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- 27/03/2014 01:00
Yaneth trabajó en uno de los sectores productivos más importantes de Panamá: el portuario. Rodeada de hombres, comandaba una cuadrilla de 300 de ellos, que en su mayoría tomaban sus ordenes de buena manera. ‘Yo era la ‘boss’ para los muchachos y siempre me trataron con mucho respeto, salvo uno de ellos que intentó invitarme a salir en varias ocasiones. Lo amonesté y para mi sorpresa, luego me enteré que parte de la cuadrilla le llamó la atención también. Pero increíblemente las críticas y sobrenombres ofensivos como ‘la marimacha’ venían de colegas femeninas, que fueron durante esos años mi mayores verdugos’, contó Yaneth, ingeniera civil de 39 años.
Las palabras de esta profesional panameña son el tema de la campaña global ‘Ban Bossy’, de Anna María Chávez, CEO de las Girl Scouts de Estados Unidos y Sheryl Sandberg, CEO de Facebook.
El tema no es nuevo, pero precisamente no pierde vigencia porque los prejuicios que enfrenta la mujer que busca el éxito profesional y familiar son cada vez mayores.
Y EN CASA ¿CÓMO ANDAMOS?
En Panamá al conocer situaciones como las de Yaneth hay que preguntarse ¿Cuál es el costo social que debe pagar una mujer con liderazgo, emprendedora y segura de sí misma en una sociedad androcéntrica como la panameña?
Para la socióloga Enriqueta Davis, ‘el costo social es elevado: aparte de lo que señalas en el artículo que envías, se incluyen costos adicionales como tildarla de marimacha, de lesbiana, y que te ocurran cosas como las que pasaron una vez en la Asamblea panameña, que un Diputado mandó a una Diputada a cuidar sus nietos en lugar de estar en la Cámara’.
Estas son situaciones que retratan a la sociedad panameña.
En palabras de Davis, afortunadamente, por el constante trabajo de los movimientos feministas, en Panamá hay un poco más de apertura para las mujeres capaces que en otros tiempos.
‘Las mujeres somos mayoría en las universidades, somos las que menos abandonamos nuestros sueños en comparación con los hombres. Pero lo más, importante es que somos las mujeres las mayormente responsables de la socialización de los hijos: eduquemos a varones y niñas con las mismas responsabilidades personales, cotidianas y domésticas y contribuiremos a un mundo más igualitario’ recomendó la socióloga y docente universitaria.
LOS RETOS
Y detalló que que por el momento, a pesar de los avances, las mujeres tenemos una carga superior a la de los hombres, pues debemos ser eficientes en el mundo público y ser las responsables - casi absolutas - del mundo doméstico. Lo que en algunas ocasiones lleva a mujeres a confundir el mundo doméstico con el privado, pues limitan sus esperanzas, deseos y sueños, al hogar y a los hijos.
‘Para ser mujeres completas debemos desenvolvernos en el mundo público, en el doméstico y rendir un culto especial a nuestro mundo privado, para lo cuál ayuda preguntarse frecuentemente, ¿Soy feliz?’, cerró la especialista.