El rescate de la memoria histórica a través de las acciones ciudadanas

Actualizado
  • 07/10/2021 00:00
Creado
  • 07/10/2021 00:00
Exponentes del panorama social y arqueológico señalan la urgencia de traer al diálogo nuestra historia, como base para construir un mejor futuro para el país. Recogemos algunas reflexiones del conversatorio organizado por 'La Decana' que tuvo lugar este lunes. (Segunda parte)
La preservación de la memoria debe ir acompañada de acciones cívicas, en pro de la educación de la sociedad.
Gómez destacó que las piezas resultantes de las investigaciones se presentan en el Museo de Penonomé.
La educación histórica recae en el reconocimiento de los historiadores y sus obras.

Tras la independencia de Panamá de España, en 1821, luego de algunos intentos y fallos, los panameños se alzaron como una nación unida, defendiendo su territorio, derechos y vidas para alcanzar la libertad.

Doscientos años después, la historia regional recuerda los hechos que marcaron el inicio del camino que llevó al pequeño istmo a ser la República cosmopolita, estratégica y productiva que es en la actualidad.

Pero antes de entrar a lo que sería un siglo de convivencia colombo-panameña, la sociedad panameña era única y se mantuvo resistente a muchos de los intentos de transformación española. El historiador y diplomático Omar Jaén Suárez subrayó la marca de la decisión panameña de independencia en el curso de acciones de la región en el documento de su autoría 'Bicentenario de la independencia de Panamá de España' (Universidad Especializada de las Américas, 2020): “Panamá se independizó el 28 de noviembre de 1821 de un Estado monárquico y, al hacerlo, pasó de una sociedad de súbditos organizada en castas a una república de hombres libres, en su mayoría, e inició el final de la esclavitud al aplicarse al istmo las leyes ya aprobadas por Bolívar para la Gran Colombia, especialmente la que suprime la trata y decreta la libertad de vientres de esclavas, cesando así formalmente el régimen esclavista el 1 de enero de 1852”.

En este contexto, es necesario señalar que la motivación intelectual de la independencia “fue un nuevo ideario de libertad, igualdad y fraternidad, inaugurado por los filósofos de la Ilustración y promovido por la Revolución Francesa”, como destaca Jaén en su escrito.

La hazaña istmeña, como un eco de los movimientos en naciones hermanas (Colombia, Ecuador, Chile, Argentina y México, por mencionar algunas), marcó un antes y un después en todos los sectores del país, tanto en su estructura política y económica, como en educación y salud pública. Los panameños aspiraban a una mayor autonomía y tuvieron intentos separatistas en varias ocasiones, y hasta una república imperfecta en 1840 y 1841.

Los rastros de aquella época se reflejan en los hallazgos arqueológicos, tal como expresó el arqueólogo Carlos Gómez durante su intervención en el conversatorio 'Publicando Historia: Bicentenario de la independencia de Panamá de España', efectuado este lunes en el Teatro Nacional y organizado por La Estrella de Panamá y el Ministerio de Cultura : “Durante 10 años de investigación continua por parte de Cobre Panamá, en su proyecto arqueológico en la zona de Donoso (Colón), hemos descubierto las zonas de los antiguos pobladores durante la época colonial. Los últimos resultados obtenidos el año pasado indican que hubo asentamientos hace más de 2,300 años a.C., y que se dieron cambios con la llegada de los españoles”.

Los elementos característicos y que dan color a nuestra cultura hoy destacan en las investigaciones arqueológicas, como la siembra de pixbae, maíz, ají, zapallo, y camote, que integraron las mesas de los panameños hasta la actualidad.

Asimismo, Gómez indicó que se “han descubierto las formas de relacionarse entre grupos indígenas y colonizadores españoles”, ya que en registros de los colonos se encuentran las descripciones de los procesos de gastronomía, asentamiento y jerarquía política de los habitantes originarios de Panamá.

“La región ha sido poblada de manera ininterrumpida hasta un poco más allá del siglo XVI, donde hacen contacto directo con los españoles”, apuntó Gómez. “Los procesos de los actos de pueblos originarios se ven confrontados por la llegada de los españoles en 1503, cuando luego fundan el poblado de Santa María la Antigua de Belén, el más antiguo de América, pero que fue arrasado por los indígenas de la región que eran muy aguerridos, y a los españoles les tomó un siglo conquistar la región en 1513 con la fundación de Lisboa, y su reverberación en otros países americanos”, explicó el arqueólogo.

Los artículos arqueológicos recolectados que revelan la antigüedad de la identidad panameña se mantienen en una custodia continua, según explicó Gómez, para su “estudio minucioso y científico”, dando un amplio panorama de análisis sobre la trayectoria de la evolución social de Panamá.

“Una vez que obtenemos la información de los materiales que son embalados por su contexto, algunos se envían a su preservación gubernamental, mientras que otros de carácter museable son fragmentos históricos, unidos entre sí como un rompecabezas para encontrar información valiosa sobre las vivencias pasadas”, comentó Gómez, “así, las piezas museables son llevadas a una sala de exhibición en el Museo de Penonomé, donde se exponen junto con la información resultante de la investigación científica de Cobre Panamá”.

Los planos para el mejoramiento social

Con el conocimiento y las lecciones aprendidas después de 200 años de libertad, y más de 115 años de ser una República establecida, Panamá sigue dibujando los planos para un futuro de mayor educación histórica; sin embargo, los obstáculos en cuanto a la preservación de la memoria social se deben enfrentar “con una mayor capacitación a los docentes y profesores”, de modo que se atraiga la atención de las generaciones “Y” y “Alpha” que se mantienen en las aulas de clases y “deben interesarse en su pasado”, según destacó Jaén a este diario.

“Se deben revisar los libros de textos de historia para la escuela primaria y secundaria, actualizándolos con información provista por historiadores académicos, reconocidos nacional e internacionalmente”, apuntó el escritor. “Segundo, se debe tratar de dar cursos de actualización a docentes y profesores en la historia real, aquella que dicen que está “olvidada”, pero que está en las nuevas obras. Si esto no se realiza pronto, le habremos fallado a la juventud”.

Asimismo, el historiador indicó que la falta de espacios de difusión de resultados de proyectos arqueológicos e históricos se “debe enfrentar al reunir a los profesionales competentes y darles voz en la toma de decisiones”. Esto se uniría a la búsqueda de un traspaso de la herencia de conocimiento histórico a las nuevas generaciones de forma orgánica, donde existiría una “atracción natural” hacia los asuntos de aprendizaje e investigación.

“También debemos divorciarnos de la idea de gastar recursos significativos en propaganda política obsoleta, que no transmite nada positivo y nos atrasa en cuanto a las acciones cívicas”, señaló Jaén. La falta de un mayor impulso de acciones cívicas y la participación ciudadana en los “asuntos primarios” y la escasez de recursos invertidos en educación cívica, son obstáculos que, según Jaén, “nos hacen ver como si fuéramos un país en subdesarrollo, atrasado en un pasado obsoleto, y que ya otros países han soltado”.

De igual forma, el crecimiento comercial de Panamá ha sido una vía de conexión internacional desde su concepción. “Panamá ha sido, por más de 500 años, un país de encuentros, de tránsito y comercio, lo que todos conocemos, pero ahora hay que irnos adaptando para la clientela”, apuntó, “ya que somos un país pequeño y trabajamos para un mercado internacional, por lo que es imprescindible mantenernos a la altura de las exigencias de la clientela global, algo en lo que vamos progresando cada vez más”.

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