Incentivos para la forestación

Actualizado
  • 05/07/2016 02:00
Creado
  • 05/07/2016 02:00
Reforestar un millón de hectáreas en los próximos 20 años

Reforestar un millón de hectáreas en los próximos 20 años.

Esta es la promesa que los panameños firmamos con sangre ante la comunidad internacional, como contribución al esfuerzo concertado por la ONU (Acuerdo de París) para contrarrestar los efectos del cambio climático y las grandes catástrofes asociadas.

La promesa implica sembrar 50 mil hectáreas cada año durante las próximas dos décadas.

Como mínimo, será una labor titánica, para la que el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente), liderado por Mirei Endara, intentará apoyarse con una nueva ley forestal, que se encuentra en las últimas etapas de consulta pública.

El proyecto de ley, que se espera sea presentado a la Asamblea Nacional antes de fin de año, reemplazaría a la vigente Ley de Reforestación 24 del 23 de noviembre de 1992, que se ‘ha quedado obsoleta'.

El proyecto intentará sumar los esfuerzos de la iniciativa privada en actividades como conservación de bosques naturales, la restauración, creación de nuevas plantaciones forestales comerciales maderables y no maderables, los viveros e investigación.

El impulso al sector privado lo daría un Programa de Incentivos fiscales que plantea la ley, con reembolsos de hasta un 100% de las inversiones en determinadas actividades (ver gráfica).

LA ALIANZA

La Alianza por el Millón fue concebida en el año 2015 por la Asociación Nacional de Reforestadores y Afines de Panamá (Anarap), la Cámara de Comercio y la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (Ancón), inspirada en actividades similares desarrolladas en países suramericanos.

A este grupo gestor se le sumó posteriormente MiAmbiente.

Hasta el momento, la iniciativa ha logrado sembrar 12 hectáreas dentro del Parque Nacional Camino de Cruces con 12,000 árboles nativos y frutales, con una sobrevivencia de 85%.

Pero, a pesar de los avances, se requiere redoblar esfuerzos, si se quiere alcanzar la meta de 50 mil hectáreas cada año.

CULTURA DE DEFORESTACIÓN

Con la Alianza por el Millón, los sectores ambientalistas intentan dar una vuelta de 180 grados a una cultura de devastación que se gestó desde la colonia y los albores de la república, sobre la premisa de que los bosques y selvas eran barreras para el progreso económico y civilizatorio.

Así lo recoge el antropólogo e historiador natural panameño Stanley Heckadon en sus libros ‘Se acabaron los montes' y ‘De selvas a potreros' , en los que describe cómo, a través de las estrategias de desarrollo nacional, elaboradas desde la presidencia de Belisario Porras, en Panamá se planteó la ‘conquista de la selva' (tumbe de árboles maderables) como una fuente de riquezas.

Según Heckadon, gran partes de la política de crédito agropecuario otorgado por el Estado después de la II Guerra Mundial se canalizó hacia la destrucción de los bosques y desarrollo de potreros, lo que, en conjunto con otras causas, ha terminado por destruir el 65% de los bosques naturales del país y 2 millones de hectáreas devastadas.

Heckadon también relata en sus libros como esa política de Estado ha fomentado lo que él llama ‘el gran drama del sector rural del siglo XX', según recoge el documental en rodaje ‘Cuando vuelvan los bosques'.

Este ‘gran drama' es el empobrecimiento del campesinado panameño, basado en sus métodos de agricultura de roza y quema y la ganadería extensiva.

‘El campesino primero tira la selva abajo, luego la quema y la cultiva por un año o dos..., luego la quema por segunda y tercera vez... ya para entonces el suelo ha perdido su fertilidad, se ha erosionado y no se puede sembrar', dice el científico.

Cuando esa pequeña propiedad de 20, 30 hectáreas se ha hecho inservible, el campesino la vende o se compra otra y emigra, de Los Santos, a Portobelo, Darién, Costa Abajo, Bayano, continúa.

LA NUEVA FRONTERA

Si en algún momento, la frontera fueron las selvas de Tonosí, ‘('la cornucopia de Belisario Porras', como dice Heckadon), hoy convertidas en potreros inservibles, ahora la nueva frontera de devastación es la zona de Darién, donde se encuentran el 26% de los bosques panameños, en casi 6 mil kilómetros cuadrados protegidos.

En esta zona , donde conviven varios grupos indígenas y campesinos (colonos venidos de Azuero y otras provincias), en medio de la selva, se está dando una gran tala ilegal que está acabando con especies como bálsamo, almendro, caoba nacional y cocobolo, que se envían clandestinamente a Asia, Norteamérica y Europa.

"Hemos detectado que casi el 96% de la madera que sale del Darién es de alguna u otra manera ilegal, es decir, no cumple con todos los permisos. Si se va a nivel nacional es casi el 40%", reconoció Endara.

Esta tala, según la ministra, puede ocasionar, ‘muy pronto', la desaparición de una de las mayores zonas boscosas de Centroamérica .

"Tenemos que hacer ingentes esfuerzos para realmente preservar lo que aún queda del Darién, porque si nos mantenemos en el ritmo (de tala) que estamos ahora muy pronto sólo vamos a tener las áreas protegidas y no va haber una oportunidad para el aprovechamiento sostenible de los bosques", manifestó la ministra a principios de este año en una conferencia de prensa.

PROPUESTAS DE LA NUEVA LEY

Además de promover incentivos para las actividades de reforestación, el proyecto de ley que impulsa MiAmbiente contempla multas de entre $100 y $50,000 a la quema de tierra sin permiso, el fortalecimiento del recurso humano y de equipos para mejorar los sistemas de monitoreo, el seguimiento de las acciones ilegales para que el peso de la justicia caiga contra las personas y empresas que hacen un mal uso de los permisos de tala legal.

En fin, de acuerdo con la teoría económica, la nueva ley forestal intentará cambiar patrones culturales arraigados por medio de compensaciones monetarias a aquellas actividades que promuevan la forestación y conservación de los bosques y castigos en forma de multas pecuarias y cárcel a aquellas que los destruyen.

Con las reservas de agua y la seguridad alimentaria en riesgo por los efectos del cambio climático, corresponde a cada panameño aportar su granito de arena para buscar la mejor ley forestal y apoyar la siembra de un millón de hectáreas.

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‘Hemos detectado que casi el 96% de la madera que sale del Darién es ilegal',

MIREI ENDARA

TITULAR DEL MINISTERIO DE AMBIENTE

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