Racismo, machismo, el Panamá de ayer..., lo que relata la historia viviente de la música tropical

Actualizado
  • 14/10/2019 07:35
Creado
  • 14/10/2019 07:35
Lloyd Gallimore inició sus andanzas musicales con un piano de unas 500 libras. Hoy, tras cinco décadas liderando a The Beachers es un reconocido tecladista que se ha caracterizado por su dominio de ritmos y estilos antillanos, cuyo éxito no le resta humildad

Entre rosas y espinas, The Beachers, el grupo musical que dirige, ha sobrevivido más de cinco décadas. Lloyd Gallimore, descendiente de negros que llegaron a Bocas del Toro desde Martinica y Jamaica, pasa su infancia en Changuinola, tiempo en que “la asignación de plazas de trabajo y salarios dependían del color de piel”. Deja su tierra natal, Bocas del Toro, para cursar estudios secundarios y luego ingresar a la Universidad de Panamá, en la capital. Sin embargo, a mitad del primer año de estudios tuvo que retornar a su tierra, donde lo esperaba un empleo en Chiriqui Land, una empresa que cosechaba, empacaba y exportaba el banano que sembraban miles de trabajadores. Su aventura en la industria musical se inició en los años 60, época en la que la orquesta 'Black Star' era la más destacada y popular en la provincia de Bocas del Toro, compuesta por músicos costarricenses y panameños, entre ellos Cecilio 'Chino' Williams (voz), Feliciano 'Larry' Earlington (congas) y Lloyd Gallimore, (piano). En 1966, esta orquesta fue contratada por el padre Dennis Josiah, para amenizar un evento de la Iglesia Episcopal en Changuinola, pero pocas semanas antes de la realización del acto, el director de 'Black Star' recibió una oferta de un empresario para amenizar un baile en Puerto Viejo, Costa Rica, en la misma fecha de la actividad de la Iglesia. Se aceptó la oferta. Willliams, Earlington y Gallimore estuvieron en desacuerdo con la decisión y buscaron solución. “El Chino me dijo que tenía un amigo que toca la batería; yo llamo a mi amigo, el Sargento Buggy, que tocaba la guitarra. Reunimos a seis personas y empezamos a ensayar”, rememora Gallimore, reconocido tecladista que se ha caracterizado por su dominio de ritmos y estilos antillanos como el calipso, la soca, el merengue, la salsa y su fusión con el góspel, el soul y el jazz. Sin instrumentos propios, con pocos conocimientos musicales, una vieja guitarra eléctrica, a la que se le eliminó dos cuerdas para improvisar un bajo, un viejo piano de unas 500 libras y nuevos integrantes se presentaron y desde ese momento inicia una historia musical que a pesar de “tiempos difíciles ha sobrevivido”, dice Gallimore, quien en cada recuerdo tiene una anécdota que compartir.

¿Qué aporta a la sociedad la música?

Desafortunadamente, hay “músicos” y “música”. La música tiene una influencia muy poderosa en el actuar y sentir del ser humano. Panamá tiene un problema cultural que le va a costar, con suerte, dos generaciones más para poder nivelarlo. Estamos hablando con los muchachos músicos, sobre todo con los regueseros, para que traten de bajar el tono ese de confrontación y vulgaridad en su música. Para que comiencen a cantarle a las cosas hermosas que tiene este país, a su novia, a su mamá, a su hermana, a la amistad, al lugar donde viven ... hay tantas cosas bonitas. Pienso que en gran medida la música puede ser un elemento esencial para ayudar a bajar las tensiones que se vive en un país.

¿Cuál es su mayor logro?

La música es la vía para muchas cosas, es algo con lo que naces, lo desarrollas, lo amas y vives con eso. Si no vives la música, ¡déjala! No puedes utilizarla para hacer una vía de mantenimiento, para vivir de ella. Porque si tú tienes éxito, los ingresos viene automáticos, si eres egoísta quizás te vas a llenar, pero los demás se quedan por fuera. Mi más grande éxito es haber podido compartir lo que siento con el público, para mí eso lo vale todo. Yo soy feliz cuando estoy tocando y doscientas personas están bailando, escuchando y disfrutando la música, para mí eso es lo que vale. Siempre digo, seré pobre toda la vida; vivo cómodo, sí, pero no tengo millones, ni miles, pero tengo la satisfacción de que me voy al barrio de El Marañón, o a Torrijos Carter, y esos muchachos me cuidan. ¿Por qué? , porque yo me entrego a ellos y ellos disfrutan de lo que hacemos. Esa es la mayor satisfacción, saber que lo que yo hago y entrego, otras personas lo disfrutan.

