Katti Osorio: 'La diversidad propicia una cultura de paz y diálogo'

Actualizado
  • 15/10/2019 00:00
Creado
  • 15/10/2019 00:00
La directora Nacional de Patrimonio Histórico muestra en su discurso un amor sublime hacia la cultura. Deja claro que en el compromiso que lleva sobre sus hombros, también reposa la ilusión de que el Istmo sea alguna vez reconocido como una puerta hacia el diálogo y la paz

Con la misma espontaneidad y sencillez que marcan su gestualidad, Katti Osorio desprende un sutil apetito por la conversación profunda y desinteresada en torno a lo que tanto le apasiona y le amarra: la cultura. Como Directora Nacional de Patrimonio Histórico recibe a MIA, Voces Activas para abordar cuestiones como el rescate de aquello que nos vincula a nuestras raíces. Durante la plática, tras los muros de la que alguna vez fue la Iglesia Santo Domingo, levantada por los frailes dominicos en 1678, la arquitecta recalca que “la cultura lo es todo” y habla del compromiso que lleva en sus hombros al custodiar los bienes monumentales y todo lo supeditado al pasado nacional. Se muestra franca y reflexiva, además firme ante la necesidad de promover una visión de diálogo con especial sensibilidad hacia la problemática migratoria.

¿Cómo estimular la atención hacia la cultura en un país en el que la noticia está marcada por la corrupción y la política?

La cultura representa todo lo que hacemos y cómo transformamos el paisaje y el lugar en el que estamos, creando lo que conocemos como Panamá. Entre estos aspectos se ubica la política. Una de las primeras cosas sería disociar la idea de que la cultura solo está representada por objetos o símbolos; también es gastronomía, el lenguaje, la manera en la que nos expresamos. De esta manera podremos ver la cultura en otras manifestaciones y entender por qué nos agitamos políticamente en tales o cuales campos, y cómo estas cosas representan nuestra sociedad.

¿Qué tan profunda debería ser nuestra mirada hacia la cultura local?

Panamá es un país muy rico en herencia y como decía Reina Torres de Araúz, tiene un profundo linaje cultural. Contamos con toda una multiplicidad de expresiones que construyen nuestro vivir. Por lo general, cuando se piensa en la cultura se piensa en Azuero; pero hay tantas manifestaciones que quizás no vemos porque estamos inmersos en ella. Lo interesante es conocer la libertad que tenemos para asumir esa identidad cultural; vivir y expresar libremente la cultura, es un derecho humano.

Pero ¿la ciudadanía reconoce esta herencia?

Se han hecho esfuerzos. Con las oportunidades que hemos tenido al ser, por ejemplo, Capital Gastronómica a través de Ciudades Creativas de la Unesco o con la celebración de los 500 años de la ciudad, se trajo a la luz cómo las personas reconocen la ciudad y cómo crean los espacios públicos.

El arte es un reflejo de la identidad nacional. ¿Qué elementos debemos rescatar en las prácticas artísticas?

Por lo general, cuando un artista nacional produce su obra está inmerso en una sociedad que trata de explicar o entender. No hay una desvinculación con nuestra cultura, pero, muy probablemente, a través de las manifestaciones del artista haya formas de expresión complejas de entender, pero estimulantes para quien las ve.

¿Estamos hoy más conscientes del valor de nuestro patrimonio histórico?

Es una pregunta compleja, porque últimamente ha habido muchas formas de ver al patrimonio: como monumento o como expresión elevada ante la Unesco. El patrimonio siempre es el escenario favorito, todos quieren ir a Las Tablas, a Portobelo, a Panamá Viejo; venir al Casco a cenar, a bailar, a vivir una vida en una escala distinta, con edificios diferentes y el patrimonio nos lleva a repensar quiénes somos y a ver que Panamá tiene tesoros importantes. Lo que necesitamos es acercar a las personas de una manera más sencilla, con explicación y que las personas puedan apropiarse de ese patrimonio de una forma sostenible, sin deteriorarlo, para que las generaciones futuras también se beneficien.

