemporánea crece

Actualizado
  • 08/10/2017 02:05
Creado
  • 08/10/2017 02:05
Prisma, el Festival Internacional de Danza Contemporánea de Panamá, celebra del 7 al 15 de octubre su sexta versión con una escena más consolidada

Durante esta semana empezó, la danza contemporánea que se apoderó de la ciudad de Panamá. Se dio inicio a la sexta versión de Prisma, el Festival Internacional de Danza Contemporánea de Panamá que busca promover este género, que a pesar de haber sido practicado ya por varios años, se encuentra aún en estado emergente.

‘[En danza contemporánea] estamos atrasados y nos toca ahora ponernos al día con respecto a los demás. Con la entrada de Prisma nos hemos puesto un ‘turbo', el festival ha logrado un buen nivel, la vara la hemos puesto alta desde un principio',

XIMENA ELETA

GESTORA DE PRISMA

De acuerdo con Analida Galindo, una de las organizadoras del festival, en esta situación ha influido el hecho de que en el país no existe una compañía estatal de danza contemporánea, solo de danza clásica.

‘No hay una escena formal establecida, aunque sí hay coreógrafos independientes y agrupaciones independientes que trabajan por gestión propia, pero por falta de este referente, a veces estos proyectos tienen una vida que no es larga a través del tiempo', explica.

Para Ximena Eleta, también gestora de esta propuesta internacional, la situación es atípica con respecto a los países de la región. ‘Costa Rica tiene una compañía estatal de danza contemporánea, así como El Salvador y Guatemala. La danza en otros países nos lleva muchos años de ventaja. Vamos por buen rumbo, pero nos queda un camino larguísimo por recorrer', reconoce.

Y es que aunque ha habido bailarines y coreógrafos haciendo trabajos, como escena formal, la danza contemporánea está apenas naciendo. ‘Hay nuevas manifestaciones, más sólidas, más a largo plazo. Se trata de un avance que no es muy tangible, pero nosotras sí lo vemos', asegura Eleta.

El festival Prisma, que idearon hace unos siete años e inauguraron hace seis, justamente tenía ese propósito: fortalecer la incipiente escena de la danza.

‘En ese momento en Panamá no había prácticamente danza contemporánea en el ámbito internacional, ni talleres, ni residencias, ni creaciones, ni colaboraciones con extranjeros', recuerda Eleta.

‘Lo que más nos interesa es que las butacas estén llenas, que en la estación del metro, las escuelas y demás lugares donde haya presentaciones, haya público',

ANALIDA GALINDO

GESTORA DE PRISMA

Prisma se ha convertido en una ventana no solo para saber qué está pasando afuera en cuanto a tendencias y estilos, sino que al venir, estas personas van creando relaciones e inquietudes en coreógrafos y bailarines locales.

‘No se trata de algo que hayamos generado nosotras, sino que surge espontáneamente en los festivales. Se han dado intercambios más frecuentes entre bailarines y coreógrafos, tanto extranjeros como locales. También ha crecido la motivación, con ese influjo de presentaciones y talleres', detalla.

La inclusión de Panamá en el programa del Fondo Iberescena también favoreció el inicio del movimiento de la danza contemporánea de forma más contundente.

Aun así, como confiesa Eleta, ‘estamos atrasados y nos toca ahora ponernos al día con respecto a los demás. Con la entrada de Prisma nos hemos puesto un ‘turbo', el festival ha logrado un buen nivel, la vara la hemos puesto alta desde un principio', destaca.

EVOLUCIÓN EN SEIS AÑOS

La necesidad de formarse ha sido despertada por el festival. ‘El primer año fue un problema la asistencia a los talleres, aunque eran gratuitos', recuerda Galindo. Actualmente, la demanda es tal que los cupos se han agotado antes de que se inicie la cita.

La producción de coreógrafos locales se ha incrementado. De una cada dos años, las agrupaciones locales producen, algunas, hasta tres obras al año. En la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Panamá, el nivel de los estudiantes que inician su carrera es superior. ‘Eso ocurre porque la danza contemporánea se está convirtiendo en una nueva opción junto a la danza clásica, el jazz o el folclor. Se está generando más trabajo, ya el bailarín no es una isla sola. ¡Vamos bien!', dice Galindo con entusiasmo.

Incluso la interacción con el público también ha tenido su evolución. ‘Aunque esto no va a cambiar de un año para otro, la respuesta del público va creciendo de a poquito. El hecho de que los coreógrafos estén trabajando en más producciones, significa que la gente los está yendo a ver', analiza Eleta.

En lo que hay que insistir un poco más es en el hecho de que el trabajo del artista tiene un valor y es justo que se pague por él.

‘Hay una noción extraña de que por el arte no se paga, la gente es muy reacia a pagar por su boleto. Quiere ir, le interesa, pero no está dispuesta a pagar', comentan las organizadoras.

Eso hace que al momento se tenga que conseguir patrocinios, pero se hace necesario cambiar la mentalidad del asistente. ‘Nuestro público ha crecido; sin embargo, la boletería se ha mantenido igual', indica Eleta, ‘y nuestros boletos no son tan costosos si los comparamos con los de otras actividades artísticas, pero cuando los obsequiamos son peleados', agrega.

El Festival Prisma seguirá ofreciendo sus boletos al mismo precio que viene haciéndolo desde su primer año, aunque en estos seis años el país haya sufrido una inflación considerable.