¿En qué ámbito se ve si no se dedicara a la música?

Soy graduado de contador, lo ejerzo para mi grupo. Nunca lo ejercí comercialmente. Apenas me gradué de la Universidad me especialicé en mercadeo.

¿Cómo se encuentra el balance entre el éxito y la humildad de espíritu?

La humildad la da la confianza en Dios. La paciencia es la clave para poder afrontar los tiempos y saber que lo que crees imposible lo puedes lograr con un poco de paciencia. Dentro de esa paciencia tú vas desarrollando humildad. Con los años he visto tanta gente que por ser altivo se ha derrumbado. Te doy un ejemplo: mi hermano Raúl está en Miami, es el dueño de la orquesta Inmensidad, la orquesta donde cantaba Roberto Blades, el hermano de Rubén. La banda pasó rápidamente de cero al éxito. Sacaron un disco que los llevó a la cima. Después de dos años de éxitos en Estados Unidos, se van de gira a Venezuela. Mi hermano tiene el mismo temperamento que yo, sencillez, pero en Miami hablas de Raúl y todo el mundo lo conoce. Se fueron a Venezuela a hacer una gira de 18 shows en un mes. El primer y segundo show bien. En el tercero, Roberto estaba agrandado porque las muchachas lo tenían loco. Comienza a llegar tarde. Un evento que tenía que arrancar a las 9 de la noche, el hombre llegaba a las 10 y hasta a las 11. Él era el único cantante estelar y la gente iba por él. Mi hermano se cansó, cancelaron diez presentaciones y no le contrató más. La humildad es la clave en todo. Hacer las cosas para que la gente disfrute.

¿Aún busca ser mejor artista?

No existen límites porque tú no sabes qué pasará mañana. Me pasó no hace mucho. Hace seis años le decía a los muchachos: 'creo que ya es hora de que guindemos los guantes', y luego me apareció Billy Herron diciéndome 'vamos a hacer algo juntos'. Le dije: 'Billy, ya tengo 45 años de estar en esto, ya quiero disfrutar, viajar...' y me contesta con un: '¿estás loco?, vamos a meternos al estudio'. Así comenzamos, a los 47 años de The Beachers, a procesar su aniversario 50. Cada día se presenta algo nuevo, depende del espíritu y la voluntad de uno de aprovechar esas situaciones y reinventarse. Después de esto el grupo subió. Tú sales de cero y llegas a cien, que es la popularidad. Después que pasas esa etapa tú bajas a 50, que es el mantenimiento, nosotros estábamos entre 40 y 50. Cuando grabamos el disco de los 50 años del grupo, reinventamos la imagen y nos fuimos de 45 a 85 y eso lo hemos mantenido durante los dos últimos años. Aprendí que nunca debes decir 'voy a dejar esto'; la hora llega sola.

Tres palabras que lo definen.

Paciente, agradecido en general, pero con Dios en especial, y deseoso de servir, de poder compartir con los jóvenes lo que Dios me dio como talento. Sigo en mi Iglesia bautista, soy director de uno de los coros. El servir es una satisfacción. Estoy buscando caminos para que los que vienen subiendo no pasen por el mismo problema que hemos pasado los mayores. Nosotros dormimos en bus, llegamos a dormir en la frontera de Costa Rica en el piso, había mosquitos, frío, lluvia... Mi mayor anhelo es ver, gracias a Dios se está logrando, que los muchachos tengan una vida más placentera.

Hablemos de temas sociales. ¿Qué es el feminismo?

No creo en eso, ni en el machismo. Dios creó al hombre para ser cabeza de familia. Lo que significa ser responsable, respetuoso y generador de lo que se necesita para mantenerla. Dios creó a la mujer para ser el complemento perfecto del hombre, lamentablemente las cosas no son así y tenemos los extremos. En el machismo el hombre se cree el dueño del mundo y ahora estamos cayendo en el mismo problema con la mujer. Descarto feminismo y machismo

¿Hay racismo en Panamá?

Mucho, y no solo en Panamá, en todos lados. También hay discriminación económica. No podemos erradicar esto, pero si ocupamos nuestro lugar dentro de esta sociedad distorsionada y nos manejamos dentro del marco de nuestras posibilidades, las cosas pueden caminar.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus