Julia Navarro: 'Aspiro al día que no sea noticia que una mujer ocupe algún cargo de responsabilidad'

Actualizado
  • 10/12/2019 13:09
Creado
  • 10/12/2019 13:09
Esta exponente de la literatura visitó Panamá con su último trabajo, 'Tú no matarás'. Charlamos con ella sobre su novela, España, feminismo, literatura y periodismo

Julia Navarro (Madrid, 1953) es una mujer que solo existe al pie de la escritura. 'La Hermandad de la Sábana Santa', 'Dime quién soy', 'Dispara, yo ya estoy muerto' e 'Historia de un canalla' han sido algunas de las historias que ha pincelado y ha convertido en verdaderas delicias literarias.

Julia se ha abierto paso en el universo narrativo, aunque confiesa que no ha sido fácil. “La mirada masculina siempre ha existido, pero los hombres no han tenido más remedio que aceptar que estamos ahí y que somos capaces de hacer las mismas cosas, igual de bien o hasta mejor”, desliza.

La española es de esas escritoras de las que va libreta en mano apuntando lo que le llame la atención, “ por si llega esa crisis de inspiración” dice, que tanto asusta a los escritores. Prefiere atisbar... y sellar en papel lo que se le ocurra.

Esta exponente de la literatura universal llega a Panamá con 'Tú no matarás' (Plaza & Janès). Una novela de vencedores y vencidos, un llamado a la conciencia, una reflexión a la condición humana, un viaje de migrantes y un encuentro con la esperanza.

A Navarro no se le agolpan las ideas, al contrario: su fluidez es impecable y sus sentencias, lapidarias. Es casi imposible hacer una pausa durante esta plática. Escuchar cada frase apetece otra. Como la estrofa de una buena canción. Aquí lo que conversamos…

Usted llega a Panamá con su último trabajo, 'Tú no matarás', ¿tiene el título alguna connotación con el quinto mandamiento?

¡No! (sonríe) Es una novela de personaje. Es una novela donde reflexiono sobre la condición humana. Me interesa indagar sobre lo que creo que es el último ministerio en la tierra: nosotros las personas. Por tanto, es un viaje al fondo del ser humano. Es una novela que trata sobre el peso de la conciencia, sobre la venganza y sobre el exilio. El exilio exterior y el exilio interior.

Ha parido tres hijos en la novela: Fernando, Catalina y Eulogio, quienes huyen de una Madrid herida...

Sí. Huyen de la Guerra Civil. De una España que en su momento se había quedado sin futuro. Huyen por motivos políticos, pero también por motivos personales. Cada uno lleva sus propios fantasmas dentro, y cada uno tendrá que luchar con sus propios fantasmas hasta el final de los días.

Viven algo muy parecido al mundo de hoy, hablando de migraciones.

La historia de la humanidad no se puede contar sin los movimientos migratorios. Desde que el mundo es mundo han habido movimientos. En África, que es donde se dieron los primeros signos de vida, cuando los primeros homínidos migraban del sitio donde estaban porque se les acababa la comida, había migración. Esa es la historia. Y no hay muros que se puedan poner que el hombre no sea capaz de saltar. Habrá gente que se quede en el camino y que no pueda. Que pierda la vida y la esperanza, pero insisto, no hay muros suficientemente altos para parar a las personas cuando tienen la necesidad de marcharse.

Volviendo a la Guerra Civil española... ¿por qué decide contarla

La Guerra Civil fue en aquel momento un laboratorio de ideas. Es decir, por una parte estaba ya el auge del comunismo y fascismo y esas dos ideologías chocaron de frente en España. Llegó gente de todas partes del mundo y jóvenes defendieron la República. Pero también llegó otra gente a defender el fascismo.

¿Cómo se escribe con objetividad un suceso como este?

No soy historiadora; por tanto, la objetividad no es algo que me tengo que plantear. Escribo novelas de personajes a los que les pasan cosas. A la hora de escribir esta novela, hablo de vencedores y de vencidos. Intento meterme en la piel de mis personajes. Intento que trasciendan sus pequeñas historias.

A propósito se cuestiona el legado del dictador en España...

Evidentemente de Franco no queda nada. Lo que quedaba era el mausoleo en El Valle de los Caídos y está bien que se le haya sacado de ahí. No es lógico que un dictador pueda tener un mausoleo público. Se le ha sacado y ya está, asunto concluido. Franco ha muerto hace más de 40 años. La sociedad española no tiene nada que ver con aquella España.

¿Cómo fue el proceso de la transición en España? Adela, uno de sus personajes secundarios, regresa del exilio y vive el cambio.

Adela es la hija del exilio. Es una persona que cuando va a España, se encuentra a una España que no es la misma de la que su madre le hablaba. Es una España de la esperanza. Que vuelve a coger las riendas de su futuro: es la España de la transición. Ella vive con interés y con pasión esa etapa que fue realmente importante. La transición es una de las obras bien hechas de los españoles.

Si le tocara elegir, ¿república o monarquía?

España votó por una constitución en 1978 en la que se decidió que la forma del Estado era una monarquía parlamentaria. Significa que es el Parlamento el que manda, por tanto, la jefatura del Estado es algo simbólico. En toda Europa, sabes que los países más avanzados tienen monarquías parlamentarias. El debate ahora mismo no es monarquía o república. El debate ahora es democracia o no democracia. Prefiero vivir en un lugar donde hay una monarquía parlamentaria, porque está refrendada por el Parlamento y no en una república donde no exista libertad. Yo intelectualmente puedo sentirme republicana porque puedo pensar que la monarquía es un anacronismo, pero no me molesta vivir en una monarquía parlamentaria viviendo en un país democrático.

