No hay una disculpa para el desorden

Actualizado
  • 04/10/2015 02:00
Creado
  • 04/10/2015 02:00
ENo sabemos realmente cuánto tenemos y el que tenemos no es ‘extendible', por lo que el primer paso para administrar es controlar el tiempo.

El primer paso para cualquier persona que desee organizar su empresa, negocio, institución o emprendimiento, consiste en reconocer que uno es el primer ‘desordenado'.

Administrar tiene que ver siempre con tomar algo que es escaso y dosificarlo. Se asocia siempre con el dinero, cuando el recurso más caro y preciado es el tiempo.

No sabemos realmente cuánto tenemos y el que tenemos no es ‘extendible', por lo que el primer paso para administrar es controlar el tiempo.

Recomiendo a quien haya comenzado el plan de ‘administrarse' que tenga un teléfono inteligente.

Yo uso la plataforma Android. Me gusta cómo se integra con las demás herramientas que utilizo y además es ‘software de código abierto'. Es decir que tengo la esperanza de algún día usar una aplicación creada por nuestras comunidades de desarrollo panameñas.

La agenda de mi celular está conectada con la de la laptop. Entonces, cuando creo una cita en una se refleja en la otra. Además, la he compartido con mi asistente, de forma que pueda agregar y remover citas.

Cuando el tiempo está ‘controlado', lo que sigue son las tareas a realizar. Estas son en las que uno se gasta el tiempo.

Yo uso una aplicación de tareas que funciona en la ‘nube' y tiene clientes que se instalan en cada dispositivo que uso (móvil, tablet, laptop).

También lo puedo ver desde un navegador (pues no depende de un único dispositivo), me permite compartir las tareas con otros y crear listas según los proyectos.

El dinero es el resultado de hacer bien lo anterior y también debe administrarse.

Yo utilizo una aplicación en línea de contabilidad. Mi contable solo requiere acceso a internet y un usuario para revisar lo que haga falta.

Los papeles los escaneo (de hecho, con una aplicación de mi celular), los subo a un disco virtual en la nube y listo.

Con un poco de método y algo de dinero he organizado lo básico de mi quehacer diario.

El siguiente paso fue lograr que las organizaciones donde trabajo siguieran el mismo patrón.

No fue difícil convencer a los socios. El ejemplo es el mejor vendedor, así que desde hace un tiempo hemos ido llevando este tipo de esquema lo más lejos posible dentro del trabajo.

No son las mismas herramientas, sino sus hermanos mayores. Pero lo que se busca en el fondo es lo mismo, la simplicidad, transparencia, movilidad y el orden.

Creo que el camino que recorrí es el correcto: comenzar por uno mismo e ir expandiendo el esquema alrededor. Asímismo, estoy abierto a escuchar de otras experiencias. Pueden enviarme sus comentarios a @pcolmenares.

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