Los tentáculos del acoso virtual se infiltran en la población infantil panameña

Actualizado
  • 12/02/2022 00:00
Creado
  • 12/02/2022 00:00
El ciberacoso es un problema que afecta a la sociedad actual y se fortalece de la mano del auge de las nuevas tecnologías. En Panamá, se tiene registro de cuatro de las ocho formas de esta práctica que lesiona la salud emocional y hasta física de los niños, adolescentes, jóvenes y adultos. El 'cyberbullying' no está contemplado en el Código Penal panameño
El primer cerco contra el ciberacoso es la red de apoyo, padres, familia y amigos.

Oriana Belén Picotti. 15 años de edad. Cursaba el tercer año de la escuela secundaria en Argentina. Lamentablemente se suicidó luego de que sus compañeras la acosaran durante dos años por Twitter y Facebook.

Amanda Todd. A los 13 años intentaron sextorsionarla a partir de una foto donde mostraba sus senos. El sextorsionador publicó la foto, esto generó un acoso dentro y fuera de Internet por varios años. Se quitó la vida en octubre de 2012, cuando sólo tenía 15 años. Antes de su fallecimiento, publicó un vídeo en YouTube de nueve minutos de duración titulado: My Story: Struggling, bullying, suicide and self-harm (Ansiedad, acoso, suicidio y autolesiones). Canadá.

La intensión de plasmar estos dolorosos casos no es alarmar, es visibilizar, poner en agenda y así fomentar la construcción de buenas prácticas contra el ciberacoso, también denominado acoso virtual y cyberbullying, un problema que afecta a la sociedad actual y cuyos tentáculos han llegado en Panamá.

En 2017, un ciudadano de 21 años de edad, a través de Facebook, se hacía pasar por una joven de 16 años, engañaba a sus víctimas, todos niños varones, y solicitaba que le enviaran fotos y videos íntimos de su anatomía sexual, la cual usaba para extorsionarlos y solicitarles que mantuvieran relaciones sexuales con él, por la cual los menores ante las amenazas y la presión accedieron por temor a que fueran divulgadas públicamente, reseña la página web del Ministerio Público de Panamá.

Los tentáculos del acoso virtual se infiltran en la población infantil panameña

El cyberbullying se fortalece de la mano del auge de las nuevas tecnologías.

“El ciberacoso es acoso o intimidación por medio de las tecnologías digitales. Puede ocurrir en las redes sociales, las plataformas de mensajería, las plataformas de juegos y los teléfonos móviles. Es un comportamiento que se repite y que busca atemorizar, enfadar o humillar a otras personas”, apunta el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

En Panamá, “desde el 2016 se ha denunciado o se conocen casos de acoso a través de la redes sociales”, dice Taydée A. Gordón, jefa de la oficina de Educación en Población y Desarrollo Humano del Ministerio de Educación (Meduca).

Gordón, licenciada en Derecho y Ciencias Políticas y especialista en buenas prácticas para la educación sexual, detalla que existen ocho tipos de cyberbullying o formas de acoso en las redes sociales, cuatro de ellas han sido detectadas en Panamá: sexting, sextorsión, grooming y ciberdating.

Los infantes deben aceptar en sus redes a personas solo a personas que conozcan.

“El Código Penal panameño no tipifica el ciberacoso, es un delito en la clandestinidad”, denuncia Gordón.

Coincide con la afirmación de la licenciada en Derecho y Ciencias Políticas el capitán Wladimir González, jefe de la División de Ciberdelito de la Dirección de Investigación Judicial (DIJ). González asegura que “en Panamá no hay una ley de ciberdelito, no está tipificado en el país. Existe lo que son las lesiones psicológicas, dentro de las lesiones personales. Así entra como delito -el ciberacoso-”.

“Considero que -el acoso virtual- sí se desarrolla en Panamá, lastimosamente las personas no lo denuncian, por eso no manejamos cifras exactas”, dice el jefe de la División de Ciberdelito de la DIJ.

