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Estrella Flores Carretero 'Las empresas que no se anticipen a preparar a su gente, avanzarán lento o fracasarán'
- 23/05/2020 00:00
Estrella Flores Carretero es una escritora y conferencista nacida en Extremadura, España. De su trayectoria y formación en psicología se ha desprendido el estudio de la conducta humana y la complejidad de los entornos organizacionales, con el objetivo de formar líderes y comunicadores responsables. Como autora, ha publicado tres novelas de las que presume Duele la noche, finalista del XLVII Premio de Novela Ateneo de Sevilla. Para la capacitadora que también se desempeña como Cala speaker, la versatilidad en el mundo empresarial implica “opiniones diversas y que todo el mundo pueda hacer de abogado del diablo para anticipar riesgos y ofrecer visiones desde ángulos muy diferentes”. En tiempos de pandemia y en los que de manera forzada se comulga con el cambio, reconoce que en las empresas, cuanto más se conozcan las emociones, anhelos y percepciones de la fuerza laboral, “más podremos hacer para mejorar el clima organizacional y proyectar”, saliendo airosos de la crisis.

En estos periodos de incertidumbre, para afrontar la adaptación a la nueva realidad, el papel de los líderes se hace imprescindible; desde mi perspectiva deben mostrar autoconfianza, saber expresarse con asertividad, involucrar al equipo y motivar, mantener la calma y no traicionar los principios pensando que el fin justifica los medios. Esto último es lo que hará que seamos diferentes y únicos.
Es fundamental la capacidad para sobreponerse ante las adversidades. Siempre digo que el viaje hacia el éxito empresarial es un camino sinuoso, lleno de baches y desvíos sin salida. Ser resiliente implica analizar los fallos, aprender de los errores y buscar soluciones con determinación para afrontar el futuro. En una situación como esta pandemia, es importante mantener los objetivos claros, pero también anticiparnos. No es posible adivinar el futuro, pero casi. Es preciso simular acontecimientos inesperados y diseñar respuestas ante situaciones adversas, estar alertas preguntándose: ¿qué pasaría si…? A esto hemos de unir la agilidad, el análisis que supone mirar al frente, pero también analizar lo que dejamos detrás para aprender de los errores y no repetirlos. La formación, contando con los canales adecuados e incluyendo aspectos tan importantes como la formación emocional.
Lo que voy a decir no implica generalizaciones, pero las dificultades con las que se suelen encontrar las empresas en Latinoamérica son el cumplimiento de las normas, la disciplina y la formación. Esto tal vez sea la parte nuestra “latina”, que debemos tomar conciencia para mejorar y cambiar. La capacidad de emprendimiento, no solo global, sino individual. El emprendimiento también tiene que ver con la autonomía, la motivación y el autoliderazgo sin miedo, y responsabilizarse.
El método de solo hablar para corregir y callar ante la labor bien hecha es una práctica pedagógica del pasado. Hoy sabemos que es más eficaz felicitar por los aciertos que criticar los errores. La identificación de las amenazas tiene que venir del equipo, y esto es parte del debate. La versatilidad implica opiniones diversas y que todo el mundo pueda hacer de abogado del diablo para anticipar riesgos y ofrecer visiones desde ángulos muy diferentes. Hemos de rodearnos de debate empresarial, pero hemos de estar preparados para escuchar lo que no nos gusta. Es una manera de crecer en todos los aspectos.
La filosofía empresarial y personal es que el liderazgo puede cambiar de manos, que los roles no se asignan para siempre, que los puestos de trabajo no son eternos y que los equipos se constituyen para cada proyecto. Por ello, siempre que haya un cambio en la dirección, hay cuestiones que comenzar a debatir con visión positiva. Hay que promover el debate compartido, generar discusión y, sobre todo, ejecutar los acuerdos.
Hay que anticiparse, pero ha de crear buen clima organizacional transmitiendo los objetivos de la empresa, ofreciendo autonomía individual y de equipo, reconociendo el esfuerzo y compensarlo de forma equitativa. Propiciar la amistad y el apoyo. Los líderes deben dar ejemplo de respeto, tolerancia ante la diversidad y la discrepancia, flexibilidad, comprensión de las necesidades personales y laborales, empatía, buen humor, ética con los empleados, los clientes y los proveedores. Es necesario huir del autoritarismo y ejercer un liderazgo participativo que valore la opinión y las ideas de todos. Hay que saber que estamos en el camino correcto. Para ello, es preciso evaluar periódicamente los resultados de las políticas aplicadas. Conviene desarrollar métodos de medición adaptados a cada empresa: diseñar entrevistas individuales, cuestionarios anónimos y confidenciales, preguntas cerradas, grupos de debate... Cuanto más conozcamos sobre las emociones, anhelos y percepciones de las personas que trabajan para la corporación, más podremos mejorar el clima organizacional, y a partir de ahí proyectar.
