La realidad socioeconómica condiciona la confianza en la vacunación, según encuesta

Actualizado
  • 02/06/2021 00:00
Creado
  • 02/06/2021 00:00
Un estudio del Cieps destaca las diferencias en la opinión pública en materia de salud, y la tendencia a la aceptación o rechazo de las vacunas durante la pandemia según la situación socioeconómica
Panamá es uno de los países en Latinoamérica con mayor aceptación a la vacuna.

La llegada de las vacunas contra la covid-19 despertó la curiosidad humana, así como las dudas sobre su efectividad en algunos sectores.

Sin embargo, vacunas como la de Pfizer/Biontech, Moderna, AstraZeneca y Johnson&Johnson fueron aprobadas para su distribución internacional y son hoy la esperanza a una salida de la crisis pandémica.

El secretario nacional de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) y miembro del Consorcio de Investigación de Vacunas de Panamá, Eduardo Ortega-Barría, afirmó en una nota del diario Panamá América que “la ciudadanía aprendió a cuidarse” y que se espera que para el mes de septiembre se pueda vacunar a un mayor número de personas en las provincias. “Podemos estimar que hay inmunes, ya sea por vacunación o por infección previa, unos 980 mil panameños, eso es 23% de la población”.

Según cifras del Ministerio de Salud (Minsa) hasta el 29 de mayo se habían distribuido más de 1,031,694 dosis de vacunas en el país, y se habilitaron más de 102 mil citas para la aplicación de la vacuna AstraZeneca de forma voluntaria en autorrápidos ubicados en las provincias desde el 25 de mayo.

De igual forma, el pasado 31 de mayo se habilitó un autorrápido en la provincia de Colón, en el aeropuerto Enrique A. Jiménez, donde se aplicaron 560 dosis.

El pasado enero, el Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (Cieps) desarrolló una encuesta no probabilística titulada 'Impacto del coronavirus sobre la conducta y la opinión pública' en la que indicó que el 74,2% de los consultados mostraba una intención afirmativa a recibir las vacunas una vez que estuvieran disponibles en el país, mientras que un 14% señaló que no sabía y solo un 11,8% manifestaron que no lo haría.

Nivel socioeconómico y acceso a la información

Según el estudio, la diversidad de opiniones en cuanto a las vacunas se vio afectada directamente por las dudas frente a su efectividad y el nivel adquisitivo de los encuestados.

Es decir, las personas con ingresos menores de $400 mensuales expresaron el máximo grado de desconfianza: un 52,8% confían poco o nada, mientras que quienes tienen ingresos superiores a $2 mil dólares mensuales presentaron un 21,3% de desconfianza. La diferencia entre estos dos perfiles socioeconómicos asciende a más de 20 puntos porcentuales “a favor de las personas con mayores ingresos”, como indicó el Cieps.

La investigación también señala el efecto de la desigualdad de recursos en la toma de decisiones de la población: el acceso a internet, televisión, banda ancha, telefonía fija y de celular.

“La brecha digital, además de estar vinculada a la distancia o la falta de acceso material a dispositivos y conectividad, se relaciona con las brechas de conocimiento y formación digital, que impiden el desarrollo de estas competencias (Urribari, 2021) y limita el acceso de las personas a ciertas oportunidades y derechos, como en este caso era la posibilidad de registrarse para un proceso de vacunación”, indicó un artículo en torno al tema con la autoría de Jon Subinas y Nelva Araúz Reyes, para el Cieps.

Además de la falta de acceso a internet para obtener información detallada sobre las vacunas y las campañas de vacunación, el plan nacional estratégico de Ciencia, Tecnología e Innovación 2019-2024, de la Senacyt (2019) anotó que solo el 11% de la población cuenta con suscripción de banda ancha fija, dependiendo más de una banda ancha por celular.

Asimismo, la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (Asep, 2019) informó que la penetración del celular es del 96%, pero el servicio solo cubre el 38% del territorio nacional y con una modalidad predominante de prepago.

En cuanto a la presencia de dispositivos inteligentes, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad, 2019) indicó que el 63% de hogares no tiene una computadora y el 45% no ha utilizado internet, y de las personas que no tienen computadora, el 71% no usa internet.

Esto ha dejado en evidencia que en Panamá poseer dispositivos inteligentes y accesibilidad de transporte y conectividad “es un privilegio”. La dualidad que se ha presentado durante la pandemia funciona como pilar para las reflexiones de Subinas y Araúz, que apuntaron: “Las medidas biomédicas para hacer frente a la pandemia han sido una herramienta fundamental, pero en el caso panameño no han tenido en cuenta la diversidad de las disparidades sociales”.

Añadieron: “Quizá la desconfianza obedece a que los sectores socialmente más vulnerables no estén preparados para enfrentar ciertos riesgos de salud, porque carecen de acceso a unos mínimos de seguridad sanitaria que a su vez requieren de recursos básicos como el acceso a información adecuada, conexión a internet o medicamentos en caso de sufrir algún efecto inesperado”.

Si bien las teorías conspirativas y noticias falsas tuvieron parte dentro de la desconfianza contra las vacunas en la región, el comportamiento de Latinoamérica frente a la aplicación de las mismas ha evolucionado positivamente, según mencionó el estudio de la CAF realizado por la economista Dolores De La Mata y el oficial de investigación Federico Peña, 'Actitudes y percepciones frente a las vacunas' (2021): “Las campañas de vacunación se benefician fuertemente si las políticas para garantizar la oferta de la vacuna que se vienen llevando adelante en todos los países también fueran acompañadas de políticas orientadas a estimular la demanda”.

Se ha distribuido más de un millón de dosis de vacunas en Panamá, según cifras del Minsa.

Los expertos señalaron la necesidad de implementar elementos que reduzcan sesgos que puedan representar obstáculos para la aplicación de las vacunas, tales como: la creación de ambientes propicios para la vacuna, reduciendo la dificultad de obtención de citas para los ciudadanos, la reducción de tiempos de espera, costos monetarios o no monetarios, envío de recordatorios, localización cercana y calidad de centros de vacunación.

Aún así, para alcanzar la inmunidad colectiva que se requiere para el regreso completo a las labores y actividades cotidianas se necesita de un mayor convencimiento de la población que no planea vacunarse.

Según la investigación realizada por Ipsos, 'Actitudes hacia la vacuna' (2021), se podrá encontrar un comportamiento reacio hacia la vacuna, siendo un número considerable (20%-30%) en muchos países.

De los países incluidos en el estudio, los ciudadanos de Rusia (54% no están de acuerdo en que recibirían la vacuna), Sudáfrica (49%) y Francia (45%) son los más reacios a vacunarse, seguidos por EE.UU. (37%) ) y Japón (36%).

El documento señaló que será clave transmitir mensajes de efectividad sobre la acción de las vacunas en grupos poblacionales, impulsar las vacunas como un comportamiento 'normal y aceptable' en las comunidades, construir identidades sociales positivas y cumplir con las obligaciones sociales.

Asimismo, Ipsos indicó que las entidades públicas de Salud deberán “comprender cómo pueden alinearse de manera que sean parte de su comunidad, y generen confianza creando un entorno que apoye el pensamiento crítico”.

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