Sandra López Vergès: 'Tratamos de proteger a la población, y su comportamiento, a veces, aumenta el riesgo'

Actualizado
  • 29/06/2021 00:00
Creado
  • 29/06/2021 00:00
Conversamos con una de las referentes de la investigación en Panamá. Habla sobre la discriminación por género, la pandemia, las vacunas y las condiciones de la ciencia

Sandra López Vergès (París, 1980) da pasos rápidos en un pasillo angosto de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), adornado con coloridas fotografías del Concurso Fotociencia. Viene de su reingreso en el Sistema Nacional de Investigación, un reconocimiento que la infla de orgullo, pero que la hace reflexionar: “No me esperaba que yo era la única mujer de mi grupo”, esboza antes de esta entrevista. Es la mañana de un jueves en una semana donde la ciencia ha imperado. Y es que la Asociación Panameña para el Avance de la Ciencia (Apanac), desde el 23 de junio hasta el 25 de junio, realizó de forma virtual el XVIII Congreso Nacional de Ciencia y Tecnología, encuentro en el que Sandra también participó.

La doctora Sandra López Vergès, durante la entrevista con 'La Estrella de Panamá' en Senacyt.

Se sienta plácida en un sillón, pero antes nos advierten de que su agenda solo nos permite unos minutos de plática. Sandra nos mira a la distancia que imponen estos tiempos pandémicos, con la mascarilla puesta. Tiene algo en los ojos que denota confianza. Unos ojos que han estudiado, escudriñado e investigado lo minúsculo del universo.

Sandra es un ser palpable de que las mujeres científicas están ahí, aunque sean pocas, aunque sus avances históricamente no hayan sido reconocidos. En su hoja de vida se puede leer que tiene una maestría en biología celular y microbiología. Es investigadora en el Gorgas de Estudios de la Salud en el área de Virología y Biotecnología. En 2001 obtuvo el título en biología y bioquímica de la Universidad de París VII Denis Diderot. En 2014 fue la segunda panameña en obtener la beca Young Women in Science 2014, otorgada por L'Oréal y la Unesco. Y en 2018, su trabajo fue galardonado por el Foro Abierto de Ciencias de América Latina y el Caribe (Cilac) de la Unesco.

Sandra es talento, ímpetu, muchos años de academia y horas en el laboratorio. Es un referente patrio de la investigación. Una mujer con un humanismo profundo que pide mirar el pasado para entender el presente y delinear el futuro. Una científica que construye y desmonta hipótesis con los datos en la mano.

Supongo que mucho se sabe de Sandra López Vergés...

(Sonríe) Simplemente diríamos que es una mujer científica que ama la ciencia, pero que también es madre. Soy una mujer que le da mucha importancia a la familia, a los amigos y también a nuestro país, a nuestra infancia y a todos los lugares que nos han dado lo mejor de ellos mismos y que queremos fortalecer y ayudar.

Me ha dicho antes que creció cerquita de la medicina, pero se fue por otro camino de la ciencia...

Así es, mi padres son médicos especialistas, trabajaron en el hospital Santo Tomás y en el Hospital del Niño. Estuve muchísimo con ellos en los hospitales, pero ellos me dieron una enseñanza muy importante y fue el trabajo, la perseverancia, el amor al prójimo. Tratar de hacer las cosas lo mejor posible. Siempre dar a los demás.

La medicina es parte de la ciencia. Siempre he querido ser investigadora por la parte de curiosidad, ver cómo funcionan las cosas. Tratar de entender porqué un animal o una persona se comportan de una manera. Entender lo que pasa alrededor de uno. La investigación iba más hacia la curiosidad porque la medicina es linda, pero es más hacia la acción y necesita una fuerza de carácter que no estoy muy segura que tengo (risas).

Pero en ciencia siempre me atrajeron dos lados, el lado de la ecología, la protección del medio ambiente; y el lado de la salud, justamente por el contacto que tenía con el sistema. Al final comencé a estudiar biología y bioquímica para ir más hacia la ecología y poco a poco fui descubriendo el mundo extremadamente pequeño de los microorganismo, los virus...

Tengo la suerte de haber podido disfrutar con mis padres en mi país, Panamá. Mi madre es francesa y Panamá ha adoptado muchas personas que han aportado mucho. Es un país cosmopolita, abierto a los demás, centro del universo por el Canal; es el lugar de paso que aprovecha lo mejor de cada persona que pasa por aquí y eso deja una enseñanza muy linda.

¿Cuál es la principal dificultad que presenta la ciencia para trabajar en Panamá?

¡Oh! Es una pregunta bastante compleja. Hay varias. Cuando regresé a hacer ciencia en Panamá, tuve la suerte de poder integrarme en uno de los institutos con más historia y fortaleza en la capital.

Pero el reto más grande es que la gente no sabía, o no entendía, que en Panamá hay investigación, por ende el presupuesto es bastante bajo. La ejecución de los fondos públicos no dan para nada como funciona la investigación. La investigación es bastante rápida, bastante competitiva, tiene que cambiar objetivos y adaptarse, asimismo como el virus se adapta, se tiene que adaptar la ciencia.

Nuestro sistema público, de compra y de ejecución de proyectos no es un sistema adaptable. Es un sistema muy lento con muchos procesos, muy burócrata.

En segundo lugar, la infraestructura. Panamá ha puesto presupuesto para formar investigadores excelentes todos los años, pero cuando regresan no tienen tantas oportunidades porque no hay suficiente espacio, institutos y universidades para recibirlos. El mismo sistema organizativo, de todas las instituciones, no está abierto para absorber a tantas personas y que se pueda aprovechar realmente lo que aprendieron fuera. Ese es realmente un reto muy importante. Tenemos que cambiar varias cosas.

Entonces, ¿supondrá la pandemia un antes y un después para la financiación de la ciencia? ¿Se valorará más?

Yo pensaba que el cambio iba a ser mucho más fuerte. Ojalá que la gente despierte realmente y entienda qué es lo que hace la ciencia y cómo la ciencia soluciona varios retos que tenemos y que vamos a tener en el siglo XXI. La población sí habla de ciencia, es algo positivo, pero no veo cambios fuertes, drásticos... para aumentar el presupuesto, tener una estrategia para que los cambios sean más rápidos.

Nos ha perjudicado también un movimiento grande anticiencia. Nosotros los científicos tenemos que aprender a comunicarnos con las personas para que los mensajes sean claros, y hacer entender que la ciencia cambia y evoluciona, los conocimientos siempre van creciendo. No hay verdad. Esa parte es bastante importante. Uno está acostumbrado a tener una verdad que me tranquilice, en vez de tener una información a la cual yo me tengo que ir adaptando constantemente.

Como científica, ¿le frustra la gran cantidad de rumores que circulan, por ejemplo, sobre vacunas? También me habla de los anticiencia, pero ¿considera que ellos ponen en riesgo la inmunización contra la covid-19?

Es muy complejo. Es frustrante. Uno está tratando de dar lo máximo para poder proteger a la población, y su comportamiento, a veces, aumenta el riesgo. Lo más importante es que no nos olvidemos de la historia. No olvidemos cómo vivíamos cuando no había vacunas y cuando no había ciencia en la medicina, reflexionemos cuál era el tiempo de vida de las personas. ¿Cuántos niños menores de cinco años morían? Las personas tenían que tener varios hijos, para que, por lo menos, tuviesen una descendencia sobreviviente que tuviese más de 20 años de edad. Todo eso se nos olvida, porque nos acostumbramos al confort y tenemos una memoria corta.

Y esto pasa porque nosotros, los científicos, fallamos. No nos comunicamos correctamente con la población a través del tiempo, antes de que llegara la pandemia. Hay fallo en la educación, en el pensamiento crítico. Un fallo en las comunicaciones claras.

Evaluando el comportamiento del panameño en la pandemia y la logística de la vacunación en manos del Ministerio de Salud, sumado a los escándalos de centros clandestinos de vacunas, ¿ve posible lograr la inmunidad de rebaño en el último trimestre de este año?

No estoy dentro de la logística de las vacunas del gobierno y por ende sería riesgoso responder, estaría hablando de algo que no conozco a detalle. Pero yo creo que sí hay una buena organización y comunicación con la sociedad; podemos vacunar a la población hasta fin del año. Tenemos que hacerlo de una manera organizada, pero sobre todo ejemplar. No puede haber ningún escándalo, porque eso disminuye la confianza de la población.

También es importante diseñar, desde el punto de vista científico, las cosas, aunque ya la sociedad esté vacunada, mantener una continua protección.

Tal vez hay que volver a pensar en el sistema de aireación de los edificios. Nuestros edificios son todos cerrados con aire acondicionado, eso le gusta a la covid-19, pero no es el único, a todos los virus respiratorios les encantan los sistemas que estamos creando. Estamos poniendo a todos los huéspedes juntos y encerrados. Eso urge pensarlo de nuevo.

Tenemos tanta naturaleza y, por ejemplo, Panamá no usa sus terrazas. Nos hemos acostumbrado a vestirnos como si viviéramos en un país templado y queremos el aire acondicionado.

Pensar también en un transporte con aireación complejo. La vacunación es un paso para erradicar la pandemia, pero no es el único paso. Y ahora mismo, justamente porque la vacunación no está siendo tan rápida a nivel mundial, hay que actuar.

Hay variantes que están apareciendo y que son resistentes a las vacunas, y por eso es que la ciencia ha estado trabajando arduamente para tener vacunas más eficientes a todas las variantes resistentes y las posibles que pueda haber. Necesitamos que todos pongamos un poquito de lo nuestro.

Leí que usted ha investigado enfermedades como el dengue, la zika y la chikungunya. ¿Qué relación tiene la pandemia con las especies invasoras?

Lo que tienen en común es el movimiento de las especies, así como el movimiento de virus y patógenos. Que permite explicar que cuando logran adaptarse al humano a un ambiente, pues logran rápidamente esparcirse. Aquí la pregunta sería, ¿por qué la emergencia?, ¿por qué apareció un virus que estaba en un sistema y pasó a otro sistema? Por eso los humanos debemos repensar: ¿Cuál es el sistema de desarrollo? Ser desarrollado quiere decir que vamos a ir deforestando más y por ende encontrándome más nuevos virus de otros animales que se pueden adaptar al humano. Pensar cómo podemos tener ambientes en los cuales el ser humano se sienta bien, pero que no se destruya.

En medio de la pandemia, ¿la comunidad científica panameña ambicionó en la creación de una vacuna anticovid ?

No estamos en un punto de una vacuna panameña para esta pandemia. Porque no está en nuestra cultura y no están las personas para desarrollarla. Justamente esto nos ha ayudado a darnos cuenta de qué es lo que nos hace falta. El doctor Eduardo Ortega, de la Senacyt, acaba de recibir fondos para crear un instituto de investigación para la creación y producción de vacunas.

¿Es positivo mostrar que hay mujeres involucradas en la producción y adquisición de la vacuna anticovid para inspirar a las nuevas generaciones?

En estos momentos es bastante positivo. Tenemos cada vez más modelos de científicas que han impactado al mundo en diferentes áreas de la ciencia. Lo que me preocupa es que una vez que esas niñas o nuevos talentos entran en el mundo de la ciencia, cómo hacemos para mantenerlas en investigación y en ciencia. El sistema es bastante demandante. La sociedad no tiene una equidad de género en todo lo que es el cuidado a las personas mayores, a los niños o en la educación, y esto impacta bastante a la mujer. Particularmente hoy me impactó bastante, en un evento del Sistema Nacional de Investigación (SNI de Panamá), del cual soy miembro y estábamos realizando nuestro segundo reingreso y no me esperaba que yo era la única mujer de mi grupo. Éramos 10 y yo era la única mujer. Y es el momento de la reflexión, ¿qué ha pasado con las demás que no han podido mantenerse? ¿Cómo tratar que la equidad de género sea constante? Si las mujeres salen del sistema es porque ellas lo desean y no porque el sistema las obligó a salir.

Imaginemos que existiese un Ministerio de la Ciencia y que usted lo preside, ¿qué reformas propondría?

(Se detiene a pensar) Reforzar la educación, desde el inicio. En todos los niveles.

Además de la infraestructura, intercambios entre la comunidad científica y la sociedad para que la población entienda qué es la ciencia y qué soluciones le puede traer. Que no estemos cerrados.

También que la parte privada entienda cómo la ciencia nos permite tener un desarrollo mucho más allá.

¿Qué nos ha demostrado la pandemia? Que no podemos depender 100% de los demás. Todos estamos dependiendo de las altas potencias.

No se nos puede olvidar la parte de la nutrición y la alimentación, cómo respetar los bosques y al mismo tiempo estar seguros que tenemos una alta capacidad de alimentos y que no contaminamos nuestras aguas. Uno de los grandes retos que vamos a tener en el futuro es el acceso al agua, y eso hay que pensarlo.

Tres deseos para Panamá en la voz de una científica...

(Suspira) Que los niños regresen a tener una educación de muy alta calidad. Los niños son nuestro futuro. Mi segundo deseo es que nos demos cuenta de la suerte que tenemos y de la importancia de la naturaleza, que la respetemos más y que estemos orgullosos de ella. Mi tercer deseo es que nos mantengamos como un país abierto. En cada crisis tal vez lo más fácil sea encerrarse en uno mismo, pero esa solución no lleva a ningún lugar. Tenemos que ser un país abierto al conocimiento, al pensamiento crítico... Recibir y dar para seguir creciendo.

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