El camino hacia la equidad de roles en la pareja

Actualizado
  • 09/04/2019 02:00
Creado
  • 09/04/2019 02:00
El modelo que asociaba las funciones con el género se encuentra en medio de una transición. Tanto hombres como mujeres están asumiendo actividades dependiendo de las necesidades familiares

Cerca de la 1:00 p.m., Bladimir y Mercedes dispusieron suspender las compras y almorzar, antes debían cambiarle el pañal a su hijo. ‘Tenemos por costumbre dividirnos todas las responsabilidades. Decidimos que yo cambiaría al bebé mientras ella pedía lo que íbamos a comer', afirma Bladimir.

‘Cuando fui al baño del centro comercial, me encontré con que el cambiador de niños no estaba en la entrada, sino en el baño de las mujeres y obvio, en el de los hombres no hay. No es la primera vez que me pasa. Creo que esto confirma que la sociedad aún no despierta y reconoce que las funciones no son propias de un sexo u otro', denuncia Bladimir.

‘Hemos vivido en una sociedad donde el machismo le ha adscrito funciones a la mujer que la limitan',

JOSÉ LASSO

INVESTIGADOR

Descifrar el rol de los miembros de la pareja regularmente se asociaba a expectativas sociales definidas a partir del género. El ser hombre se vinculaba con un rol de protección y autoridad. Y a las mujeres se les ligaba a labores hogareñas y de apoyo emocional.

‘El error fundamental está en concebir que hay diferencias de roles. Esto es una herencia histórica de posiciones muy particulares de la sociedad donde el patriarcado y el machismo han funcionado a través del tiempo y se ha reproducido en instituciones sociales', señala José C. Lasso N., sociólogo y miembro del Centro de Investigaciones de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá (UP).

Lasso explica que el patriarcado es un orden cultural establecido, que le da poder y privilegios únicamente a los hombres, dejando de lado a la mujer, en una palabra, discriminándola.

‘La época post invasión trajo consigo una mirada distinta a los papeles y tareas de hombres y mujeres',

ALONSO RAMOS

SOCIÓLOGO

‘Hemos vivido en una sociedad donde el machismo le ha adscrito funciones a la mujer que la limitan. Esos estereotipos inscritos en la vida cotidiana reproducen estructuras y comportamientos que marginan a las damas. La sociedad funcionó así mucho tiempo', sostiene Lasso.

Este sistema no solo afecta a las mujeres, sino también a los hombres que no se identifican con el modelo estereotipado que recae en una supuesta masculinidad.

La buena noticia es que en la actualidad, ese modelo se encuentra en medio de una transición y tanto hombres como mujeres están asumiendo actividades dependiendo de la necesidad familiar.

Alonso Ramos, sociólogo, cita que ‘la sociedad panameña se está transformando vertiginosamente'. ‘Somos conservadores, sin embargo la época posinvasión trajo consigo una mirada distinta a los papeles y tareas de hombres y mujeres dentro de la relación en pareja', dice.

Sumado a ello, ‘la globalización, la inmediatez de la información, permite que las fronteras de referencias culturales e ideológicas sean ampliadas', destaca Ramos.

‘Ambos deben estar dispuestos y preparados, aunque en diferentes proporciones, para representar cualquier papel',

MARVIN T. CABALLERO

PSICÓLOGO

Añade que ‘al menos 50 años de lucha de damas en Panamá, como Clara González y Sara Sotillo, entre otras, que se organizaron en un partido feminista, tenían el objetivo de emancipar a las mujeres de esta visión tradicional y conservadora, que las ubicaba únicamente en el trabajo y cuidado del hogar'.

Detalla que ‘ganado el terreno político, quedan en la agenda de las mujeres una serie de situaciones, como por ejemplo, el tema de la equidad salarial en el trabajo o las acciones en el hogar'.

Lasso indica que ‘el discurso discriminatorio está cambiando paulatinamente. Hoy la mujer entiende que puede superarse y desarrollar las capacidades que tiene y no solo estar adscrita a lo que esperan de ella'.

BARRERAS FRENTE A LA EQUIDAD

El informe ‘State of the World's Fathers' (El estado de la paternidad en el mundo), realizado por MenCare, apunta que las razones que impiden a los hombres compartir plenamente el cuidado en el hogar, como preparar la comida para los niños, ocuparse de los parientes mayores y los miembros enfermos de la familia, o cambiar pañales y limpiar los baños, se relacionan principalmente con tres dimensiones: Las normas sociales y roles de género que refuerzan la idea de que los cuidados son asunto o trabajo propio de mujeres. Las realidades económicas y del lugar de trabajo, normas que rigen la toma de decisiones en el hogar y mantienen una división tradicional del trabajo, y las políticas que refuerzan la distribución desigual de los cuidados.

El psicólogo Marvin T. Caballero acota que ‘la equivocación está desde que un miembro de la pareja toma un rol como propio'. ‘Ambos deben estar dispuestos y preparados, aunque en diferentes proporciones, para representar cualquier papel', afirma.

Apunta que ‘es inevitable asumir roles en momentos específicos, pero no deben ser determinantes, debe depender de la necesidad que se presenta. La rigidez en las tareas impide muchas veces el diálogo '.

JORNADA DE LAS MUJERES

Un estudio detalla la participación de la mujer en el hogar y en el campo laboral

de la fuerza de trabajo formal global, en la actualidad, está representada por las mujeres. Sin embargo, todavía se ocupan, según el país, entre 2 a 10 veces más que los hombres de las tareas de cuidado y domésticas.

Según explica el profesional, cuando se asume una carga, sea de ‘luchador, del que atiende a los niños, el que cocina u otro oficio, se puede caer en el cansancio, la fatiga o rutina, tres aspectos enemigos de toda pareja'.

‘Gracias a condiciones sociales, políticas y económicas, hoy ellas tienen acceso al ámbito laboral. Esto conlleva que haya un intercambio continuo de responsabilidades. Ellos trabajan afuera y en casa también, al igual que ellas', asegura Caballero.

Por su parte, Ramos argumenta que un hombre ‘está preparado y debe dedicarse de lleno al trabajo y cuidado del hogar. Y las mujeres tienen toda la capacidad de salir al mundo laboral y hacer cualquier tarea igual que un hombre, o mucho mejor, dependiendo de la capacidad que tenga, y debería el mercado laboral reconocer eso y pagar los mismos salarios'.

A pesar de los avances, la falta de equidad entre sexos aún está instalada en las mentes y conciencias. ‘El Estado debería impulsar políticas públicas orientadas a que los niños se eduquen en igualdad', puntualiza Ramos, mientras Bladimir guarda la esperanza de compartir los deberes hogareños sin restricciones impuestas por la sociedad.

‘No me quedó de otra que buscar sillas, acomodarme lo mejor posible y cambiar a mi hijo. Esto no es justo para mí, ni para mi esposa y mucho menos para mi hijo, pero confío en que en algún momento de la historia el panorama será diferente y justo'.

LA DESIGUALDAD EMPIEZA DESDE LA INFANCIA

INVESTIGACIÓN

El informe State of the World's Fathers (El estado de la paternidad en el mundo) recoge que la distribución desigual del cuidado en el hogar se observa desde la infancia y la adolescencia.

Madres y padres y la dinámica familiar cumplen un papel crucial en la formación de las actitudes de los niños y niñas, sus conductas y su comprensión del mundo. Por ende, la distribución del trabajo de cuidado no remunerado en el hogar es importante, tanto para los niños como para las niñas.

Desde tempranas edades se suele asignar a las niñas más responsabilidades en materia de cuidados que a los niños.

Según una encuesta realizada en 16 países del mundo, el 10% de las niñas de entre 5 y 14 años realizan tareas domésticas durante 28 horas o más por semana, aproximadamente el doble de horas que dedican los niños a este tipo de labores, con un impacto cuantificable en la asistencia escolar de las primeras.

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