'Candelilla' Aparicio, el chiricano que se tomó el béisbol nacional

Actualizado
  • 13/09/2021 00:00
Creado
  • 13/09/2021 00:00
El expelotero chiricano tiene un puesto ganado en el salón de la fama del béisbol nacional y del deporte panameño. Solo hace falta que a alguien se le ocurra crearlo, para que sea uno de los primeros en colocar su nombre
Aparicio y Kaa.

Rodolfo Aparicio tomó una decisión muy trascendental en su vida deportiva, tras el torneo distritorial de 1985: dejaría de jugar béisbol. Era apenas un adolescente, pero su decisión estaba tomada.

Había formado parte del equipo de Alanje, pero solo estuvo para 'calentar banca', porque no se acuerda de que haya tomado un turno siquiera.

Efectivamente, 1986 podría decirse que fue sabático para Rodolfo en todo lo referente al béisbol, pero para la temporada siguiente, un familiar lo animó para que 'siguiera su sueño'.

Así se inició una de las historias más exitosas que ha tenido el béisbol panameño en su categoría mayor: Rodolfo 'Candelilla' Aparicio, el mayor bateador de imparables de todos los tiempos.

Equipo de Chririquí donde jugó Aparicio.

El expelotero chiricano tiene un puesto ganado en el salón de la fama del béisbol nacional y del deporte panameño. Solo hace falta que a alguien se le ocurra crearlo, para que sea uno de los primeros en colocar su nombre.

Esta es la crónica de otro héroe deportivo del que poco se sabe, a menos que haya seguido el béisbol de los últimos treinta años, y al que jamás se le ha hecho un reconocimiento por todo lo que significa para el béisbol nacional.

Un 'Candelilla' en el área

Inició su andar por el béisbol como mascota del equipo de su pueblo 'Orillas del Río', en el corregimiento de Querévalo, distrito de Alanje.

Rodolfo Aparicio era conocido como la 'candelilla' chiricana.

“Me metía a apañar con los muchachos, hasta que fui tomado en cuenta para formar parte del equipo de Alanje, pero solo fui a comer banca y eso me enojó”, dijo.

Su furia fue tan grande que no jugó al siguiente año, porque “no pasaría por la misma experiencia”.

No obstante, su tío Emilio Rojas lo convenció de que se diera otra oportunidad y siguiera su sueño, así que lo apoyó con los pasajes para asistir a las prácticas y a los partidos.

Fue de esta manera que volvió al terreno de juego en 1987, año en que fue seleccionado para custodiar uno de los jardines de la selección juvenil chiricana.

El beisbolista fue reconocido en su tiempo.

“Nunca jugué bimbín o infantil, no pasé por las categorías menores; llegué directamente a la juvenil donde jugué un año”, recordó.

Y, el mote de 'Candelilla', ¿viene de la casa? le pregunté.

“Ah, ese sobrenombre me lo puso mi director Victorino Lima, quien decía que siempre andaba inquieto como una candelilla”, respondió.

En la actualidad, imparte sus conocimientos en la academia de béisbol de la Policía Nacional, donde labora desde hace 21 años.

Un virtuoso del béisbol

Rodolfo siempre estuvo convencido de que sería bueno en el béisbol, ya que contaba con velocidad, era bueno en los jardines y bateaba, pero llegar a ser una de las máximas figuras a nivel nacional, ni en su mejor sueño.

“Jamás pensé que iba a ser un pelotero reconocido por mis logros. Dios me dio esas cualidades y me siento muy feliz por haberlo logrado. Estoy feliz de haber alcanzado esos récords”, destacó.

Efectivamente, al culminar su carrera de 22 años en la categoría mayor, siempre defendiendo la camiseta de Chiriquí, dejó marcas históricas como el de más imparables (831), carreras anotadas (594), triples conectados (56) y de bases robadas (222).

Igualmente logró batear el ciclo en dos ocasiones, cuando en 1995 lo hizo frente a Veraguas y cuatro años después frente a Los Santos; y batear cuatro jonrones en un partido, cuando enfrentaron a Los Santos en 1997.

