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- 12/02/2023 00:00

Resistencia, cuerpos, territorios. Quince artistas, todas de Centroamérica, tejiendo complicidades y relatando historias desde su ancestralidad y sus vivencias, en los espacios y paredes del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Panamá.
Todo empezó con una idea concebida desde la Panama Fem Art Coalition, una colectiva de arte feminista panameña que apuesta por lo comunitario y que, con esto como premisa, se acercó a la curadora Maya Juracán. Juracán es historiadora del arte, se define como “alborotadora y activista guatemalteca” y trabaja desde la gestión crítica de la memoria y el feminismo comunitario. “La Panama Fem Art Coalition se me acerca y me pide curar una exposición. Empezamos a trabajar y, para desmentir un poquito la idea del curador como dueño de todo conocimiento, invitamos a otros colectivos a participar para seleccionar a las artistas”, explicó Juracán.
Fue así como de Guatemala hizo parte del proceso el colectivo La Revuelta y, de Costa Rica, Casa Ma. Entre los tres colectivos recibieron más de 80 propuestas, de las que finalmente se eligieron las obras que estarán expuestas en el MAC hasta el 7 de mayo próximo.

Es una propuesta que estamos explorando… Es decir, nos permitimos esa herramienta, la exploración. Cuando tú analizas la historia del arte de mujeres, ves que las estereotipan o que las colocan en algunos espacios. Se habla de artistas mujeres, pero nadie habla de artistas hombres. ¿Por qué no sólo artistas? Si eres mujer y tu obra habla del cuerpo, entonces es arte feminista. Si eres madre, tu obra tiene que hablar acerca de las maternidades. Incluso muchos de los textos que se refieren a artistas mujeres hablan sobre la persona y no sobre su arte. O cuando hablas de Frida Kahlo dicen que era la esposa de Diego Rivera… Muchas de esas narrativas pasan.
“Vaciar la categoría” propone sacar de esas categorías sociales el arte de la mujer, a través de una diversidad de temas, casos, posturas políticas, cuerpos, visiones... Es la diversidad entendida como la libertad de ser quienes queremos ser. Entonces es una palabra, una frase que nos estamos inventando para proponer libertades intelectuales dentro del arte.

Lo primero que destaca de este proceso fue la confianza en las otras, porque ellas fueron las que eligieron las obras de arte. Es decir, es un trabajo comunitario.
Luego, todas las piezas son distintas, tanto en forma matérica como en forma filosófica. Por ejemplo, tenemos la obra de Momo Magallón, que es una artista panameña que habla sobre las diversidades sexuales y los protagonistas de esas diversidades sexuales. El montaje incluye, a la par de retratos, los audios de conversaciones que ella mantiene con su pareja.

Si analizamos la historia del retrato en sí, este fue creado específicamente para contar a los grandes, a los poderosos; la hegemonía. Cuando Momo utiliza el retrato para recontar la historia de cuerpos diversos y para colocarlas en un museo, es como reconstruir la historia y sus narrativas
Tenemos también una instalación de Ela Spalding, “Ocaso”, con sus hamacas y sonidos, que siento como espacio anticapitalista porque es un lugar para descansar, para pensar el espacio, el mundo que estás habitando. Esto por poner sólo dos ejemplos.
Sí, eso es muy importante. Nuevas formas de arte se están construyendo, y dentro de la escena artística estamos viendo que son las mujeres las que están liderando. Una de las filosofías que abraza esta muestra es la del feminismo comunitario, vital para la construcción de diálogos entre mujeres.
La muestra es intergeneracional: tenemos chicas de 25 años hasta 40 que hablan de la diáspora, de nuestras ancestras… Una temática que se ha dado mucho es el territorio: el cuerpo como espacio de territorio, el cuerpo como espacio de elección, el cuerpo para entrelazar todas las formas. Cada una de las artistas utiliza el cuerpo como una herramienta de territorio. Y hay diálogos entre ellas: Regina José Galindo nos habla sobre la resistencia de las mujeres trans y Momo Magallón, sobre la comunidad LGBTIQ. Ernestina Tecu, Marilyn Boror y Joana Girón utilizan el textil como herramienta de resistencia y las tres en diferentes dimensiones. Creo que eso es super poderoso.
Después está el colectivo GEOS.mina y Laura Fong, que las dos están trabajando el tema del territorio: Laura con el agua; coloca incluso la voz de la activista Berta Cáceres. Todo esto me hace pensar que el problema del espacio, del territorio, del cuerpo de la mujer, lo reconocemos en Centroamérica como un problema común, que nos hila a todas.