Sebastián Sucre: 'Hoy día cualquier garabato es una cosa que se admira'

Actualizado
  • 23/09/2019 00:24
Creado
  • 23/09/2019 00:24
El exdirector del Colegio de Arquitectos de la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos presenta la reedición de su última obra.
¿Cómo se respira la esencia del Casco Antiguo? A través del pulso vibrante de sus calles, aceras y fachadas es posible conectar con este punto neurálgico de nuestra urbe. Mirando más allá de su infraestructura, hablan la creatividad y el empuje en un contraste con la desidia y el olvido evidente en algunos edificios casi extintos. Frente a este escenario, Sebastián Sucre, arquitecto, se aventuró a publicar en 2003 la obra Puertas y ventanas del barrio San Felipe, en la que recoge, a través de fotografías, los rasgos de la infraestructura característica del Casco Antiguo, propia de espacios que alguna vez “recopilaron una sensibilidad artística, elegancia exquisita y un lenguaje o vocabulario arquitectónico que no se ha repetido en Panamá”.

Hoy, con la reedición de su libro, remueve la memoria arquitectónica de este Patrimonio Histórico de la Humanidad, donde confluyen los vestigios de la influencia española, como un exhorto a la mirada de “lo que queda del barrio, porque algunos edificios han desaparecido y otros están en abandono y deterioro avanzados”.

“En 2002 se me ocurrió este proyecto y su publicación coincidió con el centenario de la República. Durante dos años, este libro fue el más solicitado en la Biblioteca Nacional, algo que les sorprendió por tratarse de una obra de arquitectura”, comparte.

Sucre, quien fungió como director del Colegio de Arquitectos de la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos, ha sabido rendir honor al oficio y combinarlo con una de sus aficiones: la pintura. Para él, el arte y la acuarela, tiene un ojo crítico especial.

Luego de cursar estudios de la carrera en Estados Unidos y Panamá, ha transitado en la profesión en diferentes latitudes, siendo miembro de la Sociedad Panameña de Ingeniería y Arquitectura, miembro Honorario de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos y asociado en The American Institute of Architects, además de recibir la llave de la ciudad de Coral Gables.

Nacido en la ciudad de Aguadulce, provincia de Coclé, confiesa en una entrevista con La Estrella de Panamá que la arquitectura le ha dado racionalidad y que “debe tener lógica para que pueda ser efectiva y más en este mundo de locos en el que vivimos”.

Aunque no siempre lidia bien con la crítica de los clientes, entiende que “uno debe ser inteligente y aceptar la que es constructiva con la que se puede mejorar las cosas”.

El también acuarelista está convencido de que la arquitectura se ha desfigurado en nuestros tiempos. Una mutación que ha resquebrajado los basamentos de la “racionalidad” para llevarlos al “sensacionalismo”, rompiendo con la premisa de ser “la construcción lógica de nuestros ambientes de trabajo y viviendas en las ciudades”.

“Si vas a Dubái, donde se construyó el edificio más alto del mundo, verás que se busca ostentar y mostrar poder. Hoy día cualquier garabato es una cosa que se admira. Uno tiene que aceptar que esa es la realidad y no se puede cambiar el mundo. Los clientes buscan proyectos que yo llamo de espectáculo y no racionales”, enuncia.

Pero, ¿qué hay del Casco? De acuerdo con Sucre, se ha convertido en un lugar de bares, restaurantes y vida nocturna. “Nací en Aguadulce, pero me crié en San Felipe. Hasta 1970, en el lugar había otro tipo de sociedad, además de familias y cultura. Las Bóvedas eran un paseo. Ahora basta con andar con sus calles para ver el abandono ”, reflexiona.

Atribuye esta desidia a “la falta de conocimiento de los que toman decisiones”.

“Es difícil predecir el futuro con las condiciones que tenemos ahora. Hay una crisis económica: sin dinero no es posible hacer muchas cosas”, destaca.

Con la reimpresión de su obra, disponible en todas las librerías de la ciudad, presenta en 135 páginas a los lectores, una comprensión más profunda de la arquitectura de interiores y de los orígenes de San Felipe.

En el apéndice 'Arquitectura, interiores, decoración', plantea cuestiones de las construcciones circunscritas al barrio San Felipe, las empresas que allí se levantaron, los factores que impactaron el diseño arquitectónico, los estilos y algunos de sus protagonistas.

“En 1912, el primer censo oficial realizado nos informa de una población de 43,000 habitantes. Sorprendente es que con tan escasa cantidad de ciudadanos se construyera magnitud de obras, en el barrio San Felipe, y todo al mismo tiempo. Omito mencionar el resto de las tareas que tuvieron que hacerse en otras regiones del país”, plantea en el libro.

Desde sus páginas denota, quizás a manera de catarsis, “un febril deseo de construir y hacer una sociedad modelo, con todas las imperfecciones naturales que pudieran existir. Nunca más hemos repetido semejante ambiente en Panamá, hasta ahora”.

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