Idania Dowman: 'Hay que regresar a las buenas letras, en las que no se incentiva a la violencia'

Actualizado
  • 07/04/2020 00:00
Creado
  • 07/04/2020 00:00
La cantante panameña ha llevado su voz fuera de las fronteras panameñas. Hoy festeja su aniversario número 25 en la industria musical. En esta entrega nos habla sobre temas sociales y expone la importancia de la cultura en el país

Idania Dowman es conocida como 'La dama del jazz'; según nos contó, este apodo surge gracias al pianista Danilo Pérez. Hoy, esta intérprete panameña celebra 25 años de carrera musical. En este caminar ha pisado diversos escenarios, pero su favorito es el Teatro Nacional, en cuyas paredes resguarda una de sus presentaciones más memorables en 2007, el año en que rindió homenaje a la fallecida cantante Bárbara Wilson.

Dowman ha fundado tres grupos musicales y es activista por los derechos de la comunidad afrodescendiente en Panamá.

Dowman es un alma inquieta que, aunque lleva una agenda ocupada, siempre guarda tiempo para agradecer al Creador, hacer música y cuidar los tesoros más importantes para ella: su madre y su hija.

La cantautora cree fielmente que la cultura y la educación son dos herramientas poderosas para transformar de manera positiva el pensamiento de la sociedad.

Con paciencia y dulzura nos recibió vía telefónica, y en una larga charla nos relató el día que decidió aceptar el llamado de la música; recordó a su padre, el reconocido cantante Lord Bayron, cuestionó las líricas actuales y, como activista, lamentó que pese a la lucha persiste el racismo en el istmo.

Conoceremos, en los siguientes párrafos, a una de las voces más talentosas del territorio nacional.

Hablemos de la 'dama del jazz'...

Soy una mujer afropanameña que adora la música. Desde que tengo conciencia, las melodías han formado parte de mi vida.

Su padre Lord Byron fue un calypsonians muy reconocido en el país, ¿cuándo supo que le seguiría los pasos ?

Canto desde los ocho años. Empecé en la música cuando iba a la iglesia San Vicente de Paul con mis papás. En una ocasión me escucharon cantando 'Jesus love me' y allí fui seleccionada para pertenecer al coro. De manera profesional empecé cuando me convertí en vocalista del grupo Jazz Effects of Panama; ahí me invitaron a formar parte del conjunto, debido a la enfermedad que aquejaba en ese entonces a la diva del jazz Bárbara Wilson. En ese momento supe que le seguiría las zapatillas a mi padre; él llegó a asesorarme porque todavía estaba lúcido y gracias a Dios llegó a verme en los escenarios. Mi mayor deseo era grabar un disco con él, pero no pude porque mi padre padecía de alzheimer y el cáncer me lo llevó a los brazos del Señor. Desde ese momento sabía que mi tarea era enaltecer la voz femenina en Panamá.

De todas las enseñanzas que ha recibido, ¿cuál es la que más valora?

De mi madre aprendí el amor hacia Dios porque sin él no somos nada, también me enseñó a ser una mujer trabajadora para que no dependiera de nadie, y sobre todo el valor de la familia. De mi papá aprendí el amor a la música, me enseñó la ética profesional, sobre todo a respetar al público y a valorarlo porque es el que te tiene en el escenario. Él fue un gran artista y el que me otorgó grandes tips que me han ayudado hasta hoy.

¿Se aplica como compositora?

Sí, no solo interpreto, también compongo. Soy muy de musa, tengo que sentarme a contemplar el panorama. Mi inspiración principal es la gente y lo que está pasando a mi alrededor. Hace unas semanas hice una canción sobre el Covid-19.

Supe que está trabajando en una producción.

Desde hace dos años estoy produciendo mi disco Idania al desnudo con canciones inéditas. Lo estaría lanzado ahora, pero lo he pospuesto por el coronavirus. La razón por la cual me ha tomado tiempo terminarlo es porque me pongo como público y a la vez como artista. Tengo un alma inquieta musicalmente; me gusta hacer las cosas bien por eso siempre busco asesoría.

