Carmen Alemán, siembra y constancia del arte en Panamá

Actualizado
  • 16/11/2020 00:00
Creado
  • 16/11/2020 00:00
Hay siempre en esta historiadora una nostálgica preocupación por las múltiples tareas que tendríamos que desarrollar: investigación, promoción, inversión en los artistas panameños, senderos muy claros en su manera de ver el futuro de las expresiones artísticas de nuestro país, relata Aristides Ureña Ramos, maestro de la plástica panameña
Washington, National Gallery of Art. ¡Here again!
En la mente de Carmen va tomando forma una gran intuición: crear un espacio expositivo para recoger esa pujante necesidad entre la producción artística nacional y el sistema mercantil

Era un ventilado verano, ese lunes en la ciudad de Washington, los portones del museo se preparaban para abrir y el portero observaba llegar, por enésima vez, esa niña de carita risueña de coqueto parpadeo, de tímida y baja voz... Dirigiéndose a ella le pregunta en inglés: “Carmen,¿otra tarea?”. A lo que ella responde: “It is not homework, this is for fun” (Esto no es tarea, es por diversión).

Esa niña pequeña era la hija del embajador de Panamá en Washington, en tiempos de tensiones políticas en torno a la mitad de los años 60; un grupo de diplomáticos que el presidente Roberto Chiari había enviado para construir los primeros acuerdos de las relaciones entre el coloso americano y la República de Panamá sobre la recuperación del Canal.

Aquella niña de apenas 12 años se perdía entre las grandes obras colgadas en las paredes del museo, volando entre sus sueños de colores, de narraciones pictóricas que hablaban del pasado, de su presente, sobre todo de la pujante modernidad.

De nombre Carmen, dos distinguidos apellidos –Alemán Healy– vestían de gala a esa niña que respondía al portero del National Gallery of Art con alegre sonrisa: “¡Siiii...! soy yo, otra vez!”; anécdota que nos sirve para comprender el crecimiento único que formó a uno de los personajes más importantes de la promoción de las artes en Panamá.

El cariñoso 'bullying'

Carmen pasó su adolescencia entre seis hermanos varones. En la narración de íntimos episodios de su vida, nos relata con una gran sonrisa: “Mis hermanos, todos varones, me decían que mis padres no podían tener hijas, que no era su hermana... hasta me rompieron la cabeza (risas)”.

Para recalcar que es la única hija entre siete hermanos, andurrial protector donde aprendió a hacer valer sus derechos y a luchar por sus metas. Los seis hermanos protectores eran murallas sólidas para el crecimiento de Carmen.

Entonces hace énfasis en que sus inclinaciones para las bellas artes fueron notadas por Ángela Piccardi en el colegio Las Esclavas. ¿Quién sabe las razones para que en cada bella historia siempre exista un hermoso ángel? La profesora Ángela la incita a seguir los pasos necesarios de sus estudios artísticos, entregándole libros y materiales para que pudiera iniciarse en el difícil mundo de la evaluación artística.

El Sótano de Panarte (finales de los años 70)

“Al llegar el momento de decidir carrera, todos querían que yo estudiara leyes, porque provengo de una familia de abogados, pero mis sueños eran otros y pude estudiar arte”, recuerda.

Al regresar a Panamá de sus estudios en el exterior, es Graciela Quelquejeu de Chapman quien le ofrece el espacio expositivo en el sótano del Instituto Panameño de Arte (Panarte) para que organizara el espacio expositivo para la gráfica y fotografía que se estaba produciendo (en ese entonces) en Panamá. Pero Carmen pide redirigir esos esfuerzos para darle la oportunidad a los jóvenes talentos panameños.

Es así como hace sus primeras presentaciones de jóvenes promesas: Emilio Torres, Isabel De Obaldía, Raúl Ceville y otros, oportunidad que permite (a Carmen) adentrarse en el difícil mundo de los textos críticos artísticos, produciendo escritos para los pintores emergentes.

Arte Consult (inicios de los años 80)

En la mente de Carmen va tomando forma una gran intuición: crear un espacio expositivo para recoger esa pujante necesidad entre la producción artística nacional y el sistema mercantil, que viene solicitado por los primeros coleccionistas panameños y por el pujante mundo del sistema bancario, como también ese mundo empresarial que comenzaba a apreciar el arte y la cultura.

