Una obra con el espíritu de Arreola

Actualizado
  • 16/09/2018 02:06
Creado
  • 16/09/2018 02:06
Fernando Rivera Calderón y Jis conversan sobre el proyecto que compartieron para homenajear al escritor mexicano Juan José Arreola, en su centenario de nacimiento

Fernando Rivera Calderón y José Ignacio Solórzano, han sido amigos por muchos años. Por ello, cuando les hicieron la propuesta de trabajar en una publicación que rindiera homenaje al escritor Juan José Arreola, al cumplirse este año el centenario de su nacimiento, aceptaron encantados. Hace pocos días los autores conversaron con el público panameño, sobre la investigación que fue materializada en el libro Arreolario, instrucciones para leer a Juan José Arreola. Su presentación fue una de las actividades con las que la embajada mexicana en Panamá realizó en el marco de los festejos por el 208 Aniversario de la Independencia de México.

‘Para mí fue una muy buena introducción a Arreola, de quien, me da pena admitirlo, no conocía mucho', dice José Ignacio Solórzano, reconocido caricaturista jalisciense quien presenta sus trabajos con sus siglas Jis. ‘Fuimos a su ciudad, pueblo de origen, Zapotlán, ahora Ciudad Guzmán, a conocer sobre él', explica Jis.

Para Fernando Rivera Calderón, Jis era el más adecuado para desarrollar el proyecto aunque no fuese un experto en el trabajo de Arreola. ‘Congenia perfectamente con el espíritu de Arreola', dice Rivera, escritor, actor y músico.

‘Arreola es uno de los escritores más importantes, uno de los secretos mejor guardados para las próximas generaciones', dice Rivera, quien explica que por alguna razón su obra no se lee tanto entre los jóvenes. ‘Ahora se lee más a Rulfo, se lee más a Pacheco quien, de hecho, fue discípulo de Arreola', agrega..

Y aunque la obra de Arreola no ha quedado en el olvido, considera Rivera que ‘la literatura mexicana de los últimos 20 años fue abducida por la violencia que vive el país y casi todos los novelistas jóvenes, más bien están retratando ese escenario de narcotráfico y violencia en el que vivimos y el género fantástico, que es el que trabajaba Arreola y que él llamaba la ‘varia invención' quedó rezagado', dice. ‘En el país, la realidad nos devoró. Y devoró también a la literatura', asegura.

Para el también escritor, Arreola es de la talla de Borges, Cortázar o Calvino, ‘autores fantásticos, sensacionales, que nos permiten lleva la imaginación a otros niveles'.

Así es que esta investigación es una oportunidad para ‘en nuestra locura de acercarnos a la obra de Arreola, presentar al personaje de una manera más divertida a las nuevas generaciones. Lo presentamos como lo que era él: un juglar, un saltimbanqui, no era el tipo que se creía el gran escritor', asegura.

Por ello, esta investigación con Jis, a Rivera le resultó perfecta pues como jalisciense, Jis tiene ‘mucho esa locura explosiva que Arreola manejaba, esta manera de conectar', describe.

EL ORALISTA

Espacios académicos han detallado sobre la obra de Arreola, pero algunos detalles que dicen mucho sobre el escritor se escapan de estas investigaciones.

Por ejemplo, que Arreola era un gran oralista, incluso hubo un tiempo en que dejó de escribir. ‘El escritor mexicano Alberto Ruy Sánchez, con quien coincidimos en Colombia, comentó que había participado al igual que Arreola como jurado de un concurso. Al parecer, no había leído el libro que iban a premiar. Ya grande, le daba flojera meterse con detalle a leer y opinaba de alguna de las piezas, sin haberlas leído. Según Ruy Sánchez, esa era ‘la parte más hermosa de las sesiones, oír las opiniones de Arreola sobre los libros que no había leído', cuenta Jis.

En esa misma jornada, se encontraron en el baño y en la intimidad que les daba estar frente a los urinales, Sánchez se atrevió a preguntarle a Arreola ‘Maestro, ahora con la verdad en la mano, ¿por qué dejó de escribir?', Cuenta Ruy Sánchez que Arreola luego de pensarlo le respondió ‘se me fue todo por la boca'.

De hecho, explica Rivera, algunos de sus libros, como La palabra educación , ‘no es un libro escrito por él sino que más bien sus alumnos y discípulos suyos le escuchaban le tomaban frases', describe Rivera.

Otra anécdota relacionada con este tema, tiene que ver con la publicación de una de sus más reconocidas obras. A Arreola le dan una comisión para hacer un libro que se iba a llamar Punta de Plata , en conjunto con un ilustrador. Iban a hacer un bestiario, para lo que fueron incluso al zoológico para hacer notas sobre los animales. Pero el escritor tuvo un bloqueo creativo, no había escrito una sola palabra y el plazo estaba por terminar.