Usted cuenta con una voz que hace vibrar al público durante sus repertorios, ¿cómo logra mantener ese tono de matices sin caer en excesos en el escenario?

Soy de la vieja escuela. No sé si eso me convierte en una veterana, pero en mis 25 años de carrera he aplicado todo lo que me han enseñado los maestros, que han sido pequeños consejos antes de dar ofrecer una presentación, por ejemplo, usar miel con limón, en las noches. Cuando salgo procuro resguardar mi garganta con una bufanda para que el frío no me afecte. Me cuido mucho, porque la voz es mi instrumento.

Menciona que su principal instrumento es vocal, ¿pero toca algún otro?

Toco guitarra, piano básico y flauta dulce (risas). Lo cierto es que desde que empecé a cantar, mis maestros cultivaron y perfeccionaron más mi técnica vocal.

Usted mencionaba en entrevistas anteriores la importancia de la continuidad, ¿en ese sentido, cuenta actualmente con algún pupilo que quiera seguir sus huellas?

Hay muchas jóvenes que se desempeñan en el canto y se me han acercado para pedir asesoría, y mi consejo principal es que tienen que hacer su propia marca. Lo que les inculco es que no imiten, que interpreten que es muy distinto, porque esto hace la continuidad generacional. Ahora más jóvenes están animados a incursionar en este tipo de género gracias al festival de jazz que ha quitado ese tabú que existía, ya que antes estaba condicionado a gente de otras clases sociales o solo a las personas afro en el país. La gente poco a poco se ha dado cuenta de las diferentes corrientes del jazz. Eso ha despertado el interés en los jóvenes en este ámbito. Es lindo ver cómo los chicos se activan en esos días para participar de este evento.

Nos comenta sobre el efecto positivo que tiene hoy el jazz en los jóvenes, ¿cuál considera que es el poder de la música en estos tiempos?

Considero que la música es muy poderosa, porque puede ser algo muy bueno, como algo muy malo. Pero el timón de esto lo tiene el intérprete, depende de la música que ofrezcas porque así mismo será la respuesta del público. Hay que regresar a las buenas letras, en las que no se incentiva a la violencia. Hoy día se utiliza la música para no dignificar al ser humano, específicamente a la mujer. Lastimosamente esas malas letras son aplaudidas por muchas mujeres que se dejan llevar por el ritmo y no prestan atención al contenido denigrante. No digo que hay que ser extremista escuchando solo a Beethoven, pero considero que se puede hacer música popular con letras que lleven un mensaje positivo a la sociedad. Ver este panorama en la música es un indicativo de cómo estamos socialmente.

¿Cómo han influido las letras denigrantes en la sociedad?

En la actualidad hay muchos hombres a quienes no les importa hacer lo que les da la gana con la mujer, con tal de llenar su propia satisfacción; esto es algo que la música urbana transmite. Como damas, no deberíamos cantar algo que nos esté devaluando. Debemos ser más firmes en eso, y la idea no es sacar una versión femenina atacando a los hombres. La solución está en volcarse a buenos contenidos. Siempre trato de enaltecer el hecho de que hay que mejorar las líricas de las piezas musicales, para que la sociedad cambie de manera positiva su mentalidad y regrese a las buenas costumbres.

Con respecto al panorama que viven los artistas en el istmo, ¿considera que existe o no apoyo a los talentos locales?

Me he sentido muy apreciada por el público panameño y el extranjero, pero considero que sí se le puede dar más apoyo al artista nacional. Aquí en Panamá hay buen producto, pero lastimosamente si no te rodeas de una persona que tiene más alas que tú, no va a suceder nada. Suena duro lo que voy a decir, pero aquí las influencias pesan mucho. Si nos uniéramos como se debe, creo que disfrutaríamos de grandes interpretaciones y hubiese más escenarios para todos. En la industria musical panameña hace falta más unidad. Ahora lo que más paga es la pluma comercial, porque les han inculcado a las masas que lo extremadamente atrevido es lo bueno, y no es así.

¿Es rentable ser cantante en Panamá?

