Artritis reumatoide: ¿qué cambió en los últimos 20 años?

Actualizado
  • 08/01/2019 01:00
Creado
  • 08/01/2019 01:00
Científicos continúan en la búsqueda de una cura. Sin embargo, durante estos años se han logrado novedosos tratamientos para ralentizar el progreso de esta dolencia, la cual es una de las principales causas de discapacidad laboral

La artritis reumatoide (AR) es una condición física que afecta más a las mujeres que a los hombres y suele aparecer entre los 40 y 70 años de edad. Sin embargo, puede presentarse a cualquier edad. Si no se trata a tiempo, una persona diagnosticada con AR podría perder entre 3 y 15 años de su vida a causa de la enfermedad.

Muchos se preguntarán qué ha cambiado en los últimos 20 años para mejorar la calidad de vida del paciente. Hasta el momento, los tratamientos han mejorado significativamente. Así lo señalan investigadores de la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai, en Nueva York, Estados Unidos, quienes recientemente identificaron un nuevo gen asociado con la gravedad de la enfermedad en modelos de AR, lo que podría proporcionar una nueva vía de tratamiento y una forma de pronosticar a pacientes diagnosticados con esta condición autoinmune.

A través de una serie de experimentos en células sinoviales del revestimiento interno de las articulaciones en humanos y animales, y también en modelos animales de artritis, los investigadores demostraron en un estudio publicado en la revista Annals of the Rheumatic Diseases que el gen HIP1 es clave en la severidad de la artritis inflamatoria.

REALIDADES DE LA AR

Esta enfermedad se presenta a cualquier edad, sin importar el grupo étnico.

Gracias a una serie de avances en el tratamiento de la AR, el 94% de las personas que sufren esta enfermedad pueden continuar con todas sus actividades normales de forma independiente.

Ser mujer es un factor de riesgo para la AR. Las mujeres presentan una mayor incidencia de esta enfermedad.

Una vez que el daño articular se ha producido, es irreversible. Una intervención quirúrgica puede restablecer las articulaciones deformadas, pero los tejidos adyacentes sufren un daño irreparable y en consecuencia, el paciente no podrá recuperar su movilidad completamente.

Para el jefe de la división de Reumatología de la Icahn de Mount Sinai, Percio S. Gulko, se han producido avances importantes en el tratamiento de la artritis reumatoide en los últimos 20 años, pero la remisión de la enfermedad aún no es común. ‘La mayoría de los medicamentos actuales tienen como objetivo la inflamación, pero a menudo eso no es suficiente para controlar la enfermedad. Hemos estado buscando estrategias alternativas. En esta investigación, nos hemos centrado en comprender la regulación de la gravedad de la enfermedad y el daño articular. Nuestro descubrimiento nos llevó a los fibroblastos sinoviales, células dentro de la articulación', explica el científico.

En las personas con artritis reumatoide, los fibroblastos sinoviales aumentan en número (hiperplasia) y se vuelven invasivos, y el tejido sinovial se infiltra con células inmunitarias, lo que causa hinchazón y dolor en las articulaciones. Se sabe que este comportamiento invasivo se correlaciona con el daño articular en pacientes con artritis reumatoide.

De modo que el laboratorio pudo demostrar que las diferentes formas (alelos) de HIP1 afectaban el comportamiento del fibroblasto sinovial, las células que recubren el tejido en la superficie interna de las articulaciones, al reducir o aumentar la invasividad de las células, según publicó el diario el Heraldo .

Por ahora, las investigaciones continuarán hasta poder hallar la cura de la enfermedad, y mientras eso sucede, la doctora Alejandra López, gerente médico de Roche Centroamérica y Caribe, invita a las personas mayores de 40 años que presente síntomas de AR (inflamación en las articulaciones, sensación de dolor con tan sólo un apretón de manos y rigidez matutina) a que acudan al médico reumatólogo a realizarse una evaluación. ‘El diagnóstico y un tratamiento para la AR a tiempo evita que la persona muera antes de lo esperado. Actualmente existen diferentes tipos de terapias que ayudan de una u otra forma detener la progresión de la enfermedad, minimizan el riesgo de lesiones articulares a largo plazo y preservan, hasta donde sea posible, la calidad de vida de la persona', asegura López.

Se trata de una condición que no solo afecta las articulaciones, también provoca daños entre el 30 y el 40% de los pulmones, riñones, ojos, corazón y vasos periféricos adyacentes.

Aparte de que es una de las mayores causas de incapacidad laboral en el mundo, por ende produce un impacto económico muy alto.

‘Si las autoridades en nuestros países se esmeraran en nombrar especialistas en AR en los sitios de salud pública la población enferma sería menor. Cuanto más temprano se diagnostique, mejor, ya que el costo sería más económico', explica la doctora.

TRATAMIENTO OPORTUNO

‘Para brindar el diagnóstico correcto, el especialista realizará una historia clínica y un adecuado análisis físico de la persona; además, puede referirle exámenes de laboratorio que incluyen: un hemograma, pruebas indirectas de inflamación (Velocidad de Eritrosedimentación o VES y Proteína C Reactiva o PCR), un estudio para determinar el factor reumatoide y uno para detectar anticuerpos contra el Péptido Cíclico Citrulinado o anti-CCP', detalla la doctora.

López añade que las terapias modificadoras de la enfermedad hacen que sus efectos a largo plazo sean menores.

‘Ofrecen un alto grado de alivio de los síntomas a los pacientes, quienes pueden realizar sus actividades diarias de forma normal o casi normal', subraya.

Investigadores afirman que los medicamentos para el dolor e inflamación a corto plazo ‘disminuyen la hinchazón y sobrellevan el dolor diario, pero no modifican la evolución de la enfermedad. Sin embargo, los tratamientos anti-TNF y otros tratamientos biológicos, han dado un paso muy importante en la búsqueda de un mejor control de la AR.

‘Una parte esencial del tratamiento es educar al paciente en cómo puede hacerle frente a la enfermedad y la importancia de seguir el tratamiento correctamente y de visitar al reumatólogo con regularidad', concluye López.

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