Reflexiones sobre líneas históricas en una mañana de 2021

Actualizado
  • 18/01/2021 00:00
Creado
  • 18/01/2021 00:00
Aristides Ureña Ramos, maestro de la plástica en Panamá, comparte algunos pasajes en los que se cruzan la historia y la pluma de sus protagonistas en la época contemporánea
Portada de la revista 'Lotería' publicada en septiembre de 1968.
Una mañana a inicios de enero de 2021

Todas las mañanas salgo religiosamente a caminar a las 6:00 de la mañana, y la compañía de hoy está compuesta por tres: Patricia, Pumba (nuestro perro) y yo. En esta caminata nos encontramos con un simpático señor anciano con el cual intercambio siempre interesantes tertulias. Al detenerme para conversar con él, le recordé la primera observación sagaz que me hizo cuando nos conocimos: “Has notado que el saludo que los perros se hacen –al encontrarse– es olerse... sobre todo en la parte de atrás; menos mal que nosotros los humanos somos distintos”. Su frase, además de hacerme reír, me ha hecho reflexionar por muchos meses y regresa –de manera asidua– a mi memoria con variopintos matices.

Nachito Valdés, en sus columnas periodísticas, cuando iba a tocar temas mordientes, iniciaba de la siguiente manera: “Hoy escribo con la pluma mojada en vitriolo”, con la intención de anunciarnos el goliardo espíritu que vestiría su texto periodístico. Es de esta manera que hoy redacto este breve texto, tal vez asumiendo la actitud del saludo de los perros al momento de encontrarse. Adentrándome poco a poco en mis íntimos (y ajenos) pensamientos.

La revista 'Lotería', septiembre de 1968

Mi madre ha tenido siempre la atención de coleccionar la revista Lotería y cuenta en su casa con una biblioteca interesante donde asiduamente logro seleccionar algunas para mis lecturas matutinas. Una de estas es el número 154 de septiembre de 1968 que, como ven, se trata de una revista publicada a un mes del golpe de Estado de aquel 11 de octubre de 1968, bajo la dirección de Leticia A. de González Barrientos, editada por Juan A. Susto y Rodrigo Miró.

Ahí encontré dos interesantes artículos sobre 'La nueva teoría y política para la planificación del desarrollo de la nacionalidad', del doctor Alfredo Castillero C., historiador del Ceidn, y el otro muy interesante de la doctora y antropóloga Reina Torres de Araúz 'Reflexiones en torno al problema humano y la teoría y política para el desarrollo de la nacionalidad', ambos trabajos importantes que datan de la mitad de los años 60 y denotan una voluntad de tratar de construir una planificación para el desarrollo de diversos temas por los que atravesaba el país.

Aristides Ureña Ramos, artista plástico y gestor cultural.

A su vez, resulta evidente la preocupación por el problema de la identidad del pueblo panameño, definir el concepto de “nación” y de la nacionalidad panameña. A juicio histórico, estos dos personajes estaban ya preparados para asumir las responsabilidades que los llevaron a las trasformaciones que se iniciaron desde los años 70 en adelante, cumpliendo a cabalidad con su designio histórico.

Estos intelectuales marchaban bajo severas sendas en la investigación científica e histórica, fuera de los encajamientos de los intereses partidarios y de contingencias de aquellos momentos.

El “orejano”

Debo decir que lo que en realidad me había capturado la atención de esta revista, era su portada. Ahí aparece una imagen de un grabado de madera de Antonio Rodríguez del Villar, 1880-1971 (autor del frontis y vestíbulo de la escuela Normal de Santiago), copiado del dibujo con el que Alberto Urdaneta caracterizó al “orejano”, para ilustrar el ensayo del mismo nombre publicado por Belisario Porras en el número 11 de “Papel Periódico Ilustrado” de Bogotá, aparecido el 1 de marzo de 1882.

