Tecnologías: El futuro de la gestión integral en agua y saneamiento

Actualizado
  • 27/05/2022 00:00
Creado
  • 27/05/2022 00:00
La tecnología desempeña un papel muy importante en los recursos hídricos y en sus relaciones con la alimentación, el funcionamiento de los ecosistemas y la salud humana
La tecnología es clave en el sector de agua y saneamiento porque aporta datos que, al analizarlos, se transforman en información esencial para la toma de decisiones.

En la región latinoamericana ha evolucionado el concepto del manejo de las cuencas aplicado en los años 60 hasta la gestión integral de los recursos hídricos, y con él ha evolucionado el cambio climático generando este último la prioridad de crear medidas de adaptación que permitan conservar los recursos hídricos.

Si bien es cierto que el cambio climático somete a grandes desafíos a las ciudades del mundo, la disponibilidad y acceso al agua potable depende adicionalmente –en algunos casos– del diseño tecnológico con que cuenten los dispositivos que garanticen su acceso, recolección, almacenamiento o disposición final.

En el contexto de los cambios globales, la gestión sostenible de los ciclos del agua, desde los ciclos del agua globales y regionales hasta los ciclos del agua urbanos, industriales y agrícolas, la tecnología desempeña un papel muy importante en los recursos hídricos y en sus relaciones con la alimentación, la energía, la biodiversidad, el funcionamiento de los ecosistemas y la salud humana.

La tecnología es clave en el sector de agua y saneamiento porque aporta datos que, al analizarlos, se transforman en información esencial para la toma de decisiones, por ejemplo, acerca del balance hídrico de una cuenca, la cantidad de agua que tenga una fuente para su diseño o la calidad que tiene el agua antes de disponerla en un río o lago, es decir, la idea básica de la gestión inteligente del agua es mejorar la eficacia y la eficiencia en la toma de decisiones en tiempo real, como son el control de inundaciones, el control y la gestión del entorno acuático, la gestión y asignación de recursos hídricos, el control de la red de tuberías de suministro y drenaje de agua y otros aspectos relacionados, utilizando tecnología de inteligencia artificial y otra información que está aún a punto de ser desarrollada.

En Panamá solemos abastecernos de fuentes de agua superficial como el lago Gatún.
Agua potable

En el informe mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos del año 2019, 'No dejar a nadie atrás', se indica que en el año 2015 “tres de cada diez personas en todo el mundo no tenían acceso a servicios de suministro de agua gestionados de forma segura”, lo que revela que para garantizar los servicios de abastecimiento de agua, como el agua potable para todos, se requiere la existencia de condiciones previas, como la disponibilidad del agua, su accesibilidad, y además que esta debe estar suficientemente tratada.

Tomado de este informe, citamos que la disponibilidad de agua depende de la cantidad de agua físicamente disponible y de cómo se almacena, se administra y se asigna a varios usuarios. La accesibilidad del agua se refiere a cómo se entrega u obtiene en diferentes grupos socioeconómicos y demográficos –incluidas las mujeres, los niños y otras comunidades en situaciones vulnerables– y el tratamiento del agua está relacionado con la importancia del agua segura, libre de contaminación bacteriana, libre de metales pesados, libre de mal olor y con poca o ninguna turbidez.

En el caso de Panamá, solemos abastecernos de fuentes de agua superficial, como el río Pacora, el lago Alajuela o el lago Gatún –esto en el caso de la ciudad capital del país–, sin embargo, en otras zonas urbanas fuera de Panamá centro, las fuentes de abastecimiento pueden ser subterráneas.

Este es el caso de la región del arco seco, donde la precipitación promedio anual puede estar cerca de 1.500 mm, en contraste con la precipitación sobre el área de la cuenca del Canal de Panamá donde ronda los 2.500 mm o más al año, dependiendo de si es un año seco (El Niño) o húmedo (La Niña). En ambos lugares, el agua que se evapora resta del sistema una cantidad de agua, por lo menos unos 1.200 mm al año.

En estas áreas sensitivas la tecnología aporta en el caso del agua potable, una bondadosa ventaja –si se requiere– de crear embalses de agua que sean diseñados para varios usos, como es el mismo Canal de Panamá, en donde el agua es almacenada para el transporte de embarcaciones y para dotar de agua potable a la población.

La toma de decisión para elegir el tamaño del embalse depende del entendimiento de cuánta agua está disponible en el área del embalse y esto se puede lograr a través de la aplicación de sensores que permitan reconocer cuándo y cuánto llueve a lo largo del relieve de la cuenca.

Estos datos son transmitidos en tiempo real a través de sistemas electrónicos que los almacenan para analizarlos de manera estadística y transformarlos en información. Es decir, se generan a través de sensores remotos series continuas de datos que revelan los cambios de niveles que sufre un río o un lago y, además, calculan cuánta precipitación cae sobre la cuenca según su topografía.

En el caso de las áreas urbanas, estos sensores ayudan a obtener información en tiempo real para indicar la probabilidad de inundaciones que tendrá un área bajo la presencia de un sistema de baja presión o huracán.

Saneamiento

Adicionalmente, en el mismo informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos del año 2019, se indica que, “solo dos de cada cinco personas en todo el mundo tuvieron acceso a servicios de saneamiento gestionados de forma segura”, lo que tiene impactos directos en el bienestar de las mujeres y las jóvenes porque no siempre se considera su manejo de la higiene menstrual.

En síntesis, “el saneamiento comprende instalaciones dentro o fuera del sitio para la recolección, transporte, tratamiento y eliminación de desechos, al tiempo que garantiza condiciones higiénicas”.

Entre los sistemas de recolección que suelen ser aplicados, tanto en la urbe como en las áreas rurales, usualmente se refieren a un sistema de inodoro, sin embargo el transporte, en el contexto de la infraestructura gris típica, se refiere a un sistema de alcantarillado subterráneo entubado, aunque en algunos casos los desechos se transportan en camiones, y el tratamiento, cuando está disponible, casi siempre involucra plantas centralizadas de tratamiento, como la planta de tratamiento de lodos activados de Juan Díaz.

La tecnología en este caso permite la utilización de sensores para detener y separar del agua residual, los desechos que vienen con el agua dentro del sistema de alcantarillado, por lo que son de suma utilidad para evitar daños en el sistema de tratamiento.

En el caso de las zonas rurales, la tecnología aplicada al saneamiento, la separación de los productos finales suele dividirse en desechos líquidos y sólidos, por lo que instalar sensores que automaticen el almacenamiento del gas metano crearía fuentes sostenibles de combustibles para alumbrar las áreas aledañas a las letrinas durante la noche.

El futuro

La aplicación de las tecnologías permite, por ejemplo, crear infraestructuras inteligentes de Agua, o SWIT, por sus siglas en inglés, que conduzcan a sistemas optimizados de desalinización y de tratamiento de aguas capaces de decidir el aumento del suministro hídrico hacia la población; otros ejemplos son las tecnologías inteligentes para los servicios de agua, el tratamiento y reutilización de aguas servidas, y las políticas innovadoras para el manejo del recurso hídrico y reformas políticas.

¡La clave del futuro de la gestión del agua es sin duda la innovación tecnología!

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