Procesos demográficos y socieconómicos como estresores de los recursos hídricos

Actualizado
  • 16/07/2021 00:00
Creado
  • 16/07/2021 00:00
La sociedad global debe abordar el doble objetivo de mejorar el bienestar y los estilos de vida humanos al tiempo que garantice la sostenibilidad de los ecosistemas y las condiciones ambientales que proporcionan los bienes y servicios deseados
La demografía de la población mundial está cambiando con importantes implicaciones para los recursos hídricos. Se espera que para el año 2050, el 22% de la población mundial tenga 60 años o más, frente al 10% actual.

El tercer Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos de las Naciones Unidas (2009) titulado 'El agua en un mundo en cambio', presenta el dilema de cómo abordar la resolución del tema del manejo de los recursos hídricos, para garantizar el desarrollo sostenible a nivel global.

Este informe aborda que el manejo del agua debe cubrir todas las necesidades en el mundo en torno a esta. Estos requerimientos van desde el uso del agua potable para abastecimiento y saneamiento, hasta para energía hidroeléctrica, riego y control de inundaciones.

Como punto crucial, el informe plantea que las naciones y sus ciudadanos requieren transformar la conciencia que poseen del agua como recurso esencial para el desarrollo, en la toma de decisiones y en las acciones para plantearse objetivos de desarrollo que asignen recursos humanos y financieros para que los sectores gubernamentales y privados, al igual que la sociedad civil, reconozcan su rol en la consecución de sus objetivos.

El agua está vinculada a las crisis del cambio climático, al suministro y los precios de la energía y los alimentos, y a los mercados financieros con problemas; de allí que al empeorar la crisis del agua se genere inseguridad hídrica, lo que trae consigo otros conflictos asociados, como el aumento de la desigualdad social.

La educación es fundamental para un cambio de paradigma social que impacte al medioambiente.

Las presiones que producen los conflictos son asociadas a la demografía, a la economía y a los aspectos sociales de las naciones.

Procesos demográficos

Los procesos demográficos, como el crecimiento de la población, la forma en que esta se distribuye por edades, las urbanizaciones que se crean y las migraciones, crean algunas de las mayores presiones sobre la cantidad de los recursos hídricos.

Estos procesos demográficos afectan directamente la disponibilidad de agua al igual que su calidad, porque provocan el aumento de la demanda del líquido y, por ende, aumenta su consumo.

El agua está vinculada a las crisis del cambio climático, al suministro y los precios de la energía y los alimentos, y a los mercados financieros con problemas.

Este último aspecto impacta en la calidad de los recursos hídricos de manera indirecta a través de cambios en patrones de uso de la tierra y del agua, con implicaciones significativas de contaminación a nivel local, regional y global.

El informe sobre el desarrollo de los recursos hídricos indica que la población mundial está creciendo en unos 80 millones de personas al año, lo que implica el aumento de la demanda de agua dulce en aproximadamente 64 mil millones de metros cúbicos al año.

Se estima que el 90% de los 3 billones de personas que formarán parte de la población mundial para el año 2050 estará en países en desarrollo, y muchas de estas personas estarán en regiones donde la población actual no tiene acceso sostenible a agua potable y saneamiento adecuado.

La demografía de la población mundial está cambiando con importantes implicaciones para los recursos hídricos y se espera que para el año 2050, el 22% de la población mundial tenga 60 años o más, frente al 10% actual.

Al mismo tiempo, el mundo tendrá más jóvenes que nunca, con casi la mitad de la población del mundo menor de 25 años.

Procesos económicos

La expansión económica mundial afecta al agua a través del crecimiento en el número de consumidores y mediante cambios en sus hábitos de consumo, en la forma en que los bienes y los servicios se producen y en la ubicación de actividades que repercuten en el comercio internacional.

La producción de crecimiento económico también se distribuye de manera desigual y sigue dependiendo del agua.

Varias economías de mercado emergentes están registrando tasas de crecimiento continuamente elevadas, transformándolas en importantes fuerzas económicas mundiales, incluso durante la pandemia actual.

El agua se ve afectada por las fuerzas económicas, mientras que el estado de los recursos hídricos tiene un fuerte impacto en la economía. En períodos de escasez de agua, las autoridades rectoras de los servicios de agua y los prestadores públicos y/o privados sectorizan la entrega de esta para garantiza su suministro para el consumo humano en vez de los usos industriales o comerciales.

Procesos sociales

Los impulsores sociales tienen que ver principalmente con acciones individuales, más que colectivas, y con la forma en que las personas piensan y actúan en el día a día.

Los cuatro impulsores sociales considerados según este informe son la pobreza, la educación, las culturas y los sistemas de valores, los estilos de vida y los patrones de consumo.

Situación de pobreza

La situación de pobreza deja a las personas con pocas opciones, porque deben hacer lo necesario para su supervivencia, sean cuales seas las consecuencias ambientales que generen.

Las comunidades más pobres también se encuentran comúnmente en áreas más vulnerables a los impactos del cambio climático y su variabilidad, incluidas laderas inestables y áreas costeras bajas, y carecen de la capacidad para hacer frente a los desastres naturales.

La pobreza tiene como resultado consecuencias ambientales como la contaminación del agua y la degradación de los ecosistemas acuáticos, que a menudo son la fuente del sustento de las personas en situación de pobreza.

La pobreza y el agua están asociadas con los altos niveles de enfermedades de origen hídrico, como las diarreas y el dengue.

Educación

Una población educada suele comprender mejor la necesidad de un uso sostenible de los ecosistemas acuáticos y los importantes bienes y servicios ambientales que brindan. La educación también puede conducir a una mayor eficiencia en el uso del agua.

Una mayor educación permite a las personas mejorar sus circunstancias económicas, lo que conduce al empoderamiento, una mejor salud y una mayor esperanza de vida.

Cultura y valores

La cultura describe los patrones de las actividades humanas y las estructuras simbólicas que imparten significado e importancia a estas actividades (como el arte, las instituciones, la ciencia, las creencias y los sistemas morales). Debido a que estas estructuras se transmiten de generación en generación, la cultura puede definirse como la forma de vida de toda una sociedad.

Los patrones de consumo debido al estilo de vida

Un simple cálculo ilustra los impactos de los cambios en los hábitos alimentarios sobre los recursos hídricos.

Un consumidor que comió 20 kilogramos de carne en 1985, comerá más de 50 kilogramos en el año 2021, aumentando la demanda de cereales para alimentar al ganado.

Suponiendo que 1 kilogramo de grano requiere 1,000 litros de agua para producirse, la huella hídrica anual de este cambio en la dieta para unos 1,300 millones de consumidores se traducirá en una necesidad de 390 kilómetros cúbicos de agua.

Como sugiere este ejemplo, los estilos de vida y los patrones de consumo son, en esencia, la suma de todos los factores.

Desafíos

El mayor desafío es conciliar las necesidades y deseos humanos con la capacidad de la naturaleza para proporcionar o reponer los recursos que los seres humanos requerimos producir.

La sociedad global debe abordar el doble objetivo de mejorar el bienestar y los estilos de vida humanos al tiempo que garantice la sostenibilidad de los ecosistemas y las condiciones ambientales que proporcionan los bienes y servicios deseados.

Alcanzar este objetivo resultará imposible a menos que los seres humanos reconozcan y comprendan mejor los vínculos entre sus acciones y la condición y sostenibilidad del medio ambiente natural.

La autora es investigadora científica en recursos hídricos e ingeniera civil. También es doctora en ingeniería agrícola con mención en recursos hídricos en la agricultura (Chile).

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