Juana Herrera: 'Los pacientes de salud mental han ganado espacio y visibilidad'

Actualizado
  • 27/06/2020 00:00
Creado
  • 27/06/2020 00:00
La directora del Instituto Nacional de Salud Mental no vacila en hablar con franqueza. Desde la responsabilidad de su cargo mira la lucha contra el SARS-CoV-2 con optimismo, mientras pide derribar los paradigmas en torno a las enfermedades mentales

Juana Herrera, directora del Instituto Nacional de Salud Mental (Insam), se muestra como una mujer de optimismo y compromiso social desde una profesión en la que debe velar por el resguardo de las emociones. Durante una entrevista con este medio, la médica psiquiatra confesó que socialmente, la ciencia dedicada al estudio de los padecimientos mentales es vista como la 'Cenicienta' de las especialidades. Para la experta en docencia superior y psicopedagogía, la pandemia ha impactado el equilibrio en quienes no padecían ninguna enfermedad, pues el confinamiento forzado u obligatorio ha incrementado los padecimientos de depresión, ansiedad y angustia “ante la incertidumbre y el desconocimiento de lo que vendrá”, además, destaca la urgencia de contar con unas instituciones públicas más robustas y con personal calificado que contribuya a garantizar la calidad de todos los servicios.

Herrera lleva las riendas del Instituto Nacional de Salud Mental.
La realidad postpandemia supone la adaptación a nuevas estructuras sociales, ¿cuál es el impacto de este reordenamiento en la salud mental?

Con la pandemia se crean situaciones que requieren de adaptación a nuevos modelos; hay que ser creativos y de eso no escapa la salud mental, por lo que hay que reinventarse y aprovechar la coyuntura para corregir cosas preexistentes. La pandemia está actuando como un catalizador para el cambio, un cambio positivo que renueve y cree buenas prácticas. La salud mental se ha visto afectada en personas que generalmente no padecían de ninguna enfermedad, pues un confinamiento forzado u obligatorio, para protegernos, no significa que se deja la naturaleza humana de la asociación; somos seres sociales en todo el sentido de lo que eso conlleva. Además, se incrementan los padecimientos de depresión, ansiedad y angustia ante la incertidumbre sobre lo que está ocurriendo y lo desconocido de lo que vendrá.

Aislamiento social, miedo al contagio, duelo y pérdida de ingresos es el cóctel con el que hoy lidia la población mundial, ¿quiénes son los más susceptibles a sucumbir?

Todo ser humano potencialmente puede padecer algún tipo de alteración en la salud mental frente a la realidad actual, sin embargo, las personas que ya sufrían algún trastorno mental son más vulnerables. Si hablamos en un sentido más general, podríamos incluir como población más susceptible a los adultos mayores y a los niños. También lo económico juega un papel importante, ante la incertidumbre y la limitación de la movilidad para obtener el sustento diario; en este grupo podemos mencionar a las poblaciones indígenas, los afrodescendientes y los grupos de pobreza, en muchos casos en las periferias de las grandes ciudades.

¿Podría derivar de esta crisis una mayor sensibilidad social hacia los problemas de salud mental que enfrenta un segmento importante de la población?

Soy una mujer de fe y de convicción positiva y creo que esta experiencia nos está brindando la oportunidad de concienciación en todos los aspectos, y especialmente en lo referente a la salud mental, pues la estigmatización de las enfermedades de salud mental cada vez ganan más terreno en el marco del reconocimiento de las mismas y en los derechos de los pacientes.

¿Qué tan vulnerable es hoy un paciente psiquiátrico en el sistema de salud público?

Las Naciones Unidas reconoce que “salud sin bienestar mental, no es salud”, por ello es importante que las instituciones se refuercen. Contar con unas instituciones públicas más robustas y con personal calificado contribuye a garantizar la calidad de los servicios que estas ofrecen. La felicidad es relativa y son muchos los parámetros que definen ese estado, lo cierto es que hay cinco países nórdicos que siempre quedan incluidos entre los diez más felices del mundo, y son: Finlandia, Dinamarca, Noruega, Suecia e Islandia, y el factor que más inclina esa balanza es la sensación de bienestar y su confianza en las instituciones que ofrecen un servicio; esa confianza crea un estado de seguridad y las personas confían en que en el momento en que requieran una prestación de servicio por parte de las instituciones, lo recibirán.

Hay un compromiso social y ético, desde su profesión, a brindar atención durante la crisis. Pero, la mujer, el ser humano, ¿cómo lidia con las dificultades?

Las profesiones en general deben ser escogidas por vocación de servicio, pero en la medicina esto se convierte en un must, una cuestión no negociable. En salud mental este compromiso es aún mayor, pues el paciente viene a la consulta con deseos de ser escuchado, de un confidente, y eso no es nada fácil para la mayoría de las personas. Ese compromiso lo vivo cada día en el Insam, pero hay que resaltar que no solamente por parte del personal médico, también por parte del resto de los colaboradores, como el personal de enfermería, de laboratorios y hasta el administrativo, incluyendo a los conductores, seguridad y trabajadores manuales; se requiere discreción y en esta época, en estas circunstancias se necesita mucha ayuda, mucho apoyo emocional y de solidaridad con el prójimo, con tu familia, vecinos y colegas de trabajo. Si practicamos la solidaridad y la empatía se puede lidiar y manejar, de manera menos traumática para todos, con las pérdidas humanas y la incertidumbre que genera el desempleo. Quiero decir que si cada uno aporta desde su lugar, lo mejor de sí, esta prueba que pasa la humanidad podría ayudarnos a mejorar como personas y a replantearnos algunas cosas que hasta ahora no se habían estado haciendo del todo bien. El ser humano tiene esa posibilidad de contar siempre con algo que ofrecer, solo que debe estar dispuesto.

