Vulnerabilidad social, el mayor enemigo de la sociedad en tiempos d e pandemia

Actualizado
  • 28/04/2020 00:00
Creado
  • 28/04/2020 00:00
Para todos los países del mundo enfrentar el caos generado por el reciente coronavirus ha sacado a relucir los estados reales de los gobiernos, sus políticas públicas y capacidad de respuesta para salvaguardar los derechos de sus habitantes. Aun así, las comunidades afrodescendientes e indígenas son las más vulnerables al virus, que ya ha contagiado a millones de personas
La comunidad afrodescendiente comprende un número de 200 millones de habitantes en América Latina, la mayoría en condiciones de pobreza.

El azote de la pandemia por el coronavirus expandió los horizontes de pensamiento, casi tanto como las anteriores plagas que generaron nuevas reflexiones desde la literatura global hasta los planes gubernamentales de diversas naciones. Frente a los cambios que pasan a diario, la cultura ha sido afectada por el auge de la discriminación, el temor al contagio y la confusión del origen del virus.

Las autoridades han hecho lo posible por encontrar la raíz del brote del Covid-19, sin embargo, los expertos en materia de antropología, derechos humanos, estudios de historia de razas tratan de encontrar la razón por la cual el virus afecta de manera tan grave el cuerpo humano y estudiar el contagio entre los pocos animales que han surgido en las últimas semanas.

En un conversatorio llevado a cabo por el Ministerio de Cultura (MiCultura), el pasado jueves, diferentes expertos se unieron para analizar las características de diferentes culturas dentro del istmo y cómo se enfrentan a la pandemia del coronavirus en áreas de poblaciones vulnerables. En las exposiciones se debatieron las acciones que definen a las poblaciones afrodescendientes e indígenas –las más vulnerables y aisladas en zonas de difícil acceso en el país– y cómo la pandemia ha causado que sean los más propensos al contagio y, en algunos casos, al deceso.

La multiculturalidad se puede definir como: “La convivencia de diferentes culturas dentro del respeto y la tolerancia entre quienes profesan creencias y valores diferentes”, según la Real Academia de la Lengua Española (RAE). En este sentido, la multiculturalidad panameña se podría entender como la abundancia de diferentes pueblos y orígenes dentro del territorio, que han forjado la cultura istmeña con partes de cada una de las demás culturas sembradas en provincias y comarcas, que viven en armonía por parte de sus ciudadanos.

“En estos momentos es importante ser consciente de los efectos diferentes en función de la conjunción de elementos del plano histórico, la cosmovisión ontológica de los pueblos indígenas y las condiciones económicas y políticas que hacen que se pueda tener autonomía para enfrentar la crisis”, explicó durante el conversatorio Mónica Martínez Mauri, antropóloga que ha realizado trabajos de campo sobre y con el pueblo Guna Yala de Panamá.

La importancia de mantener viva la memoria histórica de los pueblos originarios del istmo durante la pandemia del coronavirus no se remonta únicamente al valor de sus pobladores, o de los aportes a la cultura general, sino a los descubrimientos en el área de salud que adquirieron en antiguas pandemias y epidemias como la SARS o la H1N1 que también afectó Panamá años atrás. “Hay una división muy clara entre la cultura y la naturaleza para sociedades modernas, pero para muchas poblaciones indígenas no existe esta diferencia” agregó Martínez.

Según una publicación del portal web de la ONU: “En Centroamérica tenemos países pequeños, pero muy diversos. Hay similitudes en el comportamiento de Costa Rica y Panamá, pero otros países no han logrado ni siquiera identificar su primer caso. Hay que cooperar, compartir recursos y movilizar personal para apoyarnos unos a otros. Las acciones que deje de hacer un vecino, van a afectar a todos. La solidaridad aquí tiene un elemento adicional de protección colectiva”, explicó César Núñez, coordinador residente de Naciones Unidas en el país.

El conversatorio fue parte del programa de conferencias virtuales educativas del Ministerio de Cultura.

Las afectaciones de la población indígena –que representa el 12.03% del país– se han agravado por la falta de respuesta rápida de los pobladores ante las medidas sanitarias impuestas por el Gobierno. El representante de la Organización Panamericana de la Salud, Gerardo Alfaro, indicó a la ONU que “existen más de 25 equipos médicos que trabajan en zonas de difícil acceso para prevenir el contagio del Covid-19 y otras enfermedades”.

Pero la multiculturalidad presente en la nación no es un obstáculo para salir victoriosos de la pandemia, sino que juega como un rol clave en lograr la descentralización de servicios que agilicen la supervivencia de los pueblos. “Es importante tener en cuenta que la historia de estas epidemias dejaron huellas, y la ontología clasifica las enfermedades como grandes enemigos”, expresó Martínez en su intervención, “la realidad que se debe enfrentar es de los pueblos indígenas, ya que no cuentan con los mismos servicios que el resto de la población y sus condiciones socioeconómicas en momentos de la pandemia les afecta en sus trabajos y supervivencia familiar”.