Uno de sus discípulos, viendo la situación, le quiso convencer de que escribiera porque de no hacerlo se iba a meter en problemas con al universidad. Él le respondió que no podía sentarse a escribir.

‘Su alumno le dijo recuéstese en el divan y díctemelo. Cuenta José Emilio Pacheco, el estudiante que que convenció a Arreola de dictar el libro que él ‘empezó a hablar y era como si el libro lo hubiese tenido escrito en su cabeza'.

Arreola había estudiado en la escuela teatral de Bellas Artes en D.F. México. A través de la UNAM se le dio la comisión de restaurar un inmueble que estaba en Chapultepec, que era del Instituto de Biología. Este sitio que había sido abandonado se convirtió en La casa del lago, un centro cultural donde operaría una compañía teatral llamada Poesía en voz alta. ‘La propuesta era convocar a los poetas a hacer la oralidad, a hablar, a declamar poesía. Hasta la fecha, La casa del lago, José Arreola sigue siendo un espacio maravilloso de expresión', afirma Rivera.

LA PUBLICACIÓN

Arreolario consta de una serie de escritos sobre Juan José Arreola basados en los conocimientos e investigación de Fernando Rivera con ilustraciones de Jis y tiene básicamente dos partes: la primera sobre la biografía y obras de Arreola y la segunda, ‘la narración o crónica de nuestros ires y venires, haciéndonos bolas y confundiéndonos mientras hacíamos el libro', relata Jis.

El proyecto no les tomó más de seis meses, cosa que Jis considera entre milagroso e irresponsable.

‘Fue un libro por encargo, una editora amiga mutua nos propuso el proyecto para celebrar el centenario del nacimiento de Arreola', explica Rivera.

‘Como parte de esta investigación bvisitamos al hijo de Arreola en Zapoltlán donde nos recibió muy amable, platicamos con él, y nos llevó a la Casa museo de Arreola, un lugar pequeño, pero muy interesante, muy emotivo porque está como lleno de memorabilia, su máquina de escribir, muebles, libros, premios y cartas', detalla Jis

Allí descubrieron que cuando Arreola era muy joven, le llamaban Juanito el declamador, porque se sabía todos los poemas. En una ocasión, Pablo Neruda fue a visitar el pueblo, y le dijeron que debía escuchar a este jovencito.

‘Neruda quedó impactado con Arreola, de hecho le propuso que se fuese con él como su secretario durante la gira. Pero la esposa de Neruda, le dijo que no le convenía aquello, que mejor se quedara y terminara de estudiar.

Arreola se quedó en Zapotlán, pero Neruda le deja en uno de sus libros, una dedicatoria que dice: ‘Para Juan José, con esperanza en su futuro'. Neruda vio que ese joven se podía convertir en un gran escritor.

‘Lo que hacemos es dialogar, yo planteo una idea de texto, y él me responde con una ilustración, con un dibujo, y es muy divertido porque ambos nos sorprendemos de lo que el otro propone', cuenta Rivera.

‘Como buenos autores deshilachados que somos, estuvimos dudando, forcejeando, quejandonos, convencidos de era imposible que el proyecto se completara. La editora hizo una labor titánica de estarnos regresando al redil, a la sensatez, convenciéndonos de que sí hombre que sí se puede, porque nosotros pensábamos que era un absurdo, que no alcanzábamos a hacerlo. Pensamos que no iba a salir', confiesa Jis.

‘Ese es el espíritu Arreola', justifica Rivera. ‘Nos pasaron muchas cosas raras', dice.

Regresando de su excursión a Guadalajara, la computadora de Rivera, donde se estaba almacenando el material decidió reiniciarse. ‘Quise detener la opción y se borró todo... enloquecí', recuerda Rivera. ‘tuve que reescribir una parte y confiar que las cosas salieran bien, a pesar de lo mal que nos estaban saliendo', rememora. A esto habría que sumar la ruptura de su relación amorosa y una gran discusión que Jis tuvo con su esposa.

El trabajo era enviado a medida que se iba produciendo, De esta manera no era difícil perder la noción del avance del proyecto.

Un día Rivera despertó con una frase en la mente: ‘Zapotlán es el epicentro de ese terremoto llamado Juan José Arreola'. inmediatamente llamó a la editora para proponérsela y ella le responde ‘pero si el libro ya se fue a imprimir...'

‘No podía creer que el libro ya se había terminado , y ni siquiera estaba seguro de lo que había hecho... imagina el vértigo en el que estábamos metidos...', dice.

‘Yo todavía no puedo creer que el libro salió, fue milagroso', dice Jis. ‘Ahora estamos en gira artística, nunca nos imaginamos esto tampoco, pero todo ha ido muy bien, la verdad', agrega.

EL PERSONAJE

De acuerdo con Rivera, Arreola no es un personaje, sino muchos, por ello el planteamiento de Arreolario es que ‘no buscábamos a un personaje sino a muchos Arreolas. Él tenía una conciencia demasiado libre. Era actor, escritor, tallerista, un gran ajedrecista, jugaba ping pong muy bien, tenía muchas facetas'.