Para poder vivir cien por ciento de la música hay que trabajar muy fuerte. Ejemplo de ello es que los artistas de profesión no cuentan con seguro social, eso te obliga a adquirir un seguro privado. Se puede recibir atención médica siempre y cuando seas dependiente de otra persona. No digo que no sea rentable ser músico, pero se debe hacer un doble esfuerzo para mantener una familia con la música. Hay que competir con muchas barreras.

Después de la pandemia, ¿qué cree que pase con los músicos ?

Soy una persona muy positiva y me gusta buscarle el lado rosado a todo. Aunque esto nos ha dado una sacudida, ahora se empezará a trabajar más la parte tecnológica en la industria musical. Esto nos obligó a trabajar de forma cibernética y el que no estaba en ese mundo ha tenido que correr para actualizarse. Sé que tomará tiempo para el despegue porque la economía va a estar muy afectada, y porque la gente tomará su tiempo para volver a los espectáculos, por muchas razones.

El jazz ,un ámbito donde predomina la presencia masculina, ¿cómo una mujer puede marcar presencia?

Es cierto que la figura masculina se ve marcada más en el jazz. Sin embargo, en los últimos tiempos las mujeres hemos luchado para que nos escuchen como desarrolladoras del género. En mi caso tengo tres grupos musicales, uno vocal y el resto es de música. No es fácil ganarse el respeto como mujer, te toca hacer el doble, tienes que certificar de qué eres capaz para ser líder de un conjunto y que estás hecha para ese producto. Eso todavía existe.

¿Entonces hay desigualdad en la música entre hombres y mujeres?

En general no está marcado como hace unos años, pero aún persiste. Hay que ser audaz para sobresalir. Pero creo que para ser reconocida como una gran cantante no debes salir posando semidesnuda. Se debe vender la capacidad como intérprete, no como otra cosa.

Para conocerla un poco más, detállenos en qué otras facetas se desempeña...

Me gusta hacer muchas cosas, entre esas soy amante de la cocina, y me gusta mucho la pintura. Si te das cuenta, soy inquieta y es porque la vida me ha enseñado que hoy estamos y mañana no sabemos, por eso siempre digo no esperes tanto tiempo cuando puedes hacer algo. También soy activista, formo parte del grupo que organiza los desfiles de la etnia negra en el país. Es importante saber quién eres y de dónde vienes para poder hacer. Soy amante de la cultura, disfruto tanto de una pieza de congo como de un baile del punto. Creo en la culturización de los jóvenes, porque no deben olvidar su verdadera cultura, de lo contrario, si esto no se realiza, terminan practicando costumbres distintas.

Como activista de la comunidad afrodescendiente, ¿cree que hay racismo en Panamá?

Lastimosamente no se ha desvanecido, todavía existe. Lo más chistoso es que más del 99.99% de la población tiene familiares de ascendencia negra, pero creo que por la presión social muchos no se atreven a decir que son afrodescendientes. Incluso hay personas que no saben que ser afrodescendiente es una raza que tiene un montón de matices por las mezclas que se han dado a través de la historia.

¿Alguna vez ha sufrido discriminación?

Claro que sí. Una vez fui invitada a una actividad y me obligaron a ingresar por la parte trasera del lugar. Al principio pensé que era solo para los músicos, en la fila recuerdo que había personas de tez blanca y los dejaron pasar sin problemas, sin embargo, a mí me registraron mis pertenencias por ser negra, eso fue hace seis años. También en un almacén pasé algo similar, y cuando se enteraron de quién era, me pidieron disculpas.

¿Qué hace falta reforzar en temas como la educación y la cultura?

La cultura y la educación empiezan en casa, es allí donde se debe trabajar fuertemente. No deben cargar estas responsabilidades a los profesores. Los valores y el respeto hacia todos los inculcan los padres. El problema es que hay mucha desunión familiar, hay que regresar a los orígenes, dedicar tiempo a los nuestros.

Por último, ¿qué aporte quiere dejarle a su tierra?

Primero, cosechar esa semilla, que valoren a los panameños. Quiero que dejen su propia huella con su sello de originalidad, porque el que imita se limita.

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