En este marco, las comunidades afrodescendientes también han representado una de las significativas culturas en nuestro país; además, el nivel de contagio y muertes de personas afrodescendientes han aumentado en países latinoamericanos, así como en Estados Unidos donde el 64% de casos de Covid-19 en la ciudad de St. Louis son personas afroamericanas (21 en total hasta el 25 de abril). En Panamá el número de muertos aún no presenta una distinción entre razas.

“La pandemia por el Covid-19 ha impactado a la población afroamericana en la región en que son más de 200 millones de personas y la mayoría vive en condición de pobreza”, señaló la especialista Urenna Best, directora de la Secretaría Nacional para el Desarrollo de los Afropanameños (Senedap), “esta comunidad se concentra en áreas cerca de la costa, comparten la particularidad de que gran parte de estos grupos son pobres, víctimas de una discriminación cultural y sistemática”.

El embajador de la Juventud de St. Louis, Cedric Redmon, explicó la raíz de las muertes y contagios en la ciudad: “Es un problema del sistema educativo, es un problema del sistema de salud y recursos, y es un problema de transporte público”. En esa línea también se puede posicionar a Panamá, según puntualizó Best: “La discriminación estructural se plantea hace más de 100 años y ha persistido hasta la actualidad. Pese a que el Gobierno ha estado trabajando para cerrar las brechas interraciales y culturales, la diferencia socioeconómica recae en el análisis responsable de cuáles son las poblaciones más dominantes en el país”.

Y no es solo el contagio del nuevo virus lo que amenaza la población afrodescendiente e indígena, sino su posición como poblaciones vulnerables que se mantienen en riesgos por las condiciones en las que se manejan. “Los altos índices de poblaciones con alto nivel de enfermedades genéticas, causa que el sector sea el más expuesto a contraer la enfermedad, en el caso de Panamá la población está expuesta en las costas de las provincias como Colón, donde el 20% de la población afro vive en estas áreas, lo que complica mantener una distancia social, haciendo más probable el contagio entre familias”.

De la parte gubernamental, Best confirmó que se han llevado a cabo acciones con el Gobierno panameño para impactar el sistema educativo y centralizarlo en aportar datos históricos de los aportes a la cultura afropanameña. “El tema afro está dentro del compromiso del plan estratégico del país junto con el apoyo de la Sociedad Civil Afropanameña”, enfatizó Best, “que implica reconocer el papel histórico de la población afro en la transformación de las nuevas generaciones, lo que está en manos del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) para la creación de un proyecto de ley que incluya los aportes de los afro en los esquemas educativos”.

De esta manera, las políticas públicas que salvaguardan la identidad multicultural del istmo, aun en momentos de pandemia, sufrirán de la necesidad de hacer cambios sustanciales para las diversas comunidades étnicas y culturales que residen en Panamá. “Las autoridades deben tratar de entender la seguridad que hay que garantizar a las poblaciones”, apuntó el especialista y director del Centro Regional Ramsar para la capacitación e investigación sobre humedales en el Hemisferio Occidental, Osvaldo Jordán.

“Panamá tiene una política de alivio a las situaciones de deficiencia alimentaria, pero no ha sido elaborada para grupos específicos. Casi ninguna institución pública en Panamá tiene políticas específicas para grupos culturales diferentes, y tenemos que irnos preparando para afrontar la situación de necesidad de políticas sostenibles en el futuro después de la pandemia”, añadió.

En Estados Unidos las muertes de afroamericanos por el Covid-19 aumentan a un 64% en ciudades como St. Louis

Jordán hace hincapié en que la lucha por políticas igualitarias que protejan la imagen de Panamá como un solo estado, se han librado por más de un centenario; sin embargo, “hacen falta políticas para grupos en particular, aunque la solución gubernamental ha sido, hasta ahora, ignorar la complejidad de la toma de decisiones”.

La supervivencia de los pueblos aborígenes como los afrodescendientes y demás de gran valor cultural depende enteramente de la colaboración del Estado en mejorar el sistema educativo, alimentario y de salud, concordaron los expertos panelistas. “La visión de todas las poblaciones debe ser tomada en cuenta dentro de las decisiones del Estado y que no perjudique a otros grupos de culturalidad”, puntualizó Jordán.

En la carrera contrarreloj que se lleva a cabo diariamente para encontrar la cura o una vacuna efectiva contra el coronavirus, no se pueden pasar por alto las necesidades cotidianas de aquellos más vulnerables, lo que puede empujar a los gobiernos a tomar decisiones apresuradas para tapar los huecos que el Covid-19 haya podido dejar en la sociedad. La prioridad en tiempos de incertidumbre debe ser evitar los cambios bruscos que puedan ser dañinos para las poblaciones, como explicó Marixa Lasso, directora nacional de Publicaciones e Investigación de MiCultura en la conferencia: “En el futuro, no debemos dejarnos llevar por las modas o tendencias tecnológicas o científicas –aunque la ciencia interactúa con prejuicios, saberes, costumbres y políticas–, sino reflexionar acerca de lo que sacrificamos cuando hacemos un cambio para los pueblos, además de las consecuencias que puedan dejar una huella imborrable en la historia de nuestro país”.

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