JOSÉ IGNACIO SOLÓRZANO, JIS

Pasó a ser Jis al publicar sus primeros monos y dejar a un lado la carrera de Ciencias de la Comunicación que había estudiado en el ITESO. Fundador de Galimatías, La Mano y los suplementos de humor La mamá del Abulón y Uno Chango pa el Chamuco. Comparte créditos en la famosa tira El Santos.

También trabajó en la radio donde fue locutor y tuvo un personaje en la radionovela de horror ‘El Monje Loco'.

‘Fue muy aventurero, a todo le entraba',

Era un gran seductor también y un tipo que se enamoraba mucho y vivía grandes catástrofes del amor', asevera Rivera. ‘Por algo tiene ese mini cuento maravilloso que se llama Cuento de horror que dice: ‘La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones'. Me parece uno de los cuentos breves más bellos que existe', dice Rivera conmovido. ‘Nos emociona mucho bajar al personaje a la tierra y ponerlo al alcance de todo el mundo', concreta.

Y es que para Rivera, Arreola era ‘un tipo entrañable, que varias veces se metió en problemas en el mundo intelectual mexicano. Arreolario es probablemente el único libro que menciona la situación que vivió el artista luego del affair que mantuvo con la también escritora Elena Poniatowska y que dejó muy mal parado al escritor, pues él estaba casado.

‘Es un tema controvertido del libro pero también es un momento importante en la literatura. Esto no le resta nada a Elena en su carrera literaria, y a Juan José, bueno, al final son pasiones, es la vida y creo que son cosas que se tienen que saber', justifica Rivera.

Juan José Arreola no puede considerarse un escritor ortodoxo. ‘Si tomamos como el escritor arquetípico mexicano, a Octavio Paz o a Carlos Fuentes, que eran señores refinados, vestidos d traje, no. Arreola siempre estaba despeinado, enmarañado, vestía con una capa, un bombín, usaba bastón; se disfrazaba y convertía el lugar donde llegaba en un escenario, hasta la página donde escribía. Para mí, Arreola es un gran actor que genera escenas en sus cuentos', afirma Rivera.

UN IMPORTANTE LEGADO

Para Rivera, Arreola deja dos importantes legados. El primero es evidentemente su obra y en particular, Confabulario y el Bestiario , son dos pilares monumentales de la literatura mexicana, poco reconocidos en México pero fuera del país y de algunos sectores de los lectores mexicanos es idolatrado como lo es Borges, o Cortázar', establece el escritor.

El segundo, es más inmaterial, y es su generosidad con el conocimiento. ‘Arreola era un maestro absoluto, siempre quería compartir lo que sabía, además, fue un intelectual pionero en atreverse a acercarse a los medios masivos de la comunicación.

No era raro ver a Arreola en televisión hablando de tenis, fútbol o política, ataviado con su capa.

FERNANDO RIVERA CALDERÓN

Músico, actor de cabaret, escritor, compositor y locutor de radio. Como músico, ha incursionado en diversas bandas de Rock y actualmente maneja el proyecto Monocordio. Escribió un libro de poemas titulado ‘Llegamos tarde a todo'

‘Y en esta vocación por compartir su conocimiento, su locura, se metió en varios problemas, porque los intelectuales no le perdonaban que ‘vulgarizara la cultura', y la televisión era un medio pantanoso para alguien como él', comenta Rivera. ‘Aunque se daba esos golpes, siempre que lo buscaban para opinar sobre algo, nunca se reservó un conocimiento, pagó alto el precio, pero abrió la puerta para muchos escritores contemporáneos y me incluyo, que le perdimos el miedo a los medios de comunicación, ya fuera para hablar de literatura seria, o sobre un tema cualquiera y plantear las cosas desde otro punto de vista'.

Fernando Rivera y Jis podrían continuar hablando sobre Arreola, uno por conocedor, el otro, por haberlo descubierto de una manera tan particular. Probablemente la poca ortodoxia que tienen en común con el objeto de su investigación haya que el proyecto llegara a buen puerto.

‘Siempre he sido muy admirador de Arreola, siento que lo que escribo es un poco delirante, soy un poco juglar, me gusta mucho la música, la oralidad, soy un poco actor también, entonces cuando me dijeron ¿te avientas a escribir esto? Claro, y con Jis, yo creo que Arreola estaría feliz de que en vez e escoger a un gran escritor, así muy serio y muy bien portado, hubieran agarrado a estos dos parias que no saben bien dónde colocarse en la literatura o en la ilustración, somos un poco raros, ni siquiera sabemos bien dónde pararnos, pero la verdad es que lo disfrutamos mucho, y encontramos mucho eco por parte de nuestro objeto de información, Arreola parecía que nos estaba guiando en el camino', concluye Rivera.

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