Áreas rurales, claves en la brecha de acceso a los servicios de agua y saneamiento

Actualizado
  • 29/04/2022 00:00
Creado
  • 29/04/2022 00:00
Al ejecutar programas basados en políticas públicas de agua y saneamiento, que integren las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, América Latina contribuye con acciones concretas para impulsar el cierre de la brecha del acceso a los servicios de agua y saneamiento en las áreas rurales
Existen aún cerca de 18 millones de personas que viven en áreas rurales de América Latina y el Caribe (ALC) que no tienen servicio de agua mejorada y cerca de 41 millones no cuentan con saneamiento mejorado.

María Eugenia de la Peña y Lourdes Álvarez, de la División de Agua Potable y Saneamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), describen en una nota técnica titulada 'Ejecutar proyectos de agua y saneamiento en el sector rural: retos y desafíos en América Latina y el Caribe', que la brecha en el acceso a servicios de agua potable y saneamiento (APS) entre la zona urbana y la zona rural ha disminuido en las últimas décadas; sin embargo, existen aún cerca de 18 millones de personas que viven en áreas rurales de América Latina y el Caribe (ALC) que no cuentan con servicios de agua mejorada, y cerca de 41 millones no cuentan con saneamiento mejorado.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) define una fuente de agua mejorada como aquella fuente que por la naturaleza de su construcción protege adecuadamente la fuente de agua de la contaminación externa, en particular con materia fecal. En el caso de las zonas rurales, las fuentes de agua pueden ser manantiales, ojos de agua o pozos, por mencionar algunas.

En cuanto al saneamiento mejorado, este se refiere a la existencia de instalaciones que aseguran una higiénica separación de los excrementos, del contacto humano, como los inodoros o letrinas que vierten a un sistema de alcantarillado, a un tanque séptico o a una fosa de pozo simple; los pozos negros mejorados con ventilación, los pozos negros con losa y los sistemas de inodoros secos, por mencionar algunos.

Ambos, los servicios de agua y saneamiento mejorados formaban parte de los Objetivos de Desarrollo del Mileno (ODM) y ahora forman parte de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

Para el BID, las nuevas definiciones de acceso y calidad del servicio bajo los ODS amplían el rezago en las zonas urbanas y periurbanas, y la brecha con el sector rural.

La plataforma regional de conocimiento de la Agenda 2030 en América Latina y el Caribe explica que “a diferencia de lo que se planteaba en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), el ODS 6 incluye metas relacionadas con el medio ambiente y los ecosistemas, e impone criterios más exigentes al acceso al agua potable y el saneamiento, lo que incluye criterios de calidad”.

Es decir, el objetivo 6 dicta: garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos, busca que el agua sea libre de contaminación, accesible para todos y en cantidad suficiente para mantener los ecosistemas que son esenciales para la vida en el planeta.

Es por ello que el BID hace hincapié en su nota técnica, en que para alcanzar las metas del objetivo 6 en los ODS se requiere el acceso universal y equitativo a servicios seguros de agua potable a un precio asequible, al igual que es imprescindible lograr el acceso equitativo a servicios de saneamiento e higiene adecuados para todos, poniendo fin a la defecación al aire libre, y prestando especial atención a las necesidades de las mujeres y las niñas y las personas en situaciones vulnerables.

Para el BID, las nuevas definiciones de acceso y calidad del servicio bajo los ODS amplían el rezago en las zonas urbanas y periurbanas y la brecha con el sector rural, incrementando significativamente la necesidad de inversión para lograr las metas de los ODS en las áreas rurales.

¿Qué son áreas o zonas rurales?

En América Latina y el Caribe las áreas o zonas rurales relacionadas a servicios de agua y saneamiento, se definen por la cantidad de población que reside en ella.

En algunos lugares se definen como aquellas con menos de 2.000 habitantes, distribuidas de forma concentrada o dispersa.

Panamá define las áreas rurales con servicios de agua y saneamiento, como aquellas de hasta 1.500 habitantes, arriba de esa cantidad se considera el área o zona, como urbana.

Sin embargo, la definición sobre qué constituye el área o zona rural difiere entre países en ALC y ha evolucionado en los últimos años contemplando aspectos geográficos, administrativos o de actividad económica, que se complementan con características de los asentamientos en cuanto a tamaño, densidad, distancia hasta una localidad urbana y distribución espacial.

Desafíos del sector de APS rural

Según el BID, los desafíos del sector APS en el área rural están asociados a las características propias de estas zonas y a las de los servicios de APS brindados, e incluyen, entre otros, la falta de una política pública específica; la débil institucionalidad, por lo general centralizada y con recursos humanos y financieros limitados en las regiones; poblaciones de bajos recursos; uso de tecnologías inadecuadas a los contextos rurales; falta de empresas con experiencia y conocimiento del sector rural, y bajo mantenimiento de los sistemas construidos.

Además, según indica la plataforma digital, agenda2030lac.org, hay desafíos en las mejoras para el saneamiento, como el tratamiento de las aguas residuales, puesto que estas crecen en menor velocidad de lo que lo hace la población en ALC, lo que causa que en muchos hogares pobres el acceso a los servicios de agua y saneamiento se produzca mediante tecnologías carentes de asegurar una adecuada estabilidad y calidad.

La disponibilidad de agua en las zonas rurales es sensible al clima, porque dependen de la distribución de las lluvias, lo que puede causar sequías o inundaciones que provocan fallas en la infraestructura, restringiendo el acceso a agua mejorada.

Esto genera impactos y secuelas en la salud de la población, específicamente en los niños y personas vulnerables, por lo que existe el desafío de identificar las amenazas vinculadas a los fenómenos meteorológicos e hidrológicos y fortalecer las estrategias nacionales para la gestión del riesgo de desastres.

De allí que para superar estos desafíos es importante duplicar el promedio del gasto en investigación y desarrollo e incrementar la innovación e investigación en materia de agua y saneamiento en las zonas rurales.

Al diseñar y ejecutar programas y proyectos basados en políticas públicas de agua y saneamiento, que integren las metas del ODS-6, América Latina contribuye con acciones concretas para impulsar el cierre de la brecha del acceso a los servicios de agua y saneamiento en las áreas rurales de los países que la integran.

Algunas cifras de interés

Según Naciones Unidas, 3 de cada 10 personas carecen de acceso a servicios seguros de agua potable y 6 de cada 10 carecen de acceso a instalaciones de saneamiento gestionadas de forma segura.

Al menos 892 millones de personas continúan con la práctica insalubre de la defecación al aire libre.

Entre 1990 y 2015, la proporción de población mundial que utilizaba una fuente mejorada de agua potable pasó del 76% al 90%.

La escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial y se prevé que este porcentaje aumente.

4 billones de personas carecen de acceso a servicios básicos de saneamiento, como retretes o letrinas.

Más del 80% de las aguas residuales se vierten en los ríos o el mar sin ningún tratamiento, lo que provoca su contaminación.

Cada día, alrededor de 1.000 niños mueren debido a enfermedades diarreicas asociadas a la falta de higiene.

Las inundaciones representan el 70% de todas las muertes relacionadas con desastres naturales.

Las mujeres y las niñas son las encargadas de recolectar agua en el 80% de los hogares sin acceso a agua corriente.

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