Me comentaba recientemente que desde el Ministerio de Cultura se trabajará en un plan de formación de públicos, ¿cómo valora esta generación de criterio para el consumo del arte?

Actualmente si no tenemos dónde reunirnos para el intercambio de ideas de lo que está sucediendo en la sociedad, más allá de tuitearlo, el pensamiento crítico no ocurre. La creación de públicos permite que las personas tengan un acercamiento nuevo a las obras de arte, cómo entenderlas, cómo acercarse a éstas y disfrutarlas.

¿Cuáles son las mayores deudas del Gobierno con el sector?

Lo principal, y lo diré francamente, es el presupuesto, porque todos los lugares patrimoniales necesitan mantenimiento y, cuando el deterioro ya ha llegado a lo extremo, restauración. El otro tema es la deuda social; las personas que viven en los centros históricos que se han deteriorado, están en riesgo social y por lo general son jóvenes que necesitan espacios culturales para expresarse, dar a conocer sus ideas y reinsertarse en la educación. La idea es que a partir de estos activos culturales se generen circunstancias económicas favorables para la población local. Además, hay que considerar la divulgación, para que la gente se empodere y se sienta orgullosa de su patrimonio.

¿De qué manera se articulan los planes para fortalecer la vinculación con la cultura?

Esto es muy importante porque generalmente se piensa que el Ministerio de Cultura lo hará todo; sin embargo, como la cultura está en todas las cosas, también es transversal a toda la gestión del Estado. Al final, todas las instituciones tienen que ver en acercar a las personas a que puedan vivir la cultura.

Para Katti Osorio, ¿cuáles son los mayores atributos de nuestro patrimonio mundial?

¡Esta es una pregunta difícil! (risas) Diría que es la diversidad. Hay una multiplicidad de expresiones. Por ejemplo, en la arquitectura del Casco Antiguo hay capas de historia, donde los edificios se fueron remodelando y transformando desde 1673 hasta el siglo XX y en Portobelo también vemos ese cambio, con una gran diversidad en la adaptación.

Durante su desempeño en el Colegio de Arquitectos comentó que la ciudad creció de manera desordenada...

Es necesario planificar con ejecución. Si no se cumple, la ciudad crece sin orden y se pierden los espacios públicos y desaprovechamos la oportunidad de dialogar con el paisaje y con las personas, creando modificaciones que empujan a la gente a aceras mínimas. Estamos rodeados de bosques y somos una de las pocas ciudades que tiene parques naturales a su lado; si no podemos disfrutar estos espacios, no estamos construyendo ciudad.

Recientemente, el dramaturgo Edgar Soberón me decía que 'hacen falta más teatros adecuados, no cualquier espacio emparapetado', ¿coincide?

Sí. Para la puesta en escena de una obra, lo ideal es tener un teatro que esté realmente habilitado para ello; un lugar donde los artistas tengan la dignidad de su trabajo.

¿Cómo valora la propuesta del proyecto de ley 134, que establece el marco regulatorio de patronatos?

Debo remitirme a lo que nos ha expresado el ministro Carlos Aguilar, lo que se desprende del proyecto es que hay un sentimiento de necesidad de acceso a esos lugares. Se necesita tener una mayor integración y facilidades para que las personas disfruten esos espacios y los sientan propios. También es cierto que se necesita seguridad y controlar, pero también hay un deseo de acceder. El proyecto está lleno de buenas intenciones y queremos ver cómo se desarrolla porque entendemos la necesidad y que por debilidades del Estado, poco a poco, las competencias fueron saliendo del antiguo INAC y repartiéndose en los distintos patronatos; con una institución fortalecida, el Estado puede tener una acción más directa y eficiente para preservar estos sitios, sin olvidar jamás que le pertenecen a la nación.

¿Cómo sueña a Panamá, ante la mirada del mundo?

