La imagen de las mujeres en los medios de comunicación

Actualizado
  • 18/09/2022 00:00
Creado
  • 18/09/2022 00:00
Es necesario inspirar a las niñas y jóvenes a que desarrollen su potencial y su talento y a que no abandonen el sistema educativo. Dejar de menospreciar a la madre, esposa y ama de casa; a comprender que esta también puede ser una elección propia
Es necesaria una imagen equilibrada de las mujeres en los medios de comunicación y la publicidad, ya que somos diversas y con proyectos de vida distintos

En 1990, durante el V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, se decretó el Día Latinoamericano de la Imagen de la Mujer en los Medios de Comunicación, que se conmemora cada año el 14 de septiembre, con el firme objetivo de impulsar a las empresas mediáticas y publicitarias para que proyecten, en sus contenidos y piezas, una imagen de las mujeres diversa en características, roles y atributos.

La teoría de la exposición selectiva revela que tendemos a seleccionar información, opiniones y contenidos mediáticos afines a nuestras creencias, preferencias y gustos. Este sesgo cognitivo hace las veces de resistencia interna cuando lo que vemos o escuchamos no concuerda con éstos, por lo que no sólo es cuestión de lo que muestran los medios, sino también la normalización de un tipo genérico de mujer visible.

La relatoría frívola y visceral de mujer víctima y violentada algunas veces tiene como desenlace el femicidio. De ellas sabemos cómo vestían, si iban de fiesta o si eran infieles. Poco o nada nos queda de estas experiencias para salvar las vidas de otras que estén pasando por situaciones similares, sin ningún tipo de advertencia. A falta de descripción de los sucesos previos, resulta complicado identificar las medidas con las que contaban o no para enfrentar la situación. Lo que sí vemos son imágenes que atentan contra la dignidad y respeto a las víctimas y sobrevivientes.

Se puede comprender, más no justificar, que la labor periodística rigurosa se vea afectada por prejuicios y estigmas de las fuentes consultadas, por lo que se requiere más trabajo para verificar la información. ¿Pero qué nos dicen las imágenes que hablan por sí solas? ¿Ésas a qué objetivo responden? De allí que las soluciones se reducen a costos, lo que cuesta el personal dedicado a investigar, invertir en formación continua, conceder más espacio o tiempo al aire para desarrollar el contexto de la noticia, versus espacio para publicidad.

Por otro lado, los medios nos muestran mujeres sometidas y sumisas; y eso que cada vez se escuchan más voces a favor de eliminar la cosificación de los cuerpos de las mujeres de las contraportadas de ciertos tabloides de circulación nacional. Esas imágenes hipersexualizadas van acompañadas de narrativas denigrantes y ficticias. Una frase que rescato cada vez que las veo es cómo normalizamos “el cuerpo femenino ofrecido y negado simultáneamente” (me encanta citar al sociólogo Bourdieu, si ya me han leído).

Las imágenes de las niñas y jóvenes frágiles son presas de un cercado invisible, que va desde sentarse correctamente, con las piernas cerradas, erguidas, tapándose el cuerpo aún en desarrollo, sin mirar directamente a los adultos y aparentando poco interés a descubrir. Todo lo que bordee esos márgenes podría justificar agresiones sexuales. Leemos y vemos en las noticias y redes sociales “niñas y adolescentes embarazadas”. No, no se embarazan; las violan---y esto nada tiene que ver con cómo ocupan el espacio, cómo caminan o cómo lucen.

Tenemos las mujeres sufridas y opacadas; éstas necesitan referentes de moda y de belleza. La publicidad dicta la tendencia, desde cómo llevar el cabello, hasta cómo evitar las líneas de expresión y retrasar las arrugas causadas por la edad.

Encontraremos también mujeres frívolas, las que ocupan posiciones de liderazgo y de poder. Éstas reciben más críticas y exigencias que los hombres en la misma posición. Para que su acción sea mediática, tiene que ser “la primer mujer”, aquella que destaque entre las demás, que represente a la mujer como colectiva, entregada a alcanzar sus metas, retratada en soledad, sin ninguna otra que la iguale o acompañe. Esto pasa a menudo con mujeres en las ciencias, política y tecnología.

Otra forma ejemplar es la imagen de las mujeres que destacan por ser “la mujer de”. Los medios dedican más espacio y tiempo a detallar sus relaciones afectivas, que al avance de sus carreras artísticas o deportivas.

Es necesaria una imagen equilibrada de las mujeres en los medios de comunicación y la publicidad, ya que somos diversas y con proyectos de vida distintos. Es necesario inspirar a las niñas y jóvenes a que desarrollen su potencial y su talento y a que no abandonen el sistema educativo. Dejar de menospreciar a la madre, esposa y ama de casa; a comprender que esta también puede ser una elección propia. Ya vemos cómo la corresponsabilidad en las funciones del hogar, cuidado y rol en la crianza no es exclusivo de las mujeres; y advierto que también retratan a los hombres encasillados en estereotipos sexistas. En este contexto no hay culpables, hay responsabilidad y voluntad por mejorar la situación que nos aqueja como sociedad, que se representa en los medios y que hemos aprendido desde el hogar y la educación.

La autora es docente e investigadora en comunicación

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