Así nace la galería Arte Consult, bajo la fuerte conducción del equipo de Carmen Alemán. Desde la fundación hasta los momentos de su reciente cierre, toda la ferviente producción del talento panameño logra pasar por las manos de esos espacios expositivos. También cabe recordar que maestros de talla internacional son invitados y exhibidos en la galería Arte Consult, para el deleite de todos los amantes de las expresiones artísticas de Panamá.

La casa de Carmen y Tabo, y los maestros panameños de la 'Era dorada' en Panamá

El apartamento de Carmen Alemán es de los hogares que nos encanta visitar. Decorada con su buen gusto, no es una foto de revista, sino una casa vivida. Llena de fotos y recuerdos en cada esquina... apenas entramos al lobby, las pupilas se abren a la sorpresa de ver su exquisita colección.

Refinada anfitriona, nos dio el tour de obras entre las de Alfredo Sinclair, Guillermo Trujillo, Tabo Toral, Brooke Alfaro, Juan M. Cedeño, Toño Alvarado, una indescriptible cantidad de artistas panameños e internacionales. Allí, al sentarnos en su balcón con vista a la bahía de Panamá, Carmen logra decir: “Trujillo fue mi gran mentor. Iba todos los jueves a visitarlo. Todo lo que yo necesitaba saber acerca de arte, lo aprendí de él”.

Rememorando al gran maestro de la pintura panameña. Continúa su agradable tertulia: “Alfredo daba clases los sábados y yo era parte de la familia, vi nacer muchos de sus hermosas obras” reafirmando su conocida amistad, muy íntima y familiar, con el maestro Sinclair.

Debo decir a estas alturas de mi texto algo muy importante, y es que la presencia de mi hermano y amigo de siempre, Tabo Toral, quien premuroso –cabal compañía de Carmen– asiste en todo momento las necesidades de nuestra visita (que no son solo de hielo en los vasos) una pareja envidiable por compartir desde lo más profundo de sus corazones el amor por las artes. ¡Viva el amor!

“El MAC quería caras bonitas y yo le di abstracción”, conocida insistencia que Carmen tenía por modernizar el sistema cultural panameño. Podemos reconocerle, sin duda alguna, su constante labor por promover las expresiones artísticas internacionales en Panamá. Sosteniendo esa voluntad, con sus inversiones personales, su galería y las relaciones interpersonales con las que su reconocida autoridad cuenta en Panamá y fuera del país, promoviendo en suelo patrio y allende a los artistas panameños.

“Pimpino Dutari no está documentado y su obra está dispersa. Vivió en NY muchos años”. Hay siempre en Carmen una nostálgica preocupación por las múltiples tareas que tendríamos que desarrollar: investigación, promoción, inversión en los artistas panameños, senderos muy claros en su manera de ver el futuro de las expresiones artísticas de nuestro país.

Tuvo que recorrer el mundo porque aquí no había libros

Aquella niña de cara risueña, que habla parpadeando los ojos, de tímida y baja voz, cuando muchacha viajaba desde Boston a NY una vez al mes para ver las galerías y hacer contactos.

Aprendió a comunicarse en español, inglés, francés y alemán. Esculpió en su mente aquello que es indispensable para moverse en los quehaceres de las artes.

“Un buen artista se reconoce por su originalidad y excelencia pictórica, creatividad y estilo propio”, agudeza que aplicó en suelo patrio, escribiendo la historia de las artes modernas de Panamá... y sobre todo, promoviéndola en todos los rincones que su infatigable energía lograba alcanzar.

Hay una intimidad que decide el recorrido de cada uno de nosotros. En ese lugar conviven momentos inolvidables, donde las ternuras de los recuerdos abrazan más que las palabras, dirigiendo nuestros destinos a metas que marcan nuestras vidas. Para Carmen Alemán Healy –pese al bullying de sus hermanos– todo se resume en sus propias palabras: “Amo lo que hice en mi vida, aunque el destino dictaba que sería abogada. Graciela Eleta me salvó de eso”, cumplido que brinda a las artes panameñas un gran personaje que marcó y escribió parte importante de la historia de la promoción de las artes panameñas.

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