‘Lo que más nos interesa es que las butacas estén llenas, que en la estación del metro, las escuelas y demás lugares donde haya presentaciones, haya público', dice Galindo.

Prisma, desde fuera

El festival ha logrado establecer una muy buena reputación. Esto lo certifica el hecho de que sus productoras debieran hacer una anotación en su página web, con respecto a las propuestas de participación por parte de compañías extranjeras. ‘Solo serán consideradas las primeras 500 propuestas'.

Y es que en 2015 fueron recibidas más de 500. Este año las propuestas superaron también esa cantidad. Las razones son variadas.

Prisma no solo ofrece presentaciones formales, intervenciones en espacios públicos, presentaciones en escuelas, talleres y residencias. Esto no solo resulta atractivo para los bailarines locales, sino para los extranjeros.

‘Nosotros pagamos caché a los artistas, algunos festivales solo cubren sus gastos porque a veces no hay presupuesto. Aunque el caché que ofrecemos es limitado, es un beneficio para ellos', explica Galindo.

Otro detalle es que los organizadores atienden a sus invitados ‘así como nos gustaría ser atendidos', dice Eleta. ‘De eso se ha corrido la voz, al igual que de su buen nivel técnico y por eso, muchas compañías quieren venir', agrega.

Entonces, no será raro encontrar solicitudes de agrupaciones que han participado en el festival.

Otro elemento que se suma son los vínculos con otros festivales del área que permiten a los artistas beneficiarse, al igual que a los organizadores, ya que participando en varios eventos el circuito se logra dividir gastos y facilitar la asistencia.

‘Hemos hecho contacto con festivales en Chile, República Dominicana, Colombia, el Festival Cervantino. Ellos conocen nuestro nivel porque ven a las personas que traemos', detalla Eleta.

Este año asistirán a Prisma dos programadores internacionales de Guayaquil, Ecuador y Santiago de Chile. Su presencia no solo conviene a las compañías invitadas, sino a los artistas locales que se presentarán.

Selección de talentos

Una preselección donde se descartan producciones que no cuentan con el nivel técnico requerido o que no pertenecen al género es hecha por las organizadoras que luego dejan en manos de un comité que varía por año y en el que se incluyen un profesional de la danza y otros de artes visuales, cineastas, empresarios y directores de centros culturales. ‘Tenemos que tomar en cuenta que al ser este tipo de danza emergente, no podemos presentar un programa muy técnico o sofisticado. No hay una curaduría o tema por versión, sino más bien, todo depende de la onda del comité', detalla Galindo ‘Este año, para nuestra sorpresa escogieron propuestas más arriesgadas'.

Esto, de acuerdo con las organizadoras, es otra muestra de la evolución que ha tenido el festival, pues años atrás, una selección como la actual no se hubiese hecho.

En todo caso, siempre habrá un nivel de subjetividad, tanto en el primer filtro, como en la escogencia final.

Participación local

A pesar de que parte importante del festival es la participación local, este año se ha visto limitada, pues la mayoría de las agrupaciones propusieron proyectos que se habían presentado localmente de manera reciente y ‘necesitamos propuestas nuevas porque nuestro público es muy limitado. Es difícil que el público quiera ir a ver una propuesta que ya conoce'.

Este año se tendrán dos propuestas de Panamá, una colaboración que se presentó a convocatoria y otra que fue seleccionada para una de las intervenciones en el Metro de Panamá. Algunos artistas locales participarán a manera de residencias en piezas de coreógrafos internacionales. Estas se presentarán en ambos sábados del festival.

En próximas ediciones, para garantizar una mayor participación de agrupaciones locales se establecerá una convocatoria separada que tome en cuenta aspectos más específicos.

El programa 2017

Prisma ofrece un programa más extenso que años anteriores. Se trata de veintitrés presentaciones que incluyen cinco en diferentes estaciones del Metro de Panamá, como parte del programa Metro Cultura.

Además habrá presentaciones todas las noches del festival en teatros. Este año acogerán a los bailarines los escenarios de los teatros Anayansi, Anita Villalaz, Teatro Ateneo y Xielo.

El programa de Prisma alcanzará el Colegio Monseñor Francisco Beckman en Las Cumbres, el Centro Educativo Guillermo Endara Galimany, en La Chorrera, el International School of Panama, en Brisas del Golf. También en el Biomuseo y en el Instituto Nacional, con un programa de jóvenes adolescentes.

Participarán bailarines de España, México, Israel, Guadalupe, Singapur, Taiwán, Alemania, Suiza, Brasil y Argentina; más de cien artistas.

Puede ver el programa completo en la página web del Prisma, ‘festivalprisma.com/programacion-2017/'.

‘Este año tenemos programa todos los días en mañana y tarde y luego en la noche. Es un programa bien ambicioso que logramos con un equipo técnico y administrativo muy limitado, tratando de ahorrar todo lo que se pueda, recibiendo donaciones y logrando patrocinios a través de canjes. Todo lo logramos gracias a cientos de personas que creen en el proyecto y apoyan', asegura Eleta.

Como artistas, declara Eleta, el objetivo es ‘llevar ese mensaje de paz, de solidaridad con los demás; presentar un concepto, una emoción para abstraernos de toda la locura que hay allá afuera. Queremos lograr esa conexión, eso es lo que nos mueve', concluye.

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