¿Cómo se ve Latinoamérica desde España?

Sabes que hay una relación de afecto sincero con América Latina. A veces tengo la impresión de que los queremos nosotros mucho más de lo que nos queréis vosotros a nosotros (sonríe).

Regresamos a 'Tú no matarás' , leí que comenzó a escribir en el 2013, pero en el 2018 retomó el relato.

Comencé a escribir 'Tú no matarás' al tiempo que 'Historia de un Canalla'. En las dos trataba la conciencia, esa compañera ingrata que te acompaña siempre y que por mucho que intentes decirle ¡cállate!, al final siempre termina aflorando. Empecé a escribir las dos novelas y era imposible, lógicamente, fue un empeño absurdo por mi parte y dejé 'Tú no matarás' en el cajón. ¿Por qué opto por continuar la otra? Porque desde el punto de vista emocional, para mí estaba teniendo un coste escribir 'Tú no matarás'. Era viajar a los años 40, a la España de mis abuelos, a la España que yo no conocí, la España en la que mi madre nació. Esa España donde no había futuro ni la esperanza, donde había fusilamientos todos los días. Donde los perdedores tenían una situación realmente terrible. Tomar conciencia de esa realidad me hacía daño, no me sentía capaz de seguir.

Hablando de su oficio, ¿cuándo se cansa el cerebro narrativo de una escritora?

No lo sé (ríe a carcajadas). Todo el mundo habla de la crisis de creatividad, pero a mí no me ha entrado. Por si acaso, cada vez que tengo una idea apunto en una libreta. Tengo muchas historias pendientes por contar.

¿Se puede provocar la inspiración?

Escribir es un trabajo, es poco glamuroso decirlo. Pero es un trabajo que requiere disciplina, es un trabajo al que le tienes que dedicar mucho tiempo y es un trabajo en soledad. Naturalmente, hay un germen de la idea que te llega para construir una historia. ¿Que cómo germinan las ideas? No sabría decirte… En mí siempre llegan cuando hay algo que me preocupa, algo que he leído, hay algo de lo que converso…

Julia, ¿ser o no una 'best-seller'?

Odio esa palabra. Porque además creo que es un concepto basado en los prejuicios. Creo que el preceder no existe. ¿Que por qué se vende un libro? Porque lo deciden los lectores.

¿Le ha costado ganar terreno en el universo literario?

En la sociedad ha habido una mirada masculina en todos los ámbitos .También en la literatura. Han habido excepciones de mujeres que han logrado traspasar esa barrera, pero ha sido una minoría. Afortunadamente, esa barrera la hemos roto gracias al movimiento feminista que desde principios del siglo XX han existido mujeres comprometidas en lucha por la igualdad. En la literatura los hombres pensaban que cuando una mujer escribía, lo hacía basadas en cosas de mujeres, como si las mujeres fuésemos marcianos que escribíamos cosas que a ellos no les iba a interesar. Es decir, en el fondo estaban basados en un prejuicio y en una actitud de superioridad. 'A saber de qué escriben: de tonterías', decían.

¿Ha cambiado?'

Sí se ha roto un poco y hoy en día esa mirada ha cambiado. No han tenido más remedio que aceptar que estamos ahí y que somos capaces de hacer las mismas cosas, igual de bien o mejor… Pero, aspiro a que llegue un día que no sea noticia que una mujer ocupe algún cargo de responsabilidad, porque hoy la anomalía es noticia. En el Gobierno, en las empresas, a las mujeres todavía nos está costando abrirnos paso. Nadie cede el poder gratuitamente.

¿Se ha arrepentido a alguna vez de dejar a un lado el 'mejor oficio del mundo'?

Durante un tiempo logré compaginar las dos cosas. Hasta que me di cuenta de que no era posible. El periodismo ha sido una gran pasión y al periodismo hay que dedicarle las 24 horas. Un periodista no puede tener horario. Cuando un joven periodista llegaba a la empresa donde trabajaba y me preguntaba cuál era el horario que tendría, siempre le decía : 'dedícate a otra cosa. Te has equivocado. Márchate y busca algo donde tengas un horario. La noticia no tiene horas'. La literatura también es muy exigente. Por eso no podía hacer las dos cosas bien.

¿Qué me dice de las redes sociales?

Me llevo fatal. No participo en las redes sociales, porque prefiero vivir en el mundo real. Me resulta absolutamente irrelevante cuando alguien cuenta lo que hace… A mí qué me importa. Me parece tan banal la sociedad que estamos construyendo, en la que todo el mundo necesita su minuto de gloria.

¿Cómo se lleva Julia Navarro con su propia muerte?

Todavía no tengo ganas de morir. Es que no quiero. Da lo mismo lo que yo quiera, porque lo único seguro que tenemos es que nos vamos a morir. Pero, una vez que me muera, qué más da. Lo importante es lo que uno deja en las personas que uno quiere.

Ya por último... ¿se avecinan nuevos proyectos?

Estoy en ello, pero no se lo cuento a nadie. Nunca hablo de lo que todavía no es.

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