Me gustaría que al ver a Panamá no solo se pensara en selva, playas y Canal, sino también en que siempre hemos sido un lugar de reunión, consenso e intercambio; no solo de paso, sino de paz. Una de las cosas que quisiera que el mundo viera aquí es la oportunidad de tener un lugar donde podemos dialogar todos, tener un espacio de paz y que nuestro patrimonio cultural sea reconocido por su importancia. El panameño está acostumbrado al intercambio cultural y si la educación es reforzada para recuperar el pensamiento crítico, con una orientación práctica y productiva, Panamá tendrá todas las condiciones para ser un país líder en la región en lo que quiera. Quisiera que Panamá se vea como un lugar con potencial y efectos positivos.

Lejos del escritorio... ¿qué hay detrás de la mujer que a diario convive con la historia?

Llevo una vida bastante sencilla; me encanta leer, escuchar música, compartir con mi familia y con los colegas para intercambiar y pensar. Me siento satisfecha, aunque tengo ambición. Mis padres fueron personas muy dedicadas que trabajaron para el Estado y para mí es un orgullo decir que a mi mamá, en especial, en todos los lugares en los que estuvo, la recuerdan con agrado y esa es una de las cosas que también quisiera lograr.

¿De qué manera este casamiento con la custodia de nuestro patrimonio histórico ha cambiado su óptica ante la vida?

Ha cambiado bastante. Le he dedicado a esto toda mi carrera, incluso cuando estuve estudiando en Japón durante siete años, fue en torno a los espacios patrimoniales del sudeste asiático. Todas estas cosas hacen que uno vuelva la mirada hacia su país y lo vea de manera distinta. Uno de los cambios ha sido darle importancia a las cosas a las que usualmente no se les da; por ejemplo, la casa Wilcox.

Pero hoy es símbolo del olvido al que se ha condenado a Colón...

Sí, en ese sentido es simbólica también porque, ¿cuánto no ha soportado esa casa? Ya podría haberse caído, pero el patrimonio cultural tiene toda esa carga de símbolos que se crean a través de la interacción con éste, y la casa Wilcox refleja la resistencia y la voluntad de vivir de Colón.

Colón sigue estando lejos de convertirse en una potencia turística...

La riqueza de Colón tiene, entre otras cosas, la arquitectura art déco. Su recuperación debe ir de la mano con el rescate de su paisaje urbano histórico, teniendo en cuenta que es una ciudad de galerías; todos estos edificios con galerías continuas a lo largo de las avenidas que, además, están orientadas con los vientos y el sol, hacen que Colón sea una ciudad con una traza única en el país.

Pero necesitamos voluntad política e inversión...

¡Exactamente! Eso también debe recordar que la riqueza que ofrece Colón en ese paisaje debe preservarse, es un patrimonio histórico. Las restauraciones deben mantener estas características.

Le confieso que esto suena utópico...

No necesariamente. Ha habido una mirada especial hacia Colón por toda esta deuda y el dolor que se ha generado últimamente. También es un lugar con riesgo social, pandillas, las personas están necesitadas de soluciones, pero también deben cooperar porque solo cuando la población se empodera del lugar, los cambios son reales y efectivos. Mientras haya voluntad local, el cambio es posible, sé que suena utópico, pero no es así.

Me comentaba hace unos minutos que el rescate de la nacionalidad se ha distorsionado con manifestaciones de xenofobia...

Es parte de mi tesis doctoral. Las leyes de protección de la cultura se dividen en las que denominan, las políticas y las normativas; las dos últimas tienden a aparecer en momentos de estrés general porque los países utilizan al patrimonio como una manera de validar lo nacional y allí aparece la xenofobia. Estamos creando un Plan Nacional de Cultura, no para defendernos de lo externo ni atrincherarnos, sino para darle valor a la diversidad que tenemos, porque es esto lo que propicia una cultura de paz y diálogo social. No debe haber un rechazo a los migrantes ni a quienes están saliendo de sus países y en situaciones difíciles. Es cierto que hay que hacer todo con orden y que la sostenibilidad económica es importante, pero al reconocer estos signos en el entorno, con una mirada crítica, podremos repensar cómo estamos reaccionando y cuál es el país que queremos, porque en nuestra reacción estará lo que estamos construyendo para el futuro.

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