El camino del emprendimiento con un impacto ambiental positivo

Actualizado
  • 07/05/2021 00:00
Creado
  • 07/05/2021 00:00
El emprendimiento proviene del francés 'entrepreneur', que significa pionero, y se refiere etimológicamente a la capacidad de una persona de realizar un esfuerzo adicional para alcanzar una meta. Lograr que los emprendimientos verdes se consoliden en América Latina depende de diversos factores que hoy analizaremos
Lograr que la iniciativa de emprendimientos verdes se consolide en América Latina depende de contar con proveedores verdes, que incluyan en sus actividades la reducción del impacto ambiental.

“Emprender es tener la iniciativa de llevar a la práctica una idea de negocio, es decir, crear una empresa y llevar a cabo la producción del bien o prestación del servicio, sin que esto quede en una mera intención”. Esta definición de emprender, de la plataforma de educación financiera Economipedia, nos hace entender la importancia de emprender para consolidar un negocio.

Ahora bien, cuando pensamos en un negocio, es importante saber qué tipo de negocio será, en qué sector estará, qué haremos en el negocio, qué vínculo social generará y cuánto dinero costará, es decir, para desarrollar un negocio debemos partir de la idea de negocio, siendo esta última el corazón del mismo.

El emprendimiento proviene del francés entrepreneur, que significa “pionero”, y se refiere etimológicamente a la capacidad de una persona de realizar un esfuerzo adicional para alcanzar una meta.

Emprendedor y empresario, ¿son lo mismo?

Emprendedor y empresario son dos términos muy utilizados a diario en el mundo de los negocios y, aunque parecen ser lo mismo y muchas veces se utilizan indistintamente, no lo son.

Según fuentes especializadas en la materia, el emprendedor es aquel que tiene una idea de negocio en la cabeza y pelea contra viento y marea para convertirla en un negocio de éxito, y el empresario es una persona más experimentada y con un alto grado de responsabilidad como líder del equipo.

Las diferencias entre ambos son la actitud y el objetivo que persiguen.

El emprendedor centra todos sus esfuerzos en trabajar para sacar adelante su proyecto, mientras que el empresario tiene como objetivo desarrollar un negocio cada vez más representativo y sólido.

El camino del emprendimiento con un impacto ambiental positivo

El equipo es otra de las diferencias entre ellos; el emprendedor suele estar solo ante el riesgo de poner en práctica su idea, realizando los pasos necesarios y asumiendo sus errores y aciertos, mientras que el empresario cuenta con una estructura humana a su lado que coordina y dirige, le establece funciones, le marca los objetivos del grupo de trabajo y delega las responsabilidades.

En cuanto al sitio de trabajo, puede suceder que el emprendedor eventualmente no disponga de un sitio fijo donde ubicar su empresa y sea un nómada de los negocios, mientras que el empresario cuenta con instalaciones en las que se desarrolla la actividad diaria de la compañía.

Los modelos de trabajo compartidos como el coworking o hot desking son las opciones preferidas por el emprendedor para comenzar a trabajar en su idea empresarial, mientras que el empresario necesita espacios más amplios que combinen áreas de oficinas privadas con zonas comunes y abiertas donde fomentar la relación entre los empleados.

La habilidad y experiencia son diferencias marcadas entre emprendedor y empresario. El primero posee la habilidad de sobreponerse a cualquier resultado negativo, encuentra soluciones rápidas y es resiliente. El segundo, al contar con años de trabajo y experiencia en los negocios, diseña estrategias con las que se adelanta a los problemas.

En cuanto a la forma de accionar y reaccionar, el emprendedor hace de todo en su proyecto, es un handyman o handywoman, porque idea, diseña, ejecuta y evalúa. El empresario tiene su centro en representar a la empresa, en las fluctuaciones de mercado y cómo evoluciona el entorno para poder adaptar la empresa a este. El emprendedor realiza constantemente acciones con el fin de hacer crecer su idea de negocio, mientras que el empresario siempre va más allá y, ante una acción que pueda afectar a su empresa, siempre reacciona a tiempo.

Aunque son diferentes, ambos son clave en el negocio; uno desarrolla la idea hasta convertirla en viable, el otro es clave para hacerlo crecer una vez que está en el mercado.

¿Pueden ser verdes los negocios?

Según la Universidad de los Andes, los negocios verdes son actividades económicas que ofrecen bienes o servicios que generan impactos ambientales positivos y que, además, incorporan buenas prácticas ambientales, sociales y económicas con un enfoque de ciclo de vida que contribuye a la conservación del ambiente en su valor natural, que soporta el desarrollo del territorio.

De allí que empresas y emprendedores con nuevas ideas en conservación ecológica y sostenibilidad, estén incorporando el medio ambiente a su modelo.