¿Somos una sociedad resiliente?

Definitivamente creo que nuestra sociedad es una sociedad resiliente y ha pasado por situaciones muy difíciles (9 de enero de 1964/invasión 1989), todas las ha superado y esta no será la excepción; solo que esta vez no somos los únicos afectados. Eso requerirá de todos los panameños un mayor esfuerzo y hasta sacrificio para llevar a puerto seguro a este bello país... Panamá.

¿Cuáles son las tareas pendientes del gobierno, enmarcadas en garantizar un correcto despliegue de atención para dar soporte a los pacientes psiquiátricos?

Todo gobierno tiene por obligación velar por el bienestar de su pueblo y al actual le ha tocado una prueba muy dura, y aunque todas las carteras de una forma u otra están implicadas, hay algunas como Salud y los entes de Seguridad, que se han visto más envueltos en esta situación de crisis. La salud mental por ser una parte invisible y con estigmatización, parecía la Cenicienta del grupo de especialidades; recuerdo que cuando comunicaba a mis colegas que estudiaría psiquiatría, muchos se reían o se asombraban. La experiencia de hoy, no es la misma de hace 20 o 30 años; ahora los pacientes de salud mental han ganado espacio y visibilidad, lo que les permite obtener lo que siempre debe tener un ser humano, sea paciente o persona sana, sus derechos humanos y su derecho a recibir atención médica y de calidad, sin discriminación y sin ningún grado de estigmatización.

¿Cómo ha evolucionado el rol del Insam en los últimos años?

Puedo dar testimonio de su evolución, ya que allí me formé como psiquiatra y allí he visto cómo se forman las nuevas generaciones de médicos. Puedo compartirte que de ser un espacio para llevar a pacientes en crisis o aislar a seres humanos con enfermedades mentales, pasó a ser un nosocomio o instituto al servicio de la sociedad para atender al paciente con diagnósticos de trastornos mentales y del comportamiento, y apoyar a los familiares en el tratamiento del paciente, pues ahora se reconoce y se pone en práctica que, para la recuperación de un paciente de salud mental, es necesario el acompañamiento de la familia.

¿Cuál es el perfil de los pacientes que han buscado apoyo en el Insam durante los últimos tres meses?

El paciente que llega al Insam forma parte de una amplia gama con características bien particulares. Cada paciente es un ente único y así se le debe recibir, atender, y ofrecerle con respeto lo mejor de nuestra institución. Son hombres o mujeres entre 18 a 75 años, panameños o extranjeros que acuden a buscar atención en psiquiatría. Claro que, en este tiempo, por el confinamiento a causa de la pandemia y las pérdidas, que van desde la salud o la de un ser querido, pasamos a la pérdida de un empleo, de la estabilidad económica y la misma incertidumbre sobre el futuro. Las personas han tenido que aprender a convivir con sus seres queridos, pues en el andar diario, las prioridades andaban algunas veces invertidas y el empleo parecía ser el centro de muchos. Por todo lo anterior, la ansiedad, el estrés y la depresión han sido casos que se han incrementado, así como el número de casos de suicidio. El paciente quiere ser escuchado y requiere apoyo, realizando catarsis; busca orientación y una voz de aliento que le diga que no está solo.

El suicidio es el estallido final de otras enfermedades. Panamá ha visto recientemente un leve aumento de casos, ¿cómo encaminarnos al establecimiento de políticas más preventivas que de abordaje?

Es cierto, hay un leve aumento de los registros de casos de intentos autolíticos; y habría que tomar en cuenta que casi siempre hay un subregistro. El suicidio es la fase final de un camino recorrido de la desesperación y desesperanza. Nadie se quiere morir, solo que, para llegar a esa situación, la mayoría de las veces hay un cambio neuroquímico que no permite ver otra solución. La educación es primordial, debemos reforzar el conocimiento y reconocimiento en el personal de salud (enfermeras, médicos generales, trabajador social, sociólogos, nutricionistas) de los síntomas o mensajes del paciente con riesgos de suicidio. Esta docencia debe llegar a la población en general, especialmente donde ya hay miembros de la familia que han hecho algún intento o incluso han sucumbido ante este desenlace. La prevención es importante y el abordaje debe ser algo de amplio reconocimiento. Crear más plazas de especialización en profesionales de la salud mental, así como su captación para que laboren en ese ramo de la salud, una mayor presencia del Insam, por lo menos uno en cada provincia o el acondicionamiento de áreas dentro de hospitales, ya existentes, que cuenten con todo lo necesario para brindar una atención digna al paciente.

El gobierno se ha enfrentado a fuertes cuestionamientos en los últimos meses. Algunos sectores hablan de pérdida de credibilidad. ¿Cómo impacta este tambaleo de la credibilidad gubernamental en la tranquilidad de las masas para enfrentar los retos que ya implica lidiar con una pandemia?

La confianza es algo indispensable en cualquier relación humana y casi siempre se pone a prueba en situaciones difíciles, como las estrecheces económicas y la crisis sanitaria actual, que abarca cada sector de la sociedad y a la familia misma. Cuando las cosas van bien, hay muchos que claman su tutoría, decimos las victorias y los triunfos tienen muchos hechores, padres, pero la derrota, o los momentos difíciles son casi huérfanos. Pienso que, en esta ocasión, como en los momentos más difíciles que ya hemos superado, deberíamos unirnos, pues aquí solo habrá un solo perdedor, el país, y yo me inclino a creer que al final habrá un solo ganador... Panamá.

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