El capitán de la Policía Nacional manifiesta que en 2021 atendieron cerca de 15 casos relacionados a lesiones psicológicas, entre personas adultas. “Entre las víctimas, la mayoría son mujeres entre 25 y 35 años de edad”, dice.

En México el 23.9% de la población de 12 años y más que utilizó internet en 2019 fue víctima de ciberacoso en los últimos 12 meses.
El proceso del acoso virtual

Los acosadores o agresores han encontrado en el mundo digital un medio exquisito y productivo para desempeñar sus viles actos de perversión y encontrar víctimas. Han logrado filtrarse en plataformas de juegos y redes sociales, donde hacen el contacto y luego piden el número de WhatsApp a la víctima y empieza el proceso del acoso virtual.

“Primero se busca crear un ambiente de confianza. La confianza se logra poniéndose a la par de la edad de la víctima. Aseguran ser contemporáneos y tener los mismos gustos. Esto ya ocurre en un medio, donde pueden intercambiar fotos y videos”, indica Ivette Schuverer, psicóloga clínica, en la Facultad de Psicología de la Universidad de Panamá.

La psicóloga indica que el siguiente paso es el aislamiento de la víctima. “El acosador comienza a desprender a su víctima de su red de apoyo cercana como los padres, familiares y amigos, todo a través de mensajes por las redes sociales”, sostiene.

Profesionales hacen un llamado a darle importancia a la educación emocional.

Agrega que el agresor “empieza a darle directrices a la víctima como que no pase mucho tiempo con sus padres. Le asegura: 'yo he estado contigo en los tiempos difíciles, yo te escucho...' La víctima empieza a construirse una imagen de esa persona, pasa a ser como un referente en el que se puede apoyar y su red más cercana la va dejando atrás”.

El tercer paso en el proceso de esta práctica donde el agresor actúa bajo el anonimato, o posible anonimato, es la valoración del riesgo. Aquí, el victimario empieza a probar qué tan expuesta está la relación con su víctima ante la red de apoyo del menor de edad. “Inician las preguntas sobre si sus padres tienen o no acceso a la computadora y celular, si le ha hablado a otros amigos y amigas sobre la relación que tienen. Tantea si hay riesgo de ser descubierto”, dice Schuverer. En otras palabras, empieza a preparar el terreno para su siguiente paso que es la conversación sobre sexo. “Una vez que este abusador ha establecido las anteriores fases, inicia con las frases de tipo sexual muy cortas y a pedir fotografías”, expone la psicóloga.

“Por ejemplo”, continúa Schuverer, “si la o el adolescente le cuenta que ha salido al cine con sus amigos, le envía mensajes particulares como: ¿Qué te pusiste?, cuando la víctima responde, le pide una fotografía y de manera muy sutil empieza un proceso que llega hasta la intromisión a la intimidad de la víctima”.

Abierta esta puerta, el agresor solicita fotografías de tipo sexual, indaga sobre temas e inician las peticiones sexuales y todo el asunto de manipulación, amenazas y chantajes.

“El agresor ya tiene fotos íntimas e información de la víctima y empiezan las amenazas de divulgar las fotos. Aquí se instalan otros componentes en la persona afectada a través del miedo quien va haciendo todo lo que el agresor le pide”, indica Schuverer.

Repercusiones psicológicas

El anonimato, la no percepción directa e inmediata del daño causado y la adopción de roles imaginarios en la Red convierten al ciberbullying en un grave problema con repercusiones a nivel psicológico y físico.

“La víctima se encuentra atrapada a nivel cognitivo y emocionalmente incapacitada para poder expresar sus emociones, lo cual conlleva a que se encuentre en un estado de paralización a nivel mental y corporal”, sostiene la psicóloga.

La persona se paraliza a tal punto que pierde los focos de atención, pérdida de la memoria, concentración y llegan los problemas en la escuela. La situación le provoca una especie de desgano y depresión, hay cambios en los estados anímicos, no tiene ganas de realizar sus actividades y tareas cotidianas, explica Schuverer.

