Corredores biológicos, puente de conservación de biodiversidad de Costa Rica

Actualizado
  • 18/09/2019 00:05
Creado
  • 18/09/2019 00:05
Una de las importancias del corredor biológico es ser un espacio de transición para fauna, entre ellas la danta, una especie que va creando carreteras en el zootobosque

Los corredores biológicos, que abarcan el 33 % del territorio de Costa Rica, son un puente de conservación de la biodiversidad en este país y además contribuyen al desarrollo sostenible de las comunidades rurales.

Los corredores biológicos, de los cuales hay 44 en el país y usualmente ubicados entre dos áreas núcleo, sean parques nacionales o reservas, han servido para proporcionar conectividad entre los paisajes, ecosistemas o hábitats para distintos animales y asegurar el mantenimiento de la biodiversidad del país.

"Los corredores han permitido que las personas mejoren su calidad de vida, los recursos se protegen mejor y se vuelva una manera sostenible de conservar. Se trata de un puente muy diverso, se puede encontrar de todo, son sitios de transición y lo que tenemos que fomentar es que la gente sea consciente de que podemos compartir el mismo espacio", afirmó a Efe la guardaparques y encargada del programa social del Sinac del Parque Nacional Volcán Tenorio, Adriana Chavarría.

Los corredores biológicos, que abarcan el 33 % del territorio de Costa Rica, son un puente de conservación de la biodiversidad en este país y además contribuyen al desarrollo sostenible de las comunidades rurales.

El Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) indica que los corredores biológicos son la segunda estrategia de conservación más importante en cuanto a territorio y alcance, ya que suma 128 rutas de conectividad y un total de 15.997 kilómetros cuadrados.

Los corredores biológicos no son una estructura de Sinac propiamente pero la institución colabora con capacitaciones y apoyo a las comunidades, en especial las zonas rurales, quienes toman un rol muy importante en cuanto a conservación y protección, porque son los encargados de dar mantenimiento.

Un ejemplo de ellos es el corredor biológico Tenorio-Miravalles en el norte del país, está ubicado entre las provincias de Guanacaste- en las localidad de Bagaces y Cañas-, y en Alajuela -comunidad de Upala-.

En ese espacio se alberga gran biodiversidad, recurso hídrico y tiene gran valor ecológico con el paso de jaguares, pumas, dantas (tapir), entre otros. Los vecinos de la comunidad y dueños de fincas se han unido para trabajar conjuntamente, creando pasos para fauna, protegiendo a los animales de los cazadores y con productores conscientes de crear el menos impacto posible en el medioambiente.

El dueño de la reserva natural Tapir Valley, el naturista Donald Varela, cuenta con más de 100 hectáreas, ubicadas en Bijagua, Upala, en las que trabaja diariamente para mantenerlas y desarrollar actividades de ecoturismo por medio de la conservación y sostenibilidad.

"Como propietarios es un privilegio participar del corredor biológico, es un esfuerzo increíble involucrar a dueños y usuarios para crear conexiones para eliminar islas del bosque que habían quedado separados por el desarrollo agrícola y ganadero. Costa Rica tiene una gran diversidad entonces para nosotros es importante garantizar que esa diversidad se mantiene y crece de una forma saludable y el corredor ayuda a evitar ese deterioro", dijo Varela.

Entre los años 1991 y 1994 se decía que era muy raro encontrar una danta (tapir) en Tenorio, y ahora con investigaciones y cámaras trampa -implementadas en Tapir Valley- los expertos han comprobado que este tipo de animal no está del todo aislado y se ha generado una conexión desde el Atlántico hasta el Pacífico gracias a los corredores biológicos.

Una de las importancias del corredor biológico es ser un espacio de transición para fauna, entre ellas la danta, una especie que va creando carreteras en el zootobosque, permite plantación de árboles, mantiene el bosque y está asociada al secuestro de carbono.

La danta es considerada la "jardinera del bosque", pues se trata de un herbívoro de un solo estómago, su proceso de digestión es distinto y por medio de sus heces se dispersan semillas vivas que de especies de árboles como el almendro amarillo- muy amenazada-, zapote, y una especie endémica de jícaro danta.

"En general Costa Rica es una incubadora de conservación y el corredor biológico Tenorio-Miravalles es un ejemplo de que las poblaciones no solamente está en áreas protegidas, sino que está saliendo al paisaje productivo y las personas está permitiendo que estén ahí", expresó a Efe el biólogo y fundador de Nai (danta en lengua indígena bribri), una organización protectora de dantas, Esteban Brenes.

El experto subrayó que "el corredor biológico se puede aprovechar mejor, y un ejemplo de ello es el valor que tiene la danta en este proceso, y todos los beneficios que puede dar al ecosistema y al país".

"Tenemos que lograr que las personas tengan una identidad directa y se sientan beneficiados de estos espacios, porque se puede convertir en un gancho turístico sostenible, como un gancho de valor agregado", manifestó Brenes.

Costa Rica con una extensión de 51.100 kilómetros cuadrados cuenta con un 5 % de la biodiversidad del planeta. Además protege un 26 % de su territorio en 170 Áreas Silvestres Protegidas, que se distribuyen en parques nacionales, reservas biológicas, naturales absolutas y forestales, humedales, refugios de vida silvestre, zonas protectoras y otras categorías.

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