En este marco, afirmamos que sí pueden ser verdes los negocios.

Sin embargo, la ejecución de los emprendimientos verdes aún depende de varios factores globales para su consolidación, uno de ellos implica las finanzas verdes, un aspecto que fue abordado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Ecuador, con el Diálogo de Alto Nivel de Economía Verde y Desarrollo Sostenible a través de ec.undp.org.

Esta actividad giró en torno a responder la pregunta: ¿Cómo dinamizar el emprendimiento sostenible en América Latina y el Caribe desde la política pública y el sistema financiero?

Una de las respuestas a la pregunta fue dada por Marcela Ponce, líder regional de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe de la Corporación Financiera Internacional (CFI) del Banco Mundial (BM), quien manifestó la necesidad de que la banca tome el desarrollo sostenible como una oportunidad de negocio, ya que se detecta que hay una falta de interés, especialmente en las finanzas climáticas.

Adicionalmente, en este diálogo se presentaron datos del estudio de 2016, del BMl, que indica que existe una oportunidad de negocio a nivel mundial de $23 billones en inversión en proyectos climáticos y verdes, de los cuales, $2,6 billones se podrían ubicar en la región latinoamericana.

Tendencias de emprendimientos verdes y sostenibilidad

Existe una gama de posibilidades de emprender “en y con lo verde”.

En el informe 'Emprendimiento verde en torno a la conservación y recuperación del agua y sus espacios en Bogotá y Medellín' (Colombia), de Sanabria y Hurtado (2016), utilizan como ejemplo el recurso hídrico.

Los autores indican que la movilización social y el marco normativo han abierto oportunidades al desarrollo de emprendimientos verdes en torno a la gestión de los recursos naturales.

De allí la importancia de ver al mercado como institución primordial en el desarrollo económico que debe encontrar, a través del emprendimiento verde, la creación de organizaciones dedicadas a la preservación y el mantenimiento de los espacios verdes y, en este ejemplo del agua.

Lograr que la iniciativa de emprendimientos verdes se consolide en América Latina depende de contar con proveedores verdes, que incluyan en sus actividades la reducción del impacto ambiental por medio de herramientas como la economía circular, para aprovechar los recursos y materias primas al máximo.

También se requiere la movilidad limpia, que se logra al diseñar políticas empresariales o idea de negocios que incentiven el uso de vehículos con tecnologías limpias, como los vehículos eléctricos sostenibles.

Son necesarias las infraestructuras verdes, definidas por la Comisión Europea como una red planificada de espacios naturales y seminaturales y otros elementos ambientales integrados para ofrecer una amplia gama de servicios ecosistémicos, así como servicios que reduzcan los niveles de contaminación y purifiquen y mejoren la calidad del aire.

El emprendedor cuya idea de negocio consolidada genere en el mercado un emprendimiento que incluya el concepto de sostenibilidad, apoya a la agenda 2030 en la ejecución de sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.

¿Cuáles son los desafíos? ¡Desarrollar emprendimientos verdes en el país!

La autora es investigadora científica en recursos hídricos e ingeniera civil. También es doctora en ingeniería agrícola con mención en recursos hídricos en la agricultura (Chile).

La necesidad de un cambio sustentado en el medio ambiente

Según Naciones Unidas, desde 1970 la humanidad ha vivido en un permanente exceso ecológico con una demanda anual de recursos que exceden lo que la Tierra puede regenerar cada año (su biocapacidad). Hoy la humanidad usa el equivalente a 1,5 veces la biocapacidad del planeta. Esto se traduce en que en la actualidad requerimos de un año y seis meses para regenerar lo que consumimos en uno solo. Al mismo tiempo, los efectos negativos del cambio climático se han recrudecido.

Un artículo de Matilde Mordt, representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Ecuador, recoge que promover prosperidad, negocios inclusivos y creación de riqueza, especialmente de las personas con menores recursos, cuando estamos destruyendo la naturaleza de la cual dependemos en nuestra capacidad productiva, no es posible. “Sin duda, es urgente dar paso a nuevos patrones de producción y consumo, y a una relación diferente con el planeta y sus recursos”, dice.

Más allá de las políticas públicas y de grandes convenciones internacionales, la sociedad civil y el sector privado están aportando soluciones para lograr un desarrollo en armonía con la naturaleza.

La autora explica que “si realmente queremos cambiar paradigmas establecidos, transformar la realidad de la región latinoamericana y del planeta y construir sociedades inclusivas, pacíficas y prósperas, debemos prestar más atención al impacto que la humanidad está teniendo en el ambiente. Tenemos recursos, conocimiento y capacidades para cambiar los modelos de producción, garantizar que cada persona viva con dignidad y en línea con la Agenda 2030, que nadie se quede atrás”.

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