Sumado a ello, agrega la profesional del comportamiento humano, “llegan los sentimientos de culpa, a tal punto que destruye su campo emocional. Hay niños que desarrollan pensamientos de suicidio”.

¿Qué se debe reforzar?

Como sociedad, dice Gordón, para combatir el cyberbullying “se debe crear una ley de internet seguro”.

“Los padres”, asegura el Capitán de la Policía Nacional, “deben estar pendiente de las actividades que realizan sus hijos en las redes sociales, conocer quién es la persona que más conversa con sus hijos e informarse de los peligros que hay en el mundo digital”.

A los infantes, el Meduca aconseja: cuidar su información privada. No aceptar en sus redes a personas que no conozca. No hacer citas a ciegas. Estar alerta cuando está frente a la webcam. Configurar un perfil seguro. No abrir mensajes desconocidos. Proteger su contraseña. Hacer uso responsable de las redes sociales y de la mensajería instantánea y buscar ayuda si lo molestan o acosan.

La psicóloga Schuverer hace un llamado a darle importancia a la educación emocional. “Se debe implementar programas para enseñarles a los niños, adolescentes y jóvenes cómo manejar sus emociones”, apunta.

Si está siendo víctima de acoso virtual, o algún familiar, amigo o conocido lo es, denúncielo a las autoridades responsables de tomar medidas.

En el caso del ciudadano de 21 años de edad que se hacía pasar por una joven de 16 años para engañar a sus víctimas, la Sección de Atención Primaria de la Quinta Subregional (Chilibre y Alcalde Díaz), a cargo de la fiscal Leandra Martínez, ordenó su aprehensión, acusado por el supuesto delito contra la libertad e integridad sexual, en la modalidad de violación, en perjuicio de varios menores de edad, en el corregimiento de Chilibre.

Panorama regional

La Asociación para el fomento del uso saludable de las Tecnologías de la Información y la Comunicación Escuela TIC (Pantallas Amigas), a través de la página web bullyingsinfronteras.com recoge que se ha detectado más de 84,000 casos de cyberbullying entre el año 2020 y 2021 en América Latina, siendo México, Argentina, Honduras, Costa Rica, Chile, Brasil, Perú y Uruguay los países más afectados.

En México el 23.9% de la población de 12 años y más que utilizó internet en 2019 fue víctima de ciberacoso en los últimos 12 meses, asegura el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México, (Inegi).

Bulluing Sin Fronteras realizó el primer estudio sobre la incidencia del cyberbullying, directamente con la población afectada: niños y adolescentes de América Latina. Entre sus hallazgo apuntan que uno de cada cuatro casos de acoso escolar o bullying se manifiesta a través del ciberacoso o cyberbullying. Esta proporción aumenta con la edad: a partir de los 13 años, el 36,5% de los casos de bullying (más de uno de cada tres) son por ciberacoso. Hay más chicas atacadas que chicos.

“El 70% de las víctimas son niñas y, en concreto, por cada chico que sufre cyberbullying, hay 2,4 chicas que lo padecen. Estas diferencias por sexo no se corresponden con lo hallado en el acoso escolar “cara a cara”, donde se hace ver un mayor equilibrio, con cifras del 47% mujeres frente a un 53% de varones”, recoge Bulluing Sin Fronteras.

Asegura que “el dispositivo más utilizado para el cyberbullying es el smartphone y el canal preferido por los acosadores es la aplicación de mensajería WhatsApp la que se ha convertido en cotidiana fuente de tortura, según señalan el 50,8% de los afectados”.

No se visualiza una disminución de las amenazas contra los niños, adolescentes y jóvenes en Internet, pero, existe un abanico de herramientas para evitar y enfrentar estas situaciones que impactan la salud física y emocional de la persona. El primer cerco contra el ciberacoso es la red de apoyo, padres, familia y amigos. El enemigo es fuerte, pero aliados a la información y buena comunicación, se puede frenar y hasta derrotar, concluyen los expertos.

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