Fue considerado un virtuoso del bate, pero no siempre fue así. Debutó con la selección chiricana en 1988 y antes de poder conectar su primer incogible, se fue en blanco en 23 turnos.

“El 28 de febrero de 1988, en el Kenny Serracín, le conectó el primero a Edis González, de Herrera, en el tercer episodio”, nos dijo el comentarista chiricano Arturo Céspedes, custodio de importantes estadísticas de la pelota juvenil y mayor nacional.

'Candelilla' también recordó esa memorable noche. “Recuerdo que vino Herrera a jugar a Chiriquí con Edis González. Ese día bateé de 3-2 y allí empezó mi carrera”, sostuvo.

En su opinión, su mejor temporada fue la de 2001, cuando logró el título de bateo, con un promedio de .500. Además, fue campeón en carreras anotadas (17), dobles (9) e imparables (24).

Pero, también tuvo sus tropiezos con figuras del montículo como fueron Roberto 'Flaco' Hernández, Elpidio Pinto y Crispín Poveda.

El expelotero chiricano también fue un virtuoso en los jardines, por su buena defensa y velocidad, pero nunca tuvo un referente.

“Dios me dio ese don de ser un tremendo jardinero”, nos dijo y recordó que en sus inicios, esa posición era custodiada por figuras como Frankly 'Pancho' Castillo y Rodolfo 'Ramillete' Flores.

Los importantes numeritos

Las estadísticas han sido importantes en el béisbol panameño, principalmente a partir de los años 80 cuando el esquema de juego cambió y los peloteros tuvieron mayor cantidad de partidos.

Así, comenzaron a tomar fuerza los 500 incogibles en el caso de los bateadores, siendo el primero en lograrlo el pelotero Eric Espino, de Veraguas, frente a la novena de Chiriquí.

En esta ocasión, Aparicio entró a la historia sin proponérselo. El batazo de Espino fue al jardín central chiricano, donde Aparicio recorrió la distancia que lo separaba de Espino, para entregarle la histórica esférica.

Tiempo después, Rodolfo tuvo la oportunidad también de entrar en esas estadísticas, al constituirse en el número once en hacerlo en el año 2000.

Dos años después se convirtió en uno de los primeros en llegar a los 600 inatrapables, y en 2004 y 2007 llegaron los incogibles 700 y 800.

Un detalle interesante en la carrera del jardinero central chiricano fue que ese memorable momento, lo hizo como bateador designado frente a los envíos del capitalino Johnny Córdoba Jr., en el octavo episodio.

“Es una noche memorable, algo que agradezco a Dios, a mi familia y a la fanaticada de todo el país, especialmente a la chiricana”, comentó Aparicio esa noche.

Chiriquí, un trabuco

La representación chiricana ha sido una de las más exitosas en la historia de los campeonatos nacionales, principalmente a partir de la entrada de la década de los 90, cuando obtuvo siete.

Aparicio tuvo la oportunidad en los 22 años de carrera con la novena del Valle de la Luna, de estar en nueve equipos campeones y ganarlos tres veces en forma consecutiva en dos oportunidades.

Efectivamente, alineó con los equipos de 1991 a 1993 y en los de 1998 al 2000.

“De las 22 temporadas que tuvimos con Chiriquí, creo que perdimos cinco campeonatos en ese tiempo o sea que tuvimos involucrados en 14”, detalló.

En esa exitosa época de los años 90, los chiricanos tuvieron como timonel al cubano Franger Reynaldo, uno de dos pilotos de esa nacionalidad que han estado al frente de esta novena.

“Reynaldo fue un director que sabía, creo que la ganancia que tuvimos con él fue que era un director preparado, estudiado sobre el béisbol”, señaló.

“Pero en la década de los 90, el que dirigiera a Chiriquí era campeón, porque era un equipo hecho, que sabía mucha técnica”, expresó.

“En esos tiempos era un trabuco”, sentenció.

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