Lotería reprodujo su texto completo por primera vez en junio de 1944, y lo ofrece nuevamente en esta edición de septiembre de 1968. Ahí, el sarcástico texto donde el exmandatario Porras une las palabras “oreja” y “asno” para describirnos “figurativamente a los individuos del meollo endurecido” una mezcla de campesino (o cholo) civilizado, donde el vestuario reproducido en la xilografía nos da una fotografía imaginaria de un personaje criollo de la época granadina y departamental colombiana.

También denota la capacidad de bromear, en una escritura que utiliza el estereotipo para desnudar defectos y virtudes de los personajes populares y políticos de su época. ¡Brillante manera de olerse “en sus intimidades” entre adversarios!

La palabra “pollera”

Así como un perro trata de socializar y encontrar aceptación, me encuentro olfateando aquí y allá y así doy con 'Del pretérito. Sucesos y cosas de antaño', del ilustre ocueño doctor Ernesto J. Castillero (1889-1981), mordaz título que usa “pretérito” como adjetivo para nombrar aquello que ya ha pasado.

En el texto, cada nota histórica es enumerada progresivamente, y es la número 1,279 la que atrae mi atención. Dice: “A la palabra pollera viénele el nombre, de la similitud que antiguamente tenía esta prenda de ropa femenina con los cestos para criar pollos”.

Es difícil esconderles que leer esta versada definición me hace sonreír, debido a que el pícaro espíritu que siempre me acecha en cada ocasión, me recuerda la cantidad de tinta gastada, de textos explicativos que hemos tenido que leer, más las horas de transmisión televisivas sobre 'Las mil polleras', para que don Ernesto con una simple definición nos regale el significado de la palabra “pollera” sin tantos sube y baja, o malabaristas explicaciones que nos indiquen el origen de nuestro traje nacional... Tan simple, sin obligarnos a olernos por detrás.

Pedrarias, el inquisidor y el boticario 1513

Sigo hurgando aquí y allá y la nota histórica número 1277 “del Pretérito” del doctor E. Castillero (revista Lotería) nos abre una curiosa ventana en el tiempo, diciéndonos: “En la armada de Pedrarias Dávila, tercer gobernador del istmo, vino en compañía de este funcionario un físico-médico de la Inquisición, llamado Lic. Rodrigo de Barreda, a quien el rey católico escribió con fecha 6 de diciembre de 1513 complaciéndose por su resolución de venir a Castilla de Oro”... y al final subraya: “En la misma expedición vino igualmente el primer boticario Francesco de Cota, italiano”.

Ernesto J. Castillero

Sabemos que en el primer viaje de Cristóbal Colón vinieron exgaleotos y personas obligadas por sus precarias condiciones sociales. En este testimonio se comprende la calidad de personas que llegaban al istmo después del primer viaje. Ahora, ¿qué venía a hacer un médico de la Inquisición a tierra firme? Y acompañado de un ilustre boticario. Pues este sería el leitmotiv para crear bizarras narraciones, dignas de selección para un premio Miró.

Ahora, levanto la mirada de mi computadora, veo mi reloj y me levanto a meditar (té herbal en mano).

Reflexión a manera de cierre

Cada uno de nosotros cuenta con esa llama ardiente de la curiosidad, por lo que escarbamos detrás de los pensamientos y acciones, en la esencia de cada cosa. Pertenecemos a esos instintos primordiales que nos hacen comprender el entorno donde vivimos, por eso estamos en el grado de acumular experiencias, debido a nuestras vivencias... siendo el ignoto algo por conquistar.

Lo que debemos evitar es hacer como nuestros amigos caninos, que necesitan olerse para demostrar entre ellos “el buen día cotidiano”, porque agradable sería la ocasión para ciertas personas que gustan del sarcasmo como parte de su normal vivir, para inventar jugosas apreciaciones de lo que hemos ingerido en la cena anterior, al momento de darnos una calurosa bienvenida.

Con pluma mojada al vitriolo 'a lo Nachito Valdés', los espero en nuestra próxima entrega.

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