Toda empresa sin cultura tiene un tiempo de supervivencia muy limitado. Solo hay que observar la historia del mundo. Aquellas que han perdurado en el tiempo, han sido las que más identidad organizacional tenían. Lo mismo ocurre en el mundo de la empresa.
Siempre digo que las emociones mueven las empresas, porque las empresas están formadas por personas. Las empresas donde las personas no caen en el pesimismo, saben trabajar bajo presión, soportar el estrés, vencer el desánimo y ver oportunidades donde otros solo encuentran problemas, se forjan. Y ahí tenemos un papel de facilitador como líderes o como dueños de empresas. Establecer lazos sólidos entre los miembros del equipo propicia el espíritu de cooperación, la empatía y el apoyo mutuo. Conceder autonomía para llevar a cabo los propios proyectos asegura el suministro de nuevas ideas. Los éxitos son de todos. Por lo mismo, si algo va mal, todos pueden sentirse responsables de los fracasos y también de buscar soluciones. Cuando estas condiciones se dan, las crisis se convierten en oportunidades. Entonces, se está educando en inteligencia emocional.
Es imprescindible para el éxito de cualquier organización “querer a las personas que trabajan contigo, a los trabajadores”. Suena cursi en el mundo de la empresa, pero brindar acompañamiento emocional, donde la comunicación no debe limitarse a asuntos laborales, sino también enviar mensajes de apoyo, interesarnos por la situación personal y familiar de cada uno, reducir su angustia, escuchar sus temores o preguntar por personas afectadas o enfermas en su entorno es fundamental y el efecto de una emoción imprescindible. Ejercer la compasión. La angustia es igual para todos, pero los líderes deben ser capaces de pensar menos en sus propios problemas y más en los de sus colaboradores. Hay que apoyarlos en lo que necesiten, incluso financieramente si es posible, porque, en el futuro, todo lo bien hecho retornará en beneficio de la empresa. Querer a la gente, ayudarla y cuidarla es lo humanamente justo, pero también resulta una inversión.
Nosotros creemos en la excelencia, pero aún más en el trabajo de las emociones. Las empresas que no se anticipen a preparar a su gente, avanzarán mucho más lentas o fracasarán. Porque las personas del siglo XXI no tienen el mismo código o reglas por las que se movían hace 20 años. Las motivaciones son diferentes y, el concepto y percepción del valor, funciona con otros códigos que en el pasado eran impensables. El engranaje de la empresa con educación emocional convierte sus resultados en excelentes cifras económicas.
Las empresas deben cultivar e implementar, en un momento como este, la flexibilidad y, por tanto, la versatilidad. No se trata de aceptar lo que nos venga con resignación, sino de interiorizar que, lo que hoy sirve, mañana puede ser inútil. La tolerancia a la frustración. El ensayo es un principio científico que, tras muchos errores, conduce al acierto. Las ttbuenas empresas no castigan los tropiezos, sino que incentivan el afán por seguir buscando alternativas. Las empresas versátiles dedican recursos a la formación, la investigación, la innovación.
Se forma desde la academia de la vida, pero a veces lo que aprendemos en un momento, no es válido para el siguiente. Lo que las personas y las empresas a veces desconocen, es que pueden modificarla. Las emociones no se cambian, son las que son, pero lo que sí podemos cambiar es la forma de percibir la situación para que esa emoción se canalice de forma adecuada y, por tanto, el resultado. Porque estas emociones son un porcentaje altísimo de tu éxito o fracaso personal y profesional. Por otro lado, ya está aumentando no solo la ansiedad, sino las fobias a salir de casa, el aumento de patologías como neurosis, etc. Es un momento en el que hemos de cuidar nuestra salud emocional. Después de esta pandemia, aprenderemos, habrá cambios, avances y desarrollos, pero olvidaremos muchas cosas y volveremos a muchas rutinas.
Este es uno de mis hobbies, escribir. La magia de la escritura es algo que está al alcance de todos y que desde mi punto de vista, es una de las maneras de disfrutar viviendo otras vidas. Para mí, escribir es una necesidad. Aunque hasta ahora he publicado tres novelas, tengo otras tantas escritas. Sobre el Premio Ateneo, me hizo mucha ilusión ser finalista. Eso quiere decir que no soy tan mala (sonríe).