Hambre infantil, epidemia de salud que se agrava con la covid-19

Actualizado
  • 13/10/2020 00:00
Creado
  • 13/10/2020 00:00
En Panamá, alrededor del 19% de los niños menores de cinco años padece desnutrición (68,000 infantes), mientras que el 62% de los adultos tiene sobrepeso, y uno de cada cuatro sufre de obesidad

Si bien el hambre afecta a personas de todas las edades, es implacable con las poblaciones más vulnerables como la infantil, muchas veces a causa de la pobreza y la pobreza extrema.

La pandemia pone en contexto la gravedad de la pobreza en la población infantil.

Un reciente informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) reveló que este año, unos 6,7 millones de niños menores de cinco años podrían sufrir el síndrome de la emaciación (peso inferior al que corresponde a la estatura) –y por tanto padecer de desnutrición en una escala peligrosa– como resultado de las repercusiones socioeconómicas provocadas por la pandemia de la covid-19.

El análisis publicado en la revista médica The Lancet afirma que una de cada diez muertes entre niños menores de 5 años, particularmente en los países de bajos y medianos ingresos (LMIC) es atribuible a emaciación severa, porque los niños de bajo peso tienen un mayor riesgo de mortalidad por enfermedades infecciosas.

Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef, señaló que han pasado siete meses desde que se notificaron los primeros casos de la enfermedad covid-19 y cada vez está más claro que las repercusiones de la pandemia están causando más daño a los niños que la propia enfermedad. “Las tasas de pobreza e inseguridad alimentaria han aumentado en los hogares. Se han interrumpido los servicios esenciales de nutrición y las cadenas de suministro. Los precios de los alimentos se han disparado. Como resultado, la calidad de la alimentación de los niños se ha deteriorado, y esto significa que las tasas de malnutrición van a aumentar”.

En ese sentido, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció que con el aumento del hambre y la persistencia de la malnutrición, el logro del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 (hambre cero) para 2030 sea aún más incierto.

“Aunque es demasiado pronto para evaluar el pleno efecto de los confinamientos y otras medidas de contención, se estima que, como mínimo, otros 83 millones de personas, y quizá hasta 132 millones, padecerán hambre este 2020 como resultado de la recesión económica desencadenada por la covid-19”.

De hecho, la epidemia del hambre en América Latina y el Caribe afectó a 47,7 millones de personas en 2019. Se trata del quinto año consecutivo de aumento del hambre, según el informe 'El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2020' (SOFI, por su sigla en inglés).

Panamá

Según otro informe denominado 'Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional 2019', alrededor del 19% de los niños panameños menores de cinco años padece desnutrición (68,000 infantes), superando a países con un crecimiento económico muy inferior al panameño.

Según este reporte, es en las comarcas indígenas donde se presentan los mayores porcentajes de personas que viven en pobreza multidimensional: en la comarca Ngäbe Buglé (93,4%), comarca Guna Yala (91,4%) y comarca Emberá (70,8%) donde los infantes son los más afectados. De esos, el 62,6%, el 59,3% y 49% de los niños y adolescentes de las comarcas Guna Yala, Ngäbe Buglé y Emberá, respectivamente, están privados de una alimentación variada. Pero estas proyecciones no consideran el impacto de la covid-19, por lo que se estima que el hambre será aún más acuciante cuando se contabilicen los efectos de la pandemia sobre la seguridad alimentaria.

“Alcanzar el hambre cero no es solo abordar el hambre, sino también nutrir a la población, mientras se cuida del planeta”, subrayó Adoniram Sanches, Coordinador Subregional de la FAO para Mesoamérica.

“En Panamá, eso significa seguir sumando esfuerzos para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional a esas 400,000 personas que hoy padecen hambre en el país, pero también impulsar una alimentación saludable para todos y poner freno a la creciente obesidad”, agregó.

De acuerdo con la FAO, más de 672 millones de adultos y 124 millones de niños (de 5 a 19 años) son obesos en el mundo, mientras que más de 800 millones de personas padecen hambre.

En Panamá, el 10% de la población padece subalimentación mientras que el 62% de los adultos tiene sobrepeso, y uno de cada cuatro sufre de obesidad. En niños pequeños, el sobrepeso afecta a uno de cada diez, y en las escuelas, al menos cuatro de cada diez niños presentan exceso de peso, según datos de los ministerios de Salud (Minsa), de Educación (Meduca), y de la FAO.

“La República de Panamá tiene como compromiso de Estado reducir la pobreza y combatir la malnutrición. Para lograr este objetivo, iniciamos el programa 'Estudiar sin Hambre', que busca favorecer un encuentro entre proveedores de salud y educación desde la perspectiva de la seguridad alimentaria”, destacó Ernesto Chirú, secretario general de Relaciones Exteriores.

“Igualmente, trabajamos en la implementación del programa Colmena con el objetivo de reducir la pobreza y ofrecer soluciones a las necesidades de sus ciudadanos en 300 corregimientos seleccionados, la mitad en la comarca Ngäbe Buglé”, añadió.

Superar el hambre y la malnutrición en todas sus formas (incluida la desnutrición, las carencias de micronutrientes, el sobrepeso y la obesidad) va más allá de conseguir alimentos suficientes para sobrevivir: la alimentación de las personas –en especial la de los niños– debe también ser nutritiva. No obstante, uno de los principales obstáculos es el elevado costo de los alimentos nutritivos y la escasa asequibilidad de las dietas saludables para un gran número de familias, enfatizó la ONU.

Esta crisis mundial es un problema demasiado grande para que lo resuelva un solo segmento de la sociedad: exige los esfuerzos combinados del gobierno, las organizaciones sin fines de lucro y la comunidad de negocios.

Alan Hoffman, vicepresidente ejecutivo de Herbalife Nutrition, mencionó que en vista del aumento diario de la cantidad de niños que sufren hambre, las compañías, las organizaciones sin fines de lucro y los gobiernos deben ponerse a la altura de las circunstancias para resolver este increíble desafío. “Nos urge encontrar soluciones a estos desafíos cada vez más grandes, incluyendo la necesidad de promover el acceso a una dieta saludable y sustentable, y facilitar las conductas para lograrlo, además de resolver cómo adaptar los sistemas mundiales de alimentos para satisfacer estas necesidades. Trabajamos con organizaciones sin fines de lucro a nivel mundial para brindar nuestro apoyo a programas esenciales que cierran la enorme y creciente brecha alimentaria y conciencian sobre cómo las compañías y los consumidores pueden ayudar a brindar acceso a los alimentos saludables necesarios para prosperar”, resaltó.

Planes

Durante décadas, los gobiernos han laborado en forma independiente para enfrentar este gran reto. Las organizaciones no gubernamentales trabajan con presupuestos ajustados para garantizar la entrega y distribución de los cargamentos, pero sus esfuerzos se ven constantemente afectados por las ineficiencias generadas por la corrupción, la cadena de abastecimiento y los gobiernos, enfatizó Hoffman.

El experto admitió que el impacto del hambre en los niños puede tener consecuencias para toda la vida, ya que la inseguridad alimentaria está asociada a retrasos madurativos en niños pequeños, problemas de conducta, riesgo de enfermedades crónicas y rendimiento académico más bajo. La actual pandemia agrava la situación porque el deterioro económico redunda en índices de desempleo más altos y en el cierre de escuelas y programas de comedores escolares.

Este año, 132 millones de personas se sumarán a la lista de la población mundial con inseguridad alimentaria. Los bancos de alimentos están realizando grandes esfuerzos para llenar ese vacío. “Nuestra iniciativa 'Nutrición para el hambre cero' es parte de la solución y, hoy más que nunca, nuestros compromisos mundiales están preparados para lograr un impacto significativo. Trabajamos codo a codo con organizaciones sin fines de lucro líderes, como Feed the Children, The Hunger Project y muchas otras, que brindan su apoyo a más de 114 millones de personas en más de 120 países a nivel mundial. La colaboración es continua con nuestras organizaciones, poniendo de relieve nuestro liderazgo en nutrición, no solo a través de nuestros aportes financieros, sino también mediante nuestros conocimientos técnicos en obtención en la fuente, entrega y sustentabilidad”, sustentó Hoffman.

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