Coiba sorprende a la ciencia

Actualizado
  • 18/02/2018 01:00
Creado
  • 18/02/2018 01:00
Un equipo del Instituto de Investigaciones Tropicales descubrió e inscribió tres nuevas especies de corales. Los nuevos corales tienen la característica de que pueden vivir hasta mil años

Los buzos científicos difícilmente pueden descender más allá de los 150 pies por el elevado costo de este tipo de expediciones. Pero cuando lo hacen, se encuentran con cosas extraordinarias. Esto fue lo que ocurrió en una exploración en el Pacífico de Panamá y Costa Rica.

Este año (2018), un equipo de científicos del Instituto de Investigaciones Tropicales (STRI, por su sigla en inglés) inscribió la taxonomía de tres nuevas especies de octocorales - Adelogorgia hannibalis, A. osculabunda y A. adusta.

‘Colectamos estos animales durante las prospecciones de arrastre de fondo a lo largo de la costa de Costa Rica en 1993, y en dos expediciones posteriores en el Parque Nacional Coiba, en Panamá (2015)', explicó Héctor Guzmán, biólogo marino del STRI, en un comunicado colgado en el sitio digital del instituto científico.

Estas tres especies completarán las guías de corales blandos que el biólogo marino Frederick Merkle Bayer (1921-2007) elaboró en los años 50 del pasado siglo.

Los recién descubiertos corales tienen la característica de que pueden vivir hasta mil años. A menudo se confunden con una planta y toleran condiciones extremas en océanos fríos y oscuros a 3 mil metros (casi 10 mil pies) bajo el agua y pueden morir cuando entran en contacto con parientes.

‘Cada vez que profundizamos, encontramos especies nuevas para la ciencia, pero el costo de las expediciones es extremadamente elevado',

HÉCTOR GUZMÁN

BIÓLOGO MARINO DEL SMITHSONIAN

Las especies A.hannibalis halladas durante una expedición del sumergible Deepsea en el Parque Nacional Coiba, en el Pacífico panameño, a 184 metros de profundidad, tienen un color anaranjado brillante, apuntó la institución científica estadounidense cuya sede para Latinoamérica se encuentra en Panamá. Son, además, escasamente ramificadas y flexibles con prominentes montones de pólipos.

Las colonias de A. adusta , también encontradas en Banco Hannibal, son de color rojo brillante y tupidas, con montículos de pólipos ligeramente elevados con escleritos rojos, naranja oscuro e incoloros. Para la ciencia ‘adusta' significa quemado o calcinado y se refiere al color de la colonia, explica el STRI.

Según la fábula de Polifemo y Galatea, del poeta español Luis de Góngora, Adusta era el hijo de las montañas de los Pirineos que sufrió una muerte por fuego, recoge la publicación de la institución científica como un dato curioso.

Mientras que las colonias de A. osculabunda son rosadas y tupidas con abundantes ramificaciones y tienen prominentes montículos rojos de pólipos.

‘Encontramos esta especie en redes de arrastre en fondos marinos arenosos, barrosos o rocosos, en varios sitios a lo largo de la costa de Costa Rica y en las islas de Las Perlas en Panamá a 80 metros (262 pies)', comentó Odalisca Breedy, especialista en octocorales de la Universidad de Costa Rica.

‘Lo llamamos oscula, la palabra latina para boca pequeña o beso, y abunda, porque está cubierto con estas estructuras', añadió la científica.

Breedy y Guzmán también secuenciaron el ADN de las especies para confirmar la identidad de estos octocorales en la familia Plexauridae. Las secuencias están disponibles en el Centro Nacional de Información Biotecnológica de Estados Unidos.

Los octocorales no solo se enfrentan a la creciente presión de depredadores como las estrellas de mar, gusanos y medusas. En muchas partes del mundo, la pesca de arrastre ha raspado el fondo del mar de octocorales y otras formas de vida marina.

Los octocorales toman su nombre por los ocho brazos de alimentación que se extienden en el agua alrededor de un agujero central que sirve como boca y ano.

‘Durante muchos años, la gente pensó que este género de octocorales era extremadamente raro, pero, como es el caso de muchos animales de aguas profundas, cuando podemos darnos el lujo de mirar, encontramos más', comentó Breedy.

El hábitat y la distribución geográfica de este grupo es mucho más amplio de lo que se sospechaba anteriormente, añadió la científica.

‘Los distinguimos por su color, por sus patrones de ramificación y por la estructura de sus escleritos, mineralizadas y similares a fractales organizadas alrededor de una matriz orgánica, que son únicas para cada especie, explicó Breedy.

El descubrimiento fue publicado en la revista científica Zootaxa , que edita trabajos de taxonomía zoológica. La reciente publicación proporciona una clave o guía taxonómica para la identificación de las especies del género Adelogorgia hechas por Breedy, autora principal y especialista en octocorales de la Universidad de Costa Rica.

Este proyecto fue parcialmente patrocinado por la International Community Foundation, el Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá (Indicasat), la familia Siedenburg, la Sylvia Earl Alliance de Mission Blue, la Fundación Dalio Inc. a través de la Institución Oceanográfica Woods Hole, STRI, la Universidad de Costa Rica y la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología de Panamá (Senacyt).

HANNIBAL, UN COFRE DE TESOROS BANCO HANNIBAL ES UNA MONTAÑA SUBMARINA BAJO EL PARQUE NACIONAL COIBA, QUE SE ELEVA DESDE UNOS 500 METROS (1,640 PIES) DE PROFUNDIDAD HASTA 45 METROS (150 PIES). EL MONTE ESTÁ LOCALIZADO A 24 KILÓMETROS DE LA PARTE OCCIDENTAL DE ISLA COIBA, EN LA ZONA ESPECIAL DE PROTECCIÓN MARINA DEL PARQUE NACIONAL COIBA, CONSIDERADO SITIO DE PATRIMONIO NATURAL DE LA HUMANIDAD DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACIÓN, LA CIENCIA Y LA CULTURA (UNESCO).

La montaña surge del lecho marino y tiene una estructura y composición que propicia la vida de especies únicas de peces y corales.

El banco es uno de los sitios menos estudiados del planeta y se considera un lugar de mucha diversidad de corales y peces. Hannibal es como un cofre lleno de tesoros en especies de peces y corales por descubrir.

‘Cada vez que profundizamos encontramos especies nuevas para la ciencia, pero el costo de las expediciones es extremadamente elevado, lo que significa que rara vez tenemos la oportunidad de hacer descubrimientos como este